The War on Drugs
I Don’t Live Here Anymore
Atlantic
9.5
Por Eduardo Lara @lalolarete
Por un lado tenemos a Neil Young que nos canta sobre personas en específico de nuestra vida, pero en paisajes difuminados y que quedan abiertos a la imaginación del escucha. Luego tenemos a Bob Dylan, quien escribe lugares altamente detallados, y encontramos una ambigüedad en las personas de las que nos habla: esas personas de las que canta las deja a la imaginación del oyente. Finalmente, tenemos a Bruce Springsteen, sus canciones describen situaciones altamente genéricas con personajes bien definidos, pero deja espacio para que quien ponga el disco se imagine el sentimiento que esos personajes sienten, y así crear empatía hacia ellos. Y luego viene The War on Drugs: un grupo cuya fundación es agarrar todos esos vacíos que dejaron para imaginar estos artistas mencionados, y así pintarle a la audiencia un paisaje en el que ellos decidan el lugar, persona, y lo que sienten en ese momento. Y, siguiendo la línea del género Americana, están también cargados de nostalgia y mucha, mucha esperanza.
I Don’t Live Here Anymore es el quinto disco de la banda liderada por Adam Granduciel, originarios de Philadelphia, The War on Drugs. Al inicio de su carrera encontramos un sonido que rescataba el ritmo y estructura de las primeras canciones Folk-Rock de los 60s, pero que era pasado por un filtro de distintos pedales de efectos y sintetizadores que le daban un sabor a Shoegaze de bandas como Slowdive. Para su tercer disco, Lost In The Dream (2014), ya empezaban a definir su sonido y núcleo como banda: sintetizadores que sonaban a la melancolía del Springsteen de los 80s, vocales que parecían emular a Dylan, letras que tomaban prestado estructuras parecidas a las de Neil Young, y guitarras que tenían rasgos de Dire Straits, Steely Dan, Tom Petty, Warren Zevon, y demás grupos de la tradición Heartland Rock/Americana. Finalmente, en 2017 con el lanzamiento de A Deeper Understanding encontramos esos rasgos de identidad mostrados en su trabajo pasado, pero trabajados de manera meticulosa y con precisión de cirujano (vaya, este fue su primer disco bajo la gigantesca Atlantic Records que les dio un buen presupuesto y estudios especializados).
Si el A Deeper Understanding fue la prueba de que ya eran una banda consolidada con su propia identidad y sonido, I Don’t Live Here Anymore es la prueba de que no sólo son buenos haciendo ese sonido, si no que pueden seguir perfeccionandolo para sonar cada vez más como ellos mismos. Y es que a pesar de que son una banda que abiertamente admite sus influencias, esas referencias en su música no te hacen querer quitar el disco e irte a la fuente directa que referencia, sino que las toman y construyen algo totalmente nuevo y fresco, pero con el sello de un sonido familiar que te transporta a un momento en tu pasado que atesoras de alguna forma.
En cuanto al sonido de I Don’t Live Here Anymore, nos encontramos con uno que en sus momentos más arriesgados (“I Don’t Wanna Wait” o “Victim”) suenan a Steely Dan y Dire Straits, jugando con un sonido pesado en sintetizadores y un arpegio en la guitarra eléctrica de Granduciel mientras pasa por distintos efectos. Pero a la par es muy notorio una mayor influencia de Springsteen en este disco (no es por llegar a conclusiones, pero el hijo recién nacido de Granduciel lleva por nombre Bruce, como lo menciona en su entrevista con Pitchfork). No solo en el sonido (“Old Skin” parece sacada de The Rising de Springsteen, mientras que “Wasted” es una extraña mezcla entre “Take ‘em As They Come” y “Meet Me In The City”, dos outtakes de Springsteen de los 80s), sino que sus letras por primera vez son extensas y tienen un buen peso en el resultado final de las canciones. Hasta antes de este disco, las letras de The War on Drugs eran breves, muy ambiguas, y más bien sólo se sentían como un mero medio para mostrar la voz de Granduciel como otro de los tantos instrumentos que usan, e instrumentos como la guitarra cargaban con mayor importancia en el gran panorama musical de la banda. Y ahora canciones como “Occasional Rain” demuestran que hay un buen balance en el sonido: ni la guitarra o letras se roban el espectáculo, sino que se contestan mutuamente, creando un diálogo entre estos sonidos.
¿Qué pasa con las letras de I Don’t Live Here Anymore? Si bien hablar del qué habla una canción puede ser conflictivo, es interesante notar los temas que menciona Granduciel. En un panorama general son canciones sobre sueños, la esperanza, el seguir moviéndote, y dejar atrás aquello que te amarra y destruye. Si algo falta en todos los artistas que han servido como inspiración para Granduciel es que admitan que la vida está llena de contradicciones. Y The War on Drugs ilustran de manera increíble esas contradicciones y falta de sentido que hay en las relaciones personales y humanas. ¿Cómo es posible que alguien que amo tanto, que me ha acompañado en miles de procesos, que me ha llevado a tierra firme, y sea mi estrella y rayito de luz, sea también la razón por la que estoy hundido en tanto dolor? Este parece ser el eje central del disco. Y desde una mirada pesimista parece que todo estará perdido. Las separaciones duelen, y dejan cicatrices de por vida. Pero, siguiendo la tradición de Springsteen y demás cantautores de la Americana, The War on Drugs nos dan un material que no es sobre el fin del mundo (aunque a veces se sienta así), sino que es sobre la esperanza, y de como agarrar ese dolor y transformarlo en energía que nos permitan ser mejores personas, con mucho amor que dar y compartir con el mundo. Sabiendo que esas cicatrices siempre estarán ahí, junto con las personas que nos las hicieron. Y eso no es malo. Porque ese dolor y placer (“víctima de nuestro propio deseo” para citar al mismo Granduciel), que nos dio esa persona, situación, momento, nos trajeron aquí: un escenario donde solo nos queda aprender a volar sobre esos cielos románticos, y, sin dejar de mirar nuestro pasado, seguir flotando hacia ese futuro que se ve tan brillante y prometedor.
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