Foto Liliana Estrada (OCESA)
Roger Waters:
This Is Not A Drill
Por Óscar Villanueva @TheOzCorp
Siempre es complejo describir exactamente lo que uno siente durante un concierto más allá de sí uno se la paso bien o mal. Para la sobrecarga de estimulación sonora y visual que experimentamos en el primero de dos conciertos de la gira This Is Not A Drill de Roger Waters, se hace más que imposible.
Reponiendo las fechas que originalmente se habían programado en un mundo sin pandemia hace dos años (que ahora se sienten muy lejanos), la emoción del bajista se hizo palpable desde los primeros minutos, contándonos que le dijo a su banda (la gira de This Is Not A Drill incluía a grandes músicos como Joey Waronker, baterista de Beck y R.E.M., el guitarrista Jonathan Wilson que ha colaborado con Conor Oberst, Father Joshn Misty y Erykah Badu, el otro guitarrista Dave Kilminster, que ha tocado con Steven Wilson y saxofonista Seamus Blake que ha ganado premios Juno allá en Canadá por sus discos de Jazz): “Nada más esperen que lleguemos a México para sentir esa energía”, y por supuesto no lo decepcionamos.
Con un increíble escenario que formaba una cruz que se colocó justo en la parte central del Palacio de los Deportes, la vista de todos era posible desde cualquier punto, más porque se la pasaron moviéndose por todos lados; de hecho era posible, si uno llego temprano, tener bastante cerca a Roger Waters. Ahora con setlist más variado, al no venir tocando ningún disco en específico de Pink Floyd, se concentró en los lados B (si tomamos en cuenta su versión en vinil) o últimas canciones de sus discos más famosos, como “Sheep”, la partes finales de “Shine on You Crazy Diamond”, la última del Final Cut, y de “Money” en adelante del Dark Side of the Moon. También despachó luego luego “Comfrotably Numb”, yo creo para una vez fuera de la cabeza de la gente, pudieran enfocarse en toda la parte política del espectáculo, y vaya que fue político. Empezando desde “Another Brick in The Wall” las gigantes pantallas que cubrían la parte superior del escenario nunca pararon de mostrar frases, datos, imágenes referentes a nuestra cada vez más distópica y preocupante situación actual, en ocasiones llegando a ser una verdadera avalancha. Para la segunda parte, después de un intermedio incluso llego a tener aspecto de rally propagandístico, con las mantas de los martillos cayendo desde arriba. También no falto el cerdo flotante con sus frases, pero ahora fue acompañado por un globo de borrego. Quizá comparada con giras anteriores, This Is Not A Drill no traía tanta producción o props, pero los visuales (que iban bastante al grano) compensaron eso perfectamente, una nueva versión del Zoo TV de U2 para el siglo XXI.
Foto Liliana Estrada (OCESA)
Pero no todo fue bajón, hubo momentos muy emotivos, como cuando Roger Waters habló en español, agradeciendo a todos por esperarlo dos años, y cuando contó vía las pantallas una plática con Syd Barret y el inicio de Pink Floyd o cuando estaba a punto de un colapso nervioso durante la grabación del Animals; también en la parte final del concierto, cuando todos los músicos estaban reunidos alrededor del piano, para una segunda vuelta a “The Bar” (la canción que compuso donde siente que todos nos podríamos entender si platicamos en un bar con un trago en la mano) y finalizar con una versión extendida de “Outside the Wall” (como la que cierra se escucha durante los créditos de la película). Se sentía un ambiente de fogata con los amigos y perfecta manera de acabar el concierto. Uno siempre agradece poder ver a músicos de la talla de Waters dándolo todo en un concierto, nos recuerda porque amamos la música y su poder de elevarnos y cambiar el mundo.
Postdata: Seguro fue por orden del management de la banda, pero se agradece infinitamente que mientras estuvo el concierto, no hubiese vendedores de cerveza o lo que fuera (al menos en la parte por donde andaba) gritando continuamente el producto que cargaban ¡Muchas gracias por eso!
