A self-fulfilling prophecy of endless possibility:
15 años de The Eraser de Thom Yorke
Por Ernesto Acosta Sandoval
Cuando la banda más importante de su generación ha llegado a un punto en el que prácticamente ya lo ha hecho todo, en más o menos diez años, ¿qué sigue? Cuando el frontman es, además, inquieto, con creatividad de sobra, ¿hacia dónde se mueve ahora? Parece que en 2006, esas eran las preguntas en la cabeza de Thom Yorke. Radiohead se había decidido tomar un descanso después de la fastuosa gira para Hail To The Thief, que los otros miembros usaron para recargar energías. Yorke se llevó a Nigel Godrich a su casa y de vuelta al estudio de su banda para trabajar en experimentos sonoros que habían quedado al aire.
Si bien es cierto que Radiohead es de las pocas bandas que quedan en las que todos y cada uno de sus miembros tienen un rol definido y todos participan en el proceso creativo, con The Eraser se sugiere que mucho viene de la mente de Yorke. En un estilo un poco más libre, más de “apretar botones y ver qué pasa”, el vocalista grabó poco más de nueve canciones en el transcurso de unos meses. Canciones formadas por loops, sampleos, ritmos inconexos, uno que otro piano por ahí, una que otra guitarra suelta, pero primordialmente cargándose casi de lleno a lo electrónico que Radiohead ya llevaba varios años explorando. Las letras, continuando con el vuelo del álbum más reciente de su banda, tienen un fuerte tinte político que oscilan entre lo distópico y lo utópico (“Harrowdown Hill”, “Atoms For Peace”), y una que otra alusión a su vida personal, cosa rara en él (“Analyse”), aunque lo suficientemente velada como para dar pie a mil interpretaciones. Su voz aquí suena más clara que nunca, sin distorsión, sin filtros (“Black Swan”, “And It Rained All Night”, con su mega distorsionado sampleo a “The Gloaming”), quizá la característica más clara de sus intenciones de independencia. La yuxtaposición de lo por completo electrónico en la instrumentación con la orgánica presencia frontal del cantante es el punto alto en el álbum. Y es que, a diferencia de otros álbumes del estilo (discos solistas de miembros de prominentes bandas), The Eraser se siente, al mismo tiempo, como una explicación lógica del origen y del futuro de todos los proyectos a su alrededor.
The Eraser, a 15 años, resulta interesante para saber en dónde estaba parado su creador cuando se embarcó en el proyecto. Sobre todo por el vuelo que le dio para los siguientes años. De aquí salió mucho de la base para, al menos, los siguientes dos álbumes de su banda. Aquí está el fundamento para su otro proyecto, no sólo por el nombre. Esto era Thom Yorke haciendo lo que mejor sabe hacer. Definiendo el presente, proyectándose hacia el futuro.