Bad Bunny @ Estadio Azteca:
Hoy te vas con una leyenda que no va a volver a nacer
Por Eduardo Lara @lalolarete
Es el año 2017, estás acabando la prepa. Por ahí te dicen que hay un concierto de un vato que usa su cabello como concha, usa mucho autotune, y tiene una voz grave; que estará en el Pepsi Center. Tus amigos lo discuten pero mejor deciden ir a la casa de la amiga del grupo que siempre pone casa para las fiestas. Pero ya ahí, en su casa en la Narvarte, suenan en loop dos canciones: “Diles”, y “Tu sensualidad”. Poco a poco comienzas a acostumbrarte a esa voz rasposa y su sonido electrónico.
Es el año 2019, estás a la mitad de la carrera. Bad Bunny ya es un nombre grande, tiene unas colaboraciones con artistas angloparlantes importantes como Drake o Cardi B; y tiene un pequeño mixtape junto a su colaborador frecuente J Balvin: ambos son los pilares del Reguetón en ese momento, Balvin desde Colombia, y el conejo malo desde Puerto Rico. Pero es verano. Bad Bu se unió con su productor de confianza, Tainy, y sacaron “Callaita” y por un momento todos fuimos felices. Muchos chistes por el puente: si hay sol hay playa… Y estábamos bien.
Pero la inocencia del verano acabó más rápido de lo esperado. Bad Bunny se unió a las protestas de Puerto Rico en contra de la corrupción de la isla, dejando al lado su carrera musical, y nos traería a tierra de nuevo recordándonos que hay muchos problemas que atender todavía. En 2020 todo parecía mejorar de nuevo, en el primer trimestre sacaría YHLQMDLG, aparecería en el medio tiempo del Super Bowl (de nuevo al lado de J Balvin), y las noticias de ciertos brotes de un virus nuevo no parecían ser importantes. Y luego nos fuimos pa’ casita.
Mucho pasó en 2020, la pandemia que nos hizo madurar de un solo golpe, Bad Bunny sacaría un disco de canciones que no sacó antes, pero su estatus de fama empezaría a crecer como espuma. La pandemia, de cierta forma, le cayó bien a Benito Martínez Ocasio. Y tiene sentido: la urgencia de bailar y cantar con desconocidos aumentó exponencialmente cuando se hizo necesario desaparecer el contacto humano. TikTok comenzaría su auge y veríamos miles de personas cantar a la distancia el verso de “Safaera” que hizo a todos los Gen-x de México se persignaran: y si tu novio no te… baja pa’ casa que yo te lambo toa’. Todos veíamos las mismas cuatro paredes, pero teníamos a San Benito en común. Y esto se repitió en todo el mundo, por algo ha sido el artista más escuchado globalmente por tres años consecutivos.
Ahora estamos en 2022. Un verano sin ti salió, rompió récords, y fue como una especie de celebración colectiva del regreso al contacto humano con el perreo y a rasgarnos la garganta cantando hasta la madrugada. Y ahora estamos en el cierre de la gira más candente del mundo con Bad Bunny frente a un Estadio Azteca lleno.
Ahora sí lleno. Después de todo el caos de la primera fecha, el siguiente ejemplo porque se debe intervenir y regular el monopolio Live Nation/Ticketmaster (siendo la boletera propiedad de la gigantesca multinacional promotora), los fans de la segunda fecha pudieron entrar con más tranquilidad; con varios miembros de la PROFECO haciendo rondines por el estadio listos para ser la primera barrera de defensa ante Ticketmaster. Es importante hacer notar esta situación, que lamentablemente no es nueva (y no viene desde de la locura por conciertos post pandemia con Dua Lipa o Harry Styles), recordemos que en 2019 se hicieron públicos contratos de Metallica donde permitía que un buen porcentaje de boletos se fueron directo a reventa; pero ese es tema para otro texto. Volvamos a Benito.
