Foto Feli Gutiérres @feligutierres
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Maluma @ Palacio de los Deportes:
Una inesperada celebración al público mexicano
Por Eduardo Lara @lalolarete
Mientras era aplastado por una multitud eufórica que esperaba salir del Palacio de los Deportes, algunos con lágrimas y otros con la voz ronca, tuve una pequeña retrospectiva de todos los conciertos a los que he ido (y más aquellos que tuvieron lugar en una arena tan grande como esta). Y me di cuenta de que en todos ellos era un ritual de celebración por parte del público hacia el artista; pero no con Maluma.
Con un escenario colocado en medio del Palacio de los Deportes, dando una vista 360º, una plataforma que levantaba y bajaba al colombiano, y una estructura de luces que iluminaban todo el recinto, Maluma comenzó su set con su hit “Hawái” (después de que en las pantallas del escenario se viera una pequeña biografía de la carrera del cantante). Y antes de que el primer coro terminara, los instrumentos musicales y la voz de Papi Juancho dejó de escucharse, sólo se escuchaba una sola voz coreando el puede que no te falte na’ y así poco a poco Maluma dejó de ser el único protagonista de la noche, ya que decidió compartir escenario con esa gigantesca voz que le robaba el reflector.
Maluma, cuando lo ponemos con sus contemporáneos, es un caso muy interesante y extraño. Su carrera comienza de forma paralela a la de J Balvin, con quien llegó a colaborar al inicio, pero en algún momento él despegó hacia otra dirección; decidiendo explotar el lado más Pop del Reggaeton. Esto lo llevó a colaborar desde con Ricky Martin, Shakira, y la misma Madonna. Y este 10 de junio fue un showcase de ello: lo que pasa cuando el Reggaeton se vuelve extremadamente melódico y Pop. Ahora, no hay que irnos con la finta de que lo “pop” o “comercial” es sinónimo de malo, de que “ya no es real porque se vendió”. Nada que ver. Maluma con esta plataforma que decidió apropiarse la aprovecha para darle a su público un espacio seguro de baile y diversión, y también uno muy digno de respeto y diálogo con su audiencia.
Para cuando empezó a sonar “Borró Cassette”, no solo el venue se volvió una pista de baile gigantesca, sino que sucedió uno de los intermedios más interesantes de la noche: un camarógrafo subió al escenario y empezó a enfocar los carteles del público. Y así fue como Maluma cumplió el sueño de una fan de tomarse una foto con él, y de abrazar a otra chica junto con su hermano. Una especie de homenaje de Maluma hacia su público. Terminando con un brindis masivo donde un fan le invitó una cerveza, y con un extraño, pero muy divertido, cover a Vicente Fernández. Y es aquí cuando Maluma saca su lado también de ñoño de la música: si uno checa sus setlists en otros países siempre toca alguna canción de un artista popular del país donde se presenta; dejando que el público termine de cantar esa canción.
“Me emocioné mucho cuando me dijeron que ya habría conciertos otra vez en Ciudad de México, porque saben que este país es como mi segunda casa” decía Maluma. Y tal vez una de las voces que estaba a mi lado tenga razón: a lo mejor eso se lo dice a todas las ciudades que visita (o no). Pero al menos yo le creí, y también toda la multitud que por ratos con su voz silenciaba a todo un sistema de sonido. Y eso también logra catarsis en público: que su artista favorita lo haga sentirse querido, visto, y escuchado.
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