Metric
Formentera
Metric Music International
8.5
Lo más reciente de Metric que suena a indie soberano y frío clima norteamericano
Por Diego Vázquez
El reciente material llega cuatro años después de un viaje de carrera de 24 años que los ha visto evolucionar desde el estridente indie-rock de guitarra hasta el Pop sintetizado suave, el New Wave o el Synthrock.
Los canadienses nos han ido presentado a largo de su historia, álbumes de larga duración, así como discos cortos. Formentera fue elaborado durante la época más vulnerable del confinamiento, siendo ésta la musa de este LP; en el que sus miembros manifiestan una preocupación por el mundo. Su producción corre a cargo de la banda, junto a Gus Van Go (The Stills, Priestess) y es un trabajo asombroso donde quizá, ya con este disco, Metric, ha pulido su estilo.
Un material complejo, en el que la distopía, confusión y esperanza es lo que prevalece en la lírica; aunado a ello, sus usos constantes de distorsionadores que evocan al futurismo trazan relación con la era digital con la desesperanza en un mundo pandémico.
En los nueve temas que encapsula este disco aborda analogías al estado actual de la sociedad y el planeta; pero resaltando que hay esperanza en un mundo abrumador. Formentera, le apostó a la inclusión de cuerdas, puentes de piano y progresiones más complejas.
Para el tema de apertura, “Doomscroller” es un viaje épico sonoro. Tiene más de 10 minutos de duración, y durante su tiempo de ejecución pasa de la electrónica elegante, sobre una guitarra rasposa y Post Punk con sintetizadores siniestros. Éstos se amalgaman a la voz de Emily Haines. Sus incesantes y palpitantes golpes de sintetizadores se convierten en un explosivo tema de House oscuro.
“What Feels Like Eternity” provoca un calambre sonoro al escucharla. Con sus guitarras distorsionadas, que se acelera conforme avanza la canción en el que bajo, guitarra, batería y la voz de su líder hacen de ella, un verdadero estímulo.
“Formentera“, tema que da nombre al disco, nos sorprende con arreglo de cuerdas, violines, chelos, para después dar comienzo con golpes de batería, una canción calmada con tintes Pop electrónicos. Tema retro-futurista. Muy al estilo de los 80s, que incita a levantar la suela del zapato en una pista de baile.
El penúltimo tema del disco, “False Dichotomy” abre con golpes de batería, en tanto se mezcla con los sintetizadores, ésta bien pudiera ser una canción de playa en verano, un reflejo del Pop canadiense que ya es bien conocido del cuarteto de Toronto. Se asemeja a lo ya presentado en previas producciones.
El célebre y fulminante cierre es de “Paths in the Sky“, aquí apuestan por sonidos más eléctricos, rock y pop; pero sin perder la esencia del sonido que los caracteriza. Es indie soberano y frío clima norteamericano.