Foto Liliana Estrada (OCESA)
Foto Liliana Estrada (OCESA)
Foto Liliana Estrada (OCESA)
Foto Liliana Estrada (OCESA)
Foto Liliana Estrada (OCESA)
Por Lecce
7:30pm el descenso de la estación Ciudad Deportiva siempre es una patada en los huevos de esas, que incomprensiblemente, se disfrutan. 45 minutos después, mi ingreso inesperado a la plancha del Foro Sol era sonorizado por alguna canción.
La conversación de mi compañía era más entretenida que lo que el escenario ofrecía hasta que sucedió lo contrario. Un vaso de cheve, olor a mota vieja y perro mojado comenzaban a dar el marco perfecto de lo que se venía.
Media hora de apelmazamiento y conversaciones con “jóvenes” de 28 años denotaban ese feeling de aferre (o classic rock) que nos distingue a los millenianls.
La luna bella (no la mujer) vestía el recinto al sonar “Time Like This“, y cual remate de mi adolescencia le siguieron “The Pretender” y “Learn To Fly“.
Uno sin sentir empatía alguna por la banda del ex-Nirvana pues dejó pasar tres tracks, “The Sky Is A Neighborhood“, antes de regresar a mi secundaria escuchando “Breakout” que sirvió de preludio al lullaby particular de mi hija: “Hero“.
Para este momento mi atención se fue, me dediqué a analizar mi entorno sonorizado por básicos intentos de encontrar chistes locales a través de covers de Bee Gees y Queen.
Me encantaría decirles que descubrí canciones, que mi retorno a los festivales masivos fue épico pero no, después de “All My Life” todo empezaba a sentirse de bajada. Un concierto lleno de vibe chavorruco (no tanto como concierto de Metallica) que cerraba con hits como “Best of You“, “Aurora“, “Monkey Wrench” y obvio “Everlong“.
Update: No sabía que sería la última vez que vería a Taylor Hawkins. La nostalgia y fragilidad de la vida me hizo ver con mayor optimismo y empatía esa chavorruquez. La vida es frágil y efímera, disfruten a sus artistas, sus conciertos y su vida.
Cuídese mucho, querido lector.
