The Killers y Bruce Springsteen se unen en “Dustland”

Por Eduardo Lara @lalolarete

La historia de The Killers es sobre una banda que encontró su sonido volteando a ver a su propia casa. Para su debut en 2004, Hot Fuss, la banda se posicionó en un lugar muy privilegiado ante el revival Post Punk que se vivía en Reino Unido en ese momento. Para este momento la banda de Las Vegas, Nevada, sonaban como los hijos perdidos de New Order; vaya, su nombre es tomado de una banda ficticia que aparece en un video musical de la banda dirigida por Bernard Sumner. La leyenda cuenta que, al acabar la gira de su primer disco, de regreso en Estados Unidos, Brandon Flowers paseaba en su camioneta cuando en la radio sonó “Born to Run” de Bruce Springsteen. Lo que hizo que inmediatamente se desviara a una tienda de discos y comprara el Greatest Hits de Springsteen. Y así comenzó una carrera por intentar emular el sonido del llamado “Jefe”.

Para su segundo disco, Sam’s Town, la influencia era obvia, y un giro bastante distinto en su sonido. Pasaron de canciones dirigidas por sintetizadores, a unas fuertes guitarras, percusiones, y letras que, muy a la manera de Flowers, detallaban como era Estados Unidos y los sueños de sus habitantes: habían entrado al mundo del heartland Rock. En Day & Age sigue habiendo una presencia de música Americana, pero sazonada con un ritmo sacado de los Pet Shop Boys, sobre todo del disco Release. Pero se hizo más notorio el sonido que querían canalizar: aquellas canciones de fiesta que encontramos en The River de Bruce Springsteen. Pero Flowers no perdió de vista lo que hacían tan únicas las canciones de Springsteen: historias de gente que vive todos los días bajo la sombra del sueño americano, abandonados por el sistema que los hizo creer en primer lugar, pero consistentes de que tal vez con su trabajo y sudor de frente alcanzarán un sueño que cada vez se vuelve más difuso.

Así es como llegamos a “A Dustland Fairytale”, una canción que Flowers escribió pensando en su madre mientras ella luchaba contra el cáncer. La canción más que ilustrar la historia de amor, y fallas en el matrimonio, de sus padres hace un excelente trabajo retratando a los Estados Unidos que permitió que un romance así sucediera, y que también dejó que fracasara en sus momentos. En tres minutos con cuarenta y cinco segundo Flowers logró canalizar la esencia de su reciente ídolo, Springsteen, y añadió su propia voz e historia a la canción logrando un buen momento de autenticidad.

Y llegamos al caótico 2020. En un post de las redes sociales de The Killers, Flowers contó como al inició de la pandemia, cuando todas las fechas se cancelaban y el futuro se veía más incierto, recibió un mensaje de texto del mismo Springsteen, diciéndole lo bien que sonaban en vivo y que en un futuro deberían tocar “Dustland”. Y hoy es una realidad esa colaboración.

“Dustland” es una toma distinta a “A Dustland Fairytale”, en la que Springsteen agrega su voz a la canción. El resultado es un sonido orgánico y que resulta bastante natural. Esto siendo resultado de más de una década de trabajo en la que The Killers intentaron refinar su sonido de Americana emulando principalmente a Springsteen. Lo que a partir de ahora es interesante será ver que no se conviertan una banda de covers a Springsteen y logren de nuevo crear canciones que combinen lo mejor de ambos sonidos: el panorama estadounidense que Springsteen dejó en sus canciones, con la frescura y ganas de baile que suele crear Flowers.

Hasta ahora todo parece indicar que la banda de Las Vegas va por buen camino: Imploding the Mirage es un disco que sí, suena a Springsteen, pero no puedes señalar exactamente a qué de su música se parece. Así creando un escenario perfecto para que este tipo de colaboraciones caigan de forma orgánica y queden como testamento de que a veces la clave de un buen sonido es voltear a ver las historias de tu casa y gente, aquellos que mantienen el sueño vivo.

PS: Citando a Brandon Flowers: “Por Dios santo, escuchen a Bruce Springsteen”.