Trueno
Bien o Mal
Sur Capital Records
9.0
Con Bien o Mal, Trueno rompió la liga.
Se fue mundial
Por Fred Castillo Dávila @FredCastilloDa1
La irrupción de Mateo Palacios Trueno en lo que muchos llaman “música urbana” podría sentirse como un instrumento de guerra, una voz bélica de deidades que desciende y estremece lo terrenal, que juegue como principio organizador dentro de la escena musical argentina contemporánea.
Con apenas 20 años, el siempre orgulloso representante del barrio de la Boca, nos ha traído Bien o Mal, un segundo álbum que emana desde fuertes raíces en el Hip-Hop clásico, haciendo un uso que para algunos es casi lugar común con el “Rapper’s Delight” de Sugar Hill Gang y que mezcla con bases Funk y recurre a Illya Kuryaki con un sampleo de “Culo” para armar algo medio Bruno Marsesco en “Dance Crip”. Esa muestra bastaría completarla con la biografía de Mateo y de esa manera se explicaría el amor amor al Hip-Hop, la Rap, al barrio, a la palabra ya que sus abuelas participan en el video, una de sus tía toca el bajo para el tema y hay que poner sobre la mesa que su padre hizo carrera en el rap de Uruguay.
Pero Trueno tiene una empresa que parte de ese territorio y se intuye más grande, nos da chance de sentir una voz generacional, del que sin miedo, indomable y retador avanzó desde el freestyle en la FMS, se tomó enteró la influencia reggaetonera y con los colores azul y oro se apoderó de la estafeta que traían Los Redondos, el Pity, Charly, Nacha Guevara, Luca Prodan y con convicción rescata su experiencia y desde un género cuestionado y siempre rebajado nos dice “somos el nuevo Rock”, muy a pesar del hate que instantáneamente se ganó de la escena rollinga. Que más Punk que “Fuck El Police” bajada de linea directa de NTM o NWA.
En Bien o Mal, Trueno se distancia con la concreción de una sensibilidad y lirismo que lo separan del Trap más genérico y clonado por doquier, o del rkt que no da más que para el enorme goce da los cuerpos y las cuerpas. Su voz es única en el panorama, incluso por un feeling más hegemónico comparándolo con un WOS más cerebral y reflexivo. Por ello es lógico que se vea como Rock, como Punk y se embarque en un tema como “Tierra Zanta” en traer de vuelta y rescata el folclor gauchesco y pampero recurriendo a Victor Heredia y Facundo Cabral.
Esta dirección más completa y cohesionada con la idea, a veces contradictoria como todo gran proyecto y arte de cuna sensible, de una nación, a la vez abstracta y demasiado concreta, que desde la crisis económica se pregunta y se mueve con las mareas, y las influencias son vaivenes entre una Argentina profunda, cada provincia se enuncia más allá del porteñismo, mas sí, bien abierta a la conversación y mirada al exterior.
Mateo Palacios nació en 2002, los ciclos se repiten, y si ponemos 2022 no cambia mucho la foto ni el termómetro, la sombra de un estallido como el de 2001 en Argentina, año mundialista, en esos años la cumbia villera irrumpió hegemónica en todos los estratos como ahora el rkt y el Trap. El timing y lo oportuno de un tema como “Argentina” es brutal, este feat que incorpora a Nathy Peluso es el culmen de un momento y visión que se conjuntan, de aquello que queremos ver cómo envejece y qué tal lo tratan el paso de los años. Porque por un segundo capturan el alma sintiente de una época. Por ello el Bien o Mal tiene un manifiesto.
Bien o Mal puede pensarse como un suceso que ordene el tiempo para crear un ahora ralentizado, un punto cero que define el presente. A quienes observamos nos queda gestar un antes y un después, porque la música, bucólica o urbana, como gusten, tan sólo es el arte que ordena los sonidos y silencios en un espacio temporal.
Trueno estará de visita en México el próximo octubre. No hay que perder la oportunidad.
Pingback: Los mejores discos en español 2022 según MHR - Me hace ruido