Foto Óscar Villanueva @TheOzCorp
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Por Diego Álvarez Rex
Hace más de diez años, cuando el mundo supo que Porcupine Tree se separaba, el futuro de la música progresiva parecía desmoronarse. La impresionante carrera del proyecto, cuya delantera era encabezada por el ahora ya consagrado Steven Wilson, constituyó un portentoso ejemplo de lo que ahora podría ser considerado un “súper grupo”. Contra todo pronóstico, tras varios años de sólida actividad por separado, Steven Wilson se dignó a cumplir el sueño de varios y no sólo regresar al estudio, sino a los escenarios y obviamente a uno de los países donde es un semidios.
Sin duda, la noche de ayer fue una de las ocasiones en las que el Pepsi Center WTC (terrible elección de inmueble para un concierto de casi tres horas de pie) ha visto desbordarse con atmósferas cargadas de auténtico virtuosismo. “Blackest Eyes”, perteneciente a su séptimo álbum, fue la encargada de abrir el concierto justo cuando parecía que no cabía una persona más en el recinto. Tras ello sonaron los temas que muchos esperaron años por escuchar de nuevo: “Even Less”, “Sound Of Muzak” y “Last Chance to Evacuate Planet Earth”; todas aderezadas con el carisma de un Steven Wilson que se mostraba desenvuelto, juguetón y totalmente recíproco con respuesta de un público que atestiguó, con una mezcla entre estoicismo y euforia, la ejecución magistral de cada nota. El nuevo álbum CLOSURE / CONTINUATION sonó espectacular en vivo, “Walk the Plank” y “Herd Culling” entre lo mejor de la noche.
Todos los músicos sobre el escenario se encuentran en perfecta forma, el otro consentido en escena sin duda es Gavin Harrison que aunque, curiosamente Porcupine Tree sea la banda donde menos se luzca, poco necesitó para ser devorado en aplausos. Resulta sorprendente la manera en que Richard Barbieri maneja y domina los sintetizadores que, por momentos parece ser quien realmente lidera todas las canciones por medio de sus atmósferas. Randy McStine tras las cuerdas de la guitarra principal, se mostró a la altura en cada uno solos que desfilaron por la noche; “Fear of a Blank Planet” y la monumental “Anesthetize” sonaron con sumo poder y, tal vez toda esta ejecución, uno de los elementos más importantes en esta banda, se pudo haber apreciado mejor en un foro como el Auditorio Nacional o el Teatro Metropolitan que ya han llenado en dos ocasiones, y no por nada para el intermedio del concierto había en el fondo del Pepsi Center WTC ya un grupo del público sentado en el piso quitado de la pena; tres horas de concierto no son cualquier cosa.
Excelentemente ecualizados para un foro con tan mala fama, proyecciones sencillas pero con perfecta nitidez y un set extra-largo no solo con lo mejor de su nuevo álbum sino un par de regalos como “Sentimental” y “Halo” para los fans más intensos. Lo que se vivió anoche seguramente rebasó las expectativas de cualquiera que haya estado presente; Steven bromeó que varios de los presentes seguramente ni habían nacido cuando la banda se formó y justamente el hecho de que esta banda tan especial para muchos haya regresado a nuestro país fue tal cual un sueño hecho realidad.
