C. Tangana @ Palacio de los Deportes

Foto Eduardo Lara @lalolarete

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Tengo un cohete en el pantalón:
C. Tangana @ Palacio de los Deportes

Por Ernesto Acosta Sandoval

Crecí rodeado de españoles, descendientes de primera y segunda generación del Exilio Republicano de la Guerra Civil. Por ellos, aprendí de una España distanciada de las jotas, el flamenco, la fiesta brava y otros clichés ibéricos. Mis abuelos vivieron en el Madrid que seguía disfrutando de la Movida ochentera, y apenas se alcanzaba a vislumbrar algo parecido a una resaca. Mi visión de España era el de una nación progresista, intelectual, de avanzada. En lo personal, por lo mismo, todo lo rancio que podía parecer la otra España, monárquica, tradicionalista, conservadora, me provocaba algo de repulsión. Difícilmente le llegaba a encontrar algo de interés al flamenco, al zapateado, al cante jondo. Algo me dice que Antón Álvarez, también conocido como C. Tangana, había pensado de manera similar hasta el año pasado. Y es que El Madrileño funciona y ha sido el éxito que ha sido por el hecho de que toma todo lo que menciono arriba y lo subvierte. Le da de palos al racismo y al colonialismo asociados a la España pre y post Republicana y asimila, mas no se apropia, todo lo que debe tener un país global. Casi cada una de las canciones que conforman el disco es un homenaje respetuoso, y una exploración, a la cultura musical de los países que conforman Hispanoamérica. Pero eso ya lo sabemos.

La propuesta escénica con la que C. Tangana ha aterrizado en México tres veces este año también abreva de lo tradicionalmente español. La tasca, la sobremesa, los chupitos. Y es sensacional la manera en la que también la subvierte. Tuvimos una probada en su histórica presentación del Vive Latino en marzo, luego otro poco en el Ceremonia. Esta semana lo vimos en todo su esplendor en los dos llenos que tuvo en el Palacio de los Deportes, ahora sí, con show y orquesta completa. El tour Sin Cantar ni Afinar se compone de un performance en toda la extensión de la palabra. Tangana actúa como maestro de ceremonias y parroquiano de un bar en el que conviven cantaores y cantaoras, guitarristas, percusionistas, violinistas, trompetistas y hasta el mesero como animador. Durante poquito menos de dos horas, repasa casi todo El Madrileño, más lados B y un par de canciones de sus discos anteriores. Y se echa al público a la bolsa bailando Bachata con una de sus coristas en “Ateo”, poniendo a brincar a 20 mil asistentes con el coro de “Demasiadas Mujeres” y “Comerte Entera”, tocando Boleros (re-buen cover a “Sabor A Mí”), trepándose a la mesa para cantar “Suavemente” de Elvis Crespo, invitando a más amigos a departir de la fiesta (Adriel Favela en “CAMBIA!” y Ed Maverick en “Párteme La Cara”) y dirigir a todo el Palacio de los Deportes en “Nunca Estoy” para un coro masivo que le pone los pelos de punta a cualquiera.

Lo de anoche fue una presentación de otro nivel. Sin Cantar ni Afinar es la gira catártica que necesitábamos experimentar luego de dos años encerrados. Es la celebración perfecta para recordarnos que estamos vivos y aquí seguimos. Es el antídoto para mucho del odio y la división que existe en el mundo en este momento. Es la muestra de que se puede volver a las raíces, a lo más tradicional, plantarlo en el presente e impulsarlo hacia el futuro.