BADBADNOTGOOD @ Auditorio BB:
Una oda a la libertad
Por Eduardo Lara @lalolarete
El Auditorio BB quedó en una total oscuridad, una muy diferente a la habitual del inicio de un concierto. Chester Hansen fue el primero en salir al escenario, y, mientras de las bocinas dejó de sonar Led Zeppelin, Hansen comenzó a jugar con su pedal de distorsión y las cuatro cuerdas de su bajo. Primero en total oscuridad, y para cuando el resto de la banda salió vimos de nuevo el primer destello de luz: una palmera y un paisaje desértico detrás de la banda en blanco y negro.
La banda comenzó a tocar mientras seguía las proyecciones: poco a poco se pasó de un desierto claroscuro, a una carretera amarilla, para luego a un desfile en una ciudad, siguiendo con edificios y la película en sí quemándose. Y en los pocos momentos de silencio en el fondo del reciento se escuchaba un golpeteo constante: el de un proyector de cine. Y ahí fue cuando se nos reveló la razón de esa oscuridad: durante las dos horas de show ninguna luz fue usada, ningún reflector encendido, la banda sólo uso la proyección de videos hechos con película de 35mm y proyectados en vivo; cambiando el carrete ahí mismo cada cierto número de canciones.
El momento más interesante de las proyecciones fue el de las siluetas danzantes: mientras la banda tocaba material de su último disco, Talk Memory, unas gigantescas sombras en un fondo naranja bailaban breakdance. Creando una harmonía entre las canciones y lo visto: la primera presentación en solitario de BADBADNOTGOOD en México fue una experiencia audiovisual irrepetible. Y con temas como “Lavender” la banda aprovechó para mostrar su fuerte experiencia y profesionalización en la técnica de cada uno de sus experimentos: ritmos no pares que cambiaban de tempo, escalas complicadas de bajo, el virtuosismo de los teclados, y el saxofón que empapó de sonido hasta los asistentes ubicados en la planta alta; toda esta técnica más allá de ser una exhibición de su talento (o solo pa’ presumir pues) fue en realidad una forma de enseñarle al público como un lenguaje complejo puede ser usado para decir algo muy común: es bueno ser libre. Estos cambios de tiempo y de escala se sintieron y escucharon como un baile de libertad y de las posibilidades que trae la música en sí; y una invitación al público a celebrar: tararear al unísono las melodías, saltar, y aplaudiendo al ritmo mientras al mismo tiempo sonaban melodías súper complejas. Lo complejo no excluye a la comunidad.
Finalmente, después de un breve encore, el proyector mostró en gigante un BADBADNOTGOOD y, abajo del nombre, un Talk Memory. Como si cerrara una película. O más bien uno de los shows más interesantes que ha visto el Auditorio BB.
Pingback: FESTIVAL M-JAZZ: abriendo horizontes - Me hace ruido