Am I coming through?:
20 años de Come With Us de The Chemical Brothers
Por Ernesto Acosta Sandoval
Para el año 2000, Tom Rowlands y Ed Simons se habían convertido en los DJs súper estrellas que buscaban ser desde hacía más de media década. Habían logrado darle nuevos bríos al House y reformar los géneros afines. Los sintetizadores, secuenciadores, samplers, y cajas de ritmo que usaban eran las nuevas guitarras, bajos y baterías. Gracias a ellos, el DJ anónimo que trabajaba en un sótano oscuro había pasado al frente y recibía todos los reflectores. Los Chemical Brothers, a inicios de siglo, eran una fuerza creativa que se presentaba en arenas, festivales masivos, y sus discos y sets sonaban lo mismo en bares y fiestas pequeñas, que en raves. Musicalmente, habían traído al mainstream una cultura subterránea, pero también por medio de videos que por sí mismas eran obras de arte dirigidas por Michel Gondry, Dom & Nic y otros artesanos de la lente. ¿Qué les quedaba para el que sería su cuarto álbum de estudio? Irse a algo aun más grande, claro. Y para hacerlo sólo tuvieron que volver la vista atrás.
Come With Us apareció a inicios de 2002, luego de dieciocho meses de trabajo intensísimo en el estudio. El dúo cuenta que se encerraban diario de doce del día a doce de la noche, mezclando, remezclando, cortando y pegando a la vieja usanza, experimentando con gadgets que no habían usado antes, viendo hasta dónde podían llegar. Todo había comenzado dos años antes, cuando debutaron un tema en vivo que los hizo cuestionarse si ese sería su nuevo sonido. La canción en cuestión era intensa, con un sonido percusivo más orgánico, más duro. “It Began In Afrika” terminaría marcando la pauta para el resto del álbum. Una especie de regreso a las raíces, luego del más “tecnológico” Surrender. En Come With Us, los Chemical Brothers se sienten conectados a una electrónica más primigenia (“Star Guitar”), al Hip-Hop ochentero (“My Elastic Eye”) y a algo tan reciente como un Trip-Hop al estilo del primer Massive Attack (“The State We’re In”, con Beth Orton), pero se las arreglan para no dejar de innovar en algo tan inclasificable como “Hoops”. Al final, con “The Test” parece que la pregunta que repite Richard Ashcroft (“Did I pass the acid test?”) nos la están haciendo a nosotros con respecto a si todo eso que acabamos de escuchar estuvo bien.
Come With Us, a diferencia de los álbumes previos del dúo, se siente menos como un DJ set y más como una colección de tracks claramente divididos entre sí, pero tal cosa no va en detrimento del disco. Por el contrario, ayuda bastante a entender qué era lo que traían en la mente.