Con casi una hora de retraso, la cual parece relativamente entendible porque mucha gente seguía buscando sus asientos, sus entradas, se liberaron boletos de última hora en las gradas que casi daban a la espalda del escenario (pero hey, eso es mejor a perderse la despedida de San Benito de los escenarios por un rato), pero el ambiente era distinto al de viernes; y supongo que era lo esperado originalmente: todo era una fiesta. Los puestos de azulitos y micheladas a reventar sobre Tlalpan, gente con trajes de soles y corazones tristes, grupos de amigos cantando las canciones que escucharían después en vivo en la bocina con terribles bajos de un puesto de mercancía no oficial. Todo parecía estar bajo la misma sintonía. Es un poco desmoralizante ver que el primer grito de emoción de un fan hoy día es cuando ve que el pequeño scanner dio luz verde y se le permite el acceso, pero al menos ya estaban ahí.
Con las gradas y asientos a reventar, las luces se apagaron, los brazaletes repartidos en la entrada se encendieron sólo para los que estaban sentados paralelo al escenario, y dos gigantescos corazones rojos iluminaron el estadio.
Bellaqueo a lo galactic
Lo que vimos con Bad Bunny este año es algo que nunca se repetirá de nuevo. Un año de trabajo que pudimos ver culminar en el Estadio Azteca el 10 de diciembre del 2022. Una fecha importante. Empezando su tour en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot, conocido en el género como el Choli, fue una fiesta de Bad Bunny hacia su natal PR: pantallas fuera del escenario para los que no alcanzaron boletos, pero también pantallas en las calles de la isla y sus plazas públicas, y rematando con la transmisión de los conciertos en televisión nacional. En ellos pudimos ver un bosquejo de lo que veríamos después en Estados Unidos y Latinoamérica: invitados a montón, conciertos largos, y una celebración al público. Finalmente, el World’s Hottest Tour se mudó a otros estadios. Bad Bunny ya no es un artista de arenas, las arenas le quedan chicas; para que sirva de ejemplo: en sus fechas se presentó en el Yankee Stadium, el cual tiene capacidad para 54 mil personas, mientras que la gran arena de la ciudad es el Madison Square Garden (quien albergó los shows de Harry Styles) y a esta le caben 20 mil personas. Lo que vimos en el cierre de la gira más candente del mundo fueron más de 80 mil personas listas para el perreo y bellaqueo del conejo.
El tour se convirtió en una celebración a Latinoamérica en sí con sus invitados. Nosotros tuvimos a Sech desde Panamá, a Bomba Estéreo representando a Colombia, pero Puerto Rico sigue siendo el mayor exponente del género y por eso Jowell y Randy, Arcángel, Rauw Alejandro, Ñengo Flow, y Buscabulla fueron los que trajeron el sazón de la isla del encanto a la CDMX.
Tal vez el momento más intenso de la noche fue la presentación de “Safaera”, de por sí la canción por sí sola es un titán: a pesar de haber perdido la demanda contra Missy Elliot por un sample mal acreditado, la canción sigue generando una cantidad inconmensurable de dinero para los colaboradores. La llaman la “Bohemian Rhapsody” del Reguetón, pero creo que es algo totalmente distinto hoy día, algo incluso más grande. La energía de la canción en vivo te pone en una euforia inmediata: se prenden los porros, se enfrían los vasos, todos cogen una nota de la que no se bajan por casi cinco minutos, y el suelo tiembla. Durante el tour fue común ver que Jowell y Randy salían con Bad Bunny para interpretarla, pero nadie tenía previsto que el mismísimo Ñengo Flow saldría también: esta fue la primera vez que todos los colaboradores la cantaron en el mismo escenario. Hubo pirotecnia, fuego en el escenario, los bailarines dejando todo en la tarima, pero el simple hecho de ver a tres leyendas que podemos considerar OG´s como lo son Jowell y Randy, y Ñengo Flow, al lado del hombre que llevó al espacio al género fue algo que probablemente no veamos de nuevo. Fue de esos momentos donde todos los astros, calendarios, equipo de producción se pusieron de acuerdo y nos dieron algo inolvidable: Dios lo permitió.
La nota ya está haciendo efecto
Recuerdo que alguna vez alguien me dijo que el show de Dua Lipa era bueno, pero de cierta forma conocido porque “todo lo que ves del espectáculo en TikTok lo hace exactamente igual en el escenario”. Traigo a colación a nuestra querida Dua Lipa porque, al igual que ella, el tour del conejo igual fue bastante visto en TikTok y demás plataformas. Así que ya íbamos con algo en mente de lo que veríamos, ya sólo era esperar a ver los trucos. Para “Un Coco” (después de tocar el remix que le hizo en vivo que ya todo mundo se sabe por todos los videos que salieron de él) y “La canción” vimos a un conejo volador en una palmera que recorrió todo el estadio. Eso fue lo único y esperado que sucedió como lo vimos en nuestras pantallas antes, pero de ahí en fuera todas las “sorpresas” anunciadas en forma de videos de un minuto de otros fans, fueron únicas. La forma de introducir a cada invitado es irrepetible, y distinta a la anterior: no importa que sea un invitado “recurrente” como fue el caso de Jowell y Randy o Sech. Se sentía especial, fue especial. Las luces de los brazaletes iban más allá de lo estético. Si bien muchos artistas más han recurrido a esto, Coldplay poniéndolo de moda, aquí cada sección se prendía de forma distinta: en “Dákiti” vimos una simulación de la marea, los corazones del inicio ya mencionados: la unidad no fue hecha a base de “todos tenemos lo mismo”, sino que fue a partir del “todos hacemos esto”.
Para el medley de sus temas viejos, aquellos que hizo con DJ Luian antes de sus diferencias creativas bajo la producción de Mambo Kingz, Arcángel fue el invitado, y ahí fuimos testigos del cierre de un ciclo. Era 2016 y Arcángel decidió arriesgarse al colaborar y, básicamente, apadrinar a un desconocido al sacar junto a él el tema “Tú no vive así”. El resto es historia, Bad Bunny rompió toda base que tenía el Reguetón y Urbano, y despegó a las estrellas. Pero hace poco Arcángel sacaría su último disco Sr. Santos, el cual tuvo de sencillo “La Jumpa”, y la cual tocaron en vivo. Cuando pensamos esto con el contexto de que después de este show el conejo se retirará de la música por un rato, es muy emotivo pensar que Arcángel estuvo en el inicio de su carrera, y al final de su etapa de super estrella.
Finalmente, con “Enséñame a bailar” Bad Bunny subiría al escenario a fans para bailar y perrear con ellas. Risas en el escenario, risas en el público. Cerrando con “Después de la playa” la cual tiene un beat switch, trabajo de MAG (productor que fue la sorpresa del año al colaborar en la mayoría de Un Verano sin Tti, que lo llevaría hasta colaborar con bandas fuera del género como Imagine Dragons), a Merengue y Mambo. Saldría una banda completa para tocarla, y así cerraría con broche de oro este trabajo gigantesco del tour más caliente del mundo. Muchos fuegos artificiales (creo que nunca había visto tanta pirotecnia en un show como en el de Bad Bunny, especialmente en el cierre), y fotos de todos los involucrados en la gira en las pantallas: bailarines, técnicos, managers, fotógrafos, DJ Orma, equipo de vestuario, de diseño de escenario, y finalmente Bad Bunny. En el escenario todos los responsables salieron y abrieron una botella de champagne, la bebieron y la regaron, bailaron y se abrazaron.
Disfrutando la noche y muchas cosas bella´
Todos son santos cuando hablan de los pecados ajenos
Ay ay la vida
¿Qué sigue para Benito Antonio Martínez Ocasio? No sabemos, incluso quien sabe si él mismo lo sabe. Sabemos que grabará una película con Sony/Marvel, y que se alejará de la música. Seguro nos quedan unos cuantos veranos sin su música. Pero desde el 2016 ha sonorizado, al menos para mi generación, nuestras fiestas, nuestros amores y desamores, nuestros veranos con amigos, y nuestro trauma colectivo de la pandemia. Tal vez no podemos regresar al 2016. Pero los tragos ya fueron bebidos, los besos ya dados, las lagrimas lloradas, las risas dadas, y los bailes disfrutados. Sólo queda mirar para delante, sabiendo que lo que hizo el conejo malo dejó precedentes, que su efecto se sentirá en muchos nuevos artistas y que hay muchas más fiestas por ser celebradas todavía. Pero bueno, ¿quién entiende estas cosas? ¿quién la´ entiende?
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