Alcest
The Advent Equation
Alcest vino a México para arrancarnos un latido
Por Maza @ideasdelmaza
La sonrisa de Niege tiene algo de inocente y encantador; en un momento entre canción y canción recordó con cariño su primer concierto en la CDMX “en un diminuto lugar”. Era evidente la grata sorpresa de ver repleto el Circo Volador que coreaba cual barra brava el nombre de la banda. Los conciertos en los contextos del Metal siempre tienen un aura de devoción muy interesante. Son escuchas comprometidos y fieles que no dejan escapar nada. En la fila y en la muchedumbre se discute que disco es mejor, que canción es más o menos de que subgénero y así hasta que suena las primeras notas y se entregan. Básicamente son personas que saben a lo que van, pero siempre esperan con entusiasmo que salga increíble.
El Circo Volador desde temprano estaba algo lleno para la primera banda Fake Designers, que con un sonido tirado al Post Rock más ruidoso y clásico calentaron bien a la audiencia. Un set con bastantes matices y quiebres interesantes. A continuación tocaron The Advent Equation con un sonido entretejido entre Metal Progresivo y perfeccionista. La técnica depurada era notoria, pero mi distancia del género me dejó algo frío. El orden tal vez hubiera funcionado distinto.
Alcest salió al escenario con poca parafernalia, apenas una manta con la portada de Spiritual Instinct de Førtifem. El grito de “Acest, Alcest” era abrazador y se abalanzaron con los primeros tracks de su último trabajo. “Les Jardins de Minuit” y “Protection” reventaron con ese sonido rocoso y contundente que abandona las texturas por el impacto, incluso la duración son más cortas pero igual de efectivas. Son como una avalancha de barro que deja una nube de polvo. Después con “Écailles de lune pt.2”, del disco homónimo, retomaron esa nube y la hicieron un manto nostálgico intenso que abismaba a la gente a ver sus pies.
El concierto se hiló perfectamente; alternando el sonido demoledor con la textura para no dejar bajar al público del viaje inquietante en el que estaba. Alternando del Spiritual Instinct al Écailles de Lune para dar paso sin vacilación a la marea de preciosa de “Souvenirs d’un autre monde” y las sombras de “Autre temps”. La banda está ensamblada con finura con esa elegancia francesa que no reside lo virtuoso sino en la precisión. A toda la banda se le veía embelesada con la respuesta del público y antes de terminar Niege agradeció la presencia y prometió regresar pidiendo humildemente que regresáramos también.
El encore fue desvastador con “Kodama” y “Délivrance“: dos rayos de luz que se extendieron por casi 20 minutos dejándonos azorados pero felices. Alcest no trasforman las canciones en directo, se mueven bajo terreno seguro; pero saben ocupar con elocuencia el espacio y sacar un enorme rédito de ritmo y la conducción