Emir Kusturica @ Pabellón Oeste: Como gitanos en la niebla

October 7, 2022

emir kusturica mexico

Foto Óscar Villanueva @TheOzCorp

emir kusturica mexico

Foto Óscar Villanueva @TheOzCorp

emir kusturica mexico

Foto Óscar Villanueva @TheOzCorp

emir kusturica mexico

Foto Óscar Villanueva @TheOzCorp

emir kusturica mexico

Foto Óscar Villanueva @TheOzCorp

emir kusturica mexico

Foto Óscar Villanueva @TheOzCorp

emir kusturica mexico

Foto Óscar Villanueva @TheOzCorp

emir kusturica mexico

Foto Óscar Villanueva @TheOzCorp

emir kusturica mexico

Foto Óscar Villanueva @TheOzCorp

emir kusturica mexico

Foto Óscar Villanueva @TheOzCorp

Como gitanos en la niebla

Por Maza @ideasdelmaza

Esta crónica comienza en el 2000, o un poco antes. Por aquellos días era un obseso del cine “de arte”, y como cualquier persona crecida en los noventa había disfrutado Underground y Tiempo de gitanos con la admiración de ver la luz en la noche. Trabaja en una tienda discos y dividía la vida con ir a asambleas donde también se hablaba del cine “raro” con esa música de un mundo interior. Un día V. llegó emocionado a la tienda diciendo que Kusturica tenía una banda y que recién había sacado el Unza Unza Time. A las pocas semanas llegó el disco (era el 2000 y no había plataformas y Audogalaxy era lento); lo pusimos y, de nueva cuenta, el resplandor de las criaturas balcánicas nos atrapó.



Ayer por la noche, en el concierto de Emir Kusturica & The No Smoking Orchestra, me acordé mucho de mis compañeros de la tienda de discos y de mis camaradas de la prepa y de la universidad. Han pasado más de 20 años de aquellas tardes entre utopías y humo, pero la música es una maquina del tiempo. Con unas fui, a otras las vi, o pensé verlas, a lejos ya sin reconocernos; y a unas más las imaginé por entre los pilares para darles vida, aunque fuera en memoria. El concierto tenía un ambiente de despedida (es la última gira de la banda), pero la alegría de sabernos y escuchar juntas dibujaba una sonrisa contagiosa en todas las asistentes.

Antes del concierto, que abrió con rotundidad Los Kamer, cayó una tormenta que levantó en el estacionamiento una sensación de melancolía que se transformó en una bacanal eufórica sonora desde las primeras notas. La banda salió con su habitual humor y arengas caricaturescas hacía la multitud que le aplaudió todas las maniobras. Fue un esfuerzo compartido para que fuera una noche memorable. Kusturica tiene una presencia extraña en el escenario: se mueve lento, repite los gestos y divaga entre canciones (incluso regañando a la gente); y aún así, conquista.

Tocaron sus “éxitos” con eficacia. No es que sean unos portentos de músicos, pero entienden que lo suyo se trata de otra cosa: de comunicar, hacer bailar y divertir. Canciones como “Fuck you MTV”, “Cerveza”, “Tito Puente” o “Bubamara” fueron envestidas emocionales que guiaron al baile sincrónico a las asistentes, como si fuera la inauguración de una estación de trenes en la montaña o una fiesta a orillas del Danubio. Con “Before the End”, Kusturica presentó a la banda que hizo lo suyo entregando curiosos solos mientras él se auto-bautizó para la noche como Pancho Villa para ganarse el aplauso irónico. Más adelante en la repetición de la broma, los gritos de “Zapata vive, la lucha sigue” le hicieron proferir un: !Viva Zapata!. Muchos más sentido y evocativo.

Un momento emotivamente ambiguo fue el recuerdo al 10 tocando un cover de “La mano de Dios” de Rodrigo. Los gritos de “Grande, Diego” y “Diego, Diego” nos llevó a las canchas y a ese pequeño escenario donde el propio Kusturica vio llorar al problemático ídolo; tan acusado de una mirada crítica como la presencia de una bandera de Serbia en la tribuna lateral y de un cierto nacionalismo en las expresiones de la banda.

Tirando de la magia del ingenio, la banda sacó jugo de su breve discografía. El momento cumbre llegó con el encore, abierto con una perfecta versión de “Unza Unza Time”. Un despliegue de armonía entre la banda y las asistentes cubrió de celosía el Pabellón. El encanto prosiguió con una repetición de “Cerveza” y “Comandante” para recordar que lo importante es disfrutar y que, a pesar de los años, seguimos siendo capaces de bailar y encontrar en el humor formas de entendernos. Al salir, el estacionamiento empapado me hizo pensar en la No Smoking Band como en la escena final de Tiempo de gitanos. Imaginé a Kusturica y comparsa alejándose por el monte entre la neblina para no volver, pero dejando un recuerdo que es muchos.

Goran Bregović @ Plaza Condesa

Post escrito por: Maza

Post Relacionados