Kendrick Lamar
Mr Morale & The Big Steppers
Aftermath/Interscope Records
10
Por Ernesto Acosta Sandoval
Después de haber sido alzado como profeta, de que sus canciones fueran usadas como himnos en marchas, de haber sido reconocido como el primer rapero en ganar el Pulitzer musical, de tres álbumes casi perfectos al hilo, Kendrick Lamar hizo lo que cualquiera con algo de prudencia hubiera hecho en su lugar. Se retiró cinco años, tuvo dos hijos, y se desconectó del mundo. Parecido a lo que Bob Dylan hizo entre 1966 y finales de 1967, luego de haber tomado al mundo por sorpresa durante los años previos. Lamar, cosa rara en alguien de su generación, es celoso de su privacidad. Claramente no es él quien maneja sus redes sociales, ni le interesa mucho andar de escenoso. Es un hombre cauto, que prefiere que sean sus canciones y sus rimas las que hablen por él. Y vaya que en Mr Morale & The Big Steppers, su quinto álbum y su reaparición en público, lo hacen.
Sin duda, éste es su álbum más personal, más auto analítico. La confrontación, el cuestionamiento y el enojo de los álbumes previos aquí están dirigidos a él mismo. A Lamar parece importarle poco el mundo exterior que hace años lo llevó a escribir cosas como “The Blacker The Berry” o “Humble”, y a lo largo de dos discos deconstruye su papel como figura pública, como esposo, como padre, y su relación con Dios y su identidad. Sí, hay dardazos contra la cultura de la cancelación, el capitalismo, y las redes sociales, pero no son el hilo conductor. Kendrick está más preocupado por crear monólogos que le ayuden a entender dónde está parado él como hombre.
Cada uno de los dos discos que componen a Mr Morale & The Big Steppers establece una narrativa. El primero, Big Steppers, está contado por su esposa en la vida real Whitney Alford. El segundo, Mr Morale, por Eckhart Tolle, su gurú espiritual. El primer álbum es explosivo, dentro de su contención. Es lo más cercano al Kendrick que conocemos de antes. En canciones como “N95” o “Worldwide Steppers”, Lamar se va con todo contra los temas que le preocupan y le causan conflicto. El clímax llega con “We Cry Together”, una especie de Who’s Afraid Of Virginia Wool? en Hip-Hop. A dueto con la actriz Taylour Paige, la canción es un diálogo sobre un matrimonio híper destructivo y neurótico que te deja molido.
Mr Morale, por su parte, es más delicado y, hasta cierto punto, tierno. Tiene puntos en común con el primer disco, pero desde otra perspectiva. Más madura, más contemplativa. “Crown”, “Savior” y “Auntie Diaries” lo ponen a mano con su historia familiar, pero sin ser confrontativo sino haciéndose las preguntas correctas. Al igual que con Big Steppers, el clímax llega en la penúltima canción, pero a diferencia de aquella, “Mother I Sober” (a dueto con Beth Gibbons de Portishead) es tristísima, desgarradora y delicada.
En Mr Morale & The Big Steppers encontramos un Kendrick inédito, por si a estas alturas aun no nos quedaba claro, y ésta es muy probablemente la obra maestra que llevaba buscando hacer desde el inicio de su carrera.
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