The Killers
Pressure Machine
7.0
Island Records
Por Eduardo Lara @lalolarete
Hace no mucho The Killers sacó una colaboración con Bruce Springsteen, y en aquel entonces sacamos un texto sobre como la carrera de la banda liderada por Brandon Flowers se ha concentrado en intentar emular el sonido y esencia del mismísimo “Boss” (puedes checar ese texto haciendo clic aquí). Con Pressure Machine tal vez sea el punto más cercano a emularlo, pero perdiendo un aspecto clave de la música de Springsteen.
El disco está inspirado y organizado bajo la idea de contar la historia de los residentes de Nephi, Utah, el pueblo donde creció Brandon Flowers. O al menos eso pretende el disco, pero caemos en el problema de la representación: ¿quién habla a través de quién? Lo que en realidad tenemos es una serie de observaciones y especie de “apuntes” hechos por Flowers sobre las situaciones que vivió su pueblo mientras crecía: desde el pasar del tren por el pueblo, hasta cosas más complejas como la fuerte homofobia vivida en el poblado y la inminente crisis de opioides que llegaría. Flowers, al haber estado presente durante estos hechos, los presenta de una forma cruda y sobria, y por estar hablando de experiencias propias pierde el sentido de autocrítica. Se pone en una posición muy ingenua y se distancia fuertemente de lo que hizo a Springsteen tan característico: mientras el también cuenta historias de gente de pueblos pequeños que se ve ante situaciones complicadas y tremendas, Springsteen inscribe a sus personajes en entornos, o mejor dicho sistemas, complejos en los cuales ellos terminan siendo las víctimas por culpa de alguien más. Ejemplos hay muchos, pero tomemos a “The River”, una canción que parece influenciar mucho a este disco de The Killers (“West Hills” parece una transcripción por parte de Flowers). En ella, vemos la historia de una pareja joven que termina casándose ya que terminan con un bebé a una edad muy temprana; nuestro personaje principal, el esposo, lentamente cae en la depresión y locura debido a la dificultad de trabajar en un sindicato de trabajadores, dificultad que vino con la transportación de las industrias constructoras a otros países con mano de obra más barata.
Flowers, por el otro lado, nos muestra problemas sistémicos (guerra contra las drogas, violencia de género y homofobia, etc.) y las ilustra como una especia de castigo o prueba divina que debe llevar a cabo su pueblo para seguir resistiendo y comprobando que son un pueblo lleno de gente buena que sólo se preocupa por ellos mismos. Es interesante notar también como Flowers por primera vez hace uso explícito de su religión en su música, pero más que hacerlo de una forma que complemente sus historias, parece ser un elemento agregado para emular aún más a Springsteen y sus vivencias como hombre católico.
Springsteen acaba usualmente sus historias desde una perspectiva optimista, y Flowers le copia los mismos finales: a través del trabajo y amor estos problemas se pueden solucionar. Ambos se apoyan de una ideología de meritocracia, dan una solución muy ingenua.
¿Pero por qué ambos son tan ingenuos al tratarse de problemas tan densos y complicados como los que describen? Esto puede ser explicado acercándonos al género musical que ambos escogieron como base: el Folk; después tomarían sus desvíos terminando el algo más parecido al heartland rock o los distintos pasajes que nos ofrece la americana. Pero no es cualquier Folk, es el salido de la década de los sesenta liderada por artistas de clase media y alta con estudios universitarios o acceso a espacios universitarios. Esto nos trajo a escena a artistas que querían contar los problemas de la gente de todos los días, pero sin tener acceso a esos problemas: no crecieron en ambientes hostiles como lo hizo Pete Seeger o Woody Guthrie, ¿entonces de que hablarían? Esto los hizo volverse altamente conservadores bajo la noción de tal cual conservar los cantos de la gente que sí vivía problemas: inmigrantes y la población negra estadounidense. Así, estos artistas justificaban su autenticidad al conservar en sus canciones estos problemas. El tiempo pasaría y Springsteen entraría en escena, fuertemente inspirado por estos artistas Folk, y también buscaría una forma de justificar su autenticidad. Su forma de conseguirla fue, siguiendo el enfoque conservador de sus artistas predecesores, cantar sobre los problemas de los pueblos pequeños como en el que creció. Y Flowers sigue ahora estos mismos pasos conservadores en su forma de contar historias. Esto lo vuelve ingenuo ya que, como se nota en Pressure Machine, en pro de contar estos problemas y mantenerlos, conservarlos, les quita la complejidad que los rodea, y les da una solución que no hará un cambio verdadero, siguiéndolos perpetuando.
Musicalmente hablando, es interesante ver que The Killers haya escogido tanto emular al Springsteen que llena estadios y arenas (“Quiet Town”, “In The Car Outside”), hasta el Springsteen íntimo y pequeño que se acerca más a sus raíces Folk (“Terrible Thing”). Evidentemente, hay más influencias a parte de Springsteen como en “Cody” que suena bastante a R.E.M.; y de manera aún más interesante está “Desperate Things” en la que tocan un Country que le gusta jugar con la experimentación y golpeteo de sonidos, algo que parece sacado de algún punto de la carrera de Wilco. Y eso es algo que se celebra, porque parecen dejar su zona de confort musical y se van a otros rincones del género.
Soy un gran admirador y crítico de Springsteen. Al escuchar Pressure Machine inmediatamente identifico los elementos prestados y robados a su música, y me gustan al escucharlos en The Killers. Pero a la vez son incómodos porque puedo identificar exactamente de dónde los tomaron. Por el otro lado en Imploding the Mirage, su disco del año pasado, es una opción más fresca en la reinterpretación de Springsteen. Ahí se nota y escucha la influencia del “Boss”, pero no podemos señalar exactamente de qué canción o disco puntualmente tomaron ese sonido, creando un collage variado y diverso de sonidos que fueron desde los Pet Shop Boys y New Order, hasta el ya mencionado hasta el cansancio Bruce Sprinsgteen. No está mal hacer explícitas las influencias, pero cuando esas referencias que citas en forma de sonidos hacen que quieras ponerle pausa y mejor irte directo a la fuente entonces tenemos un problema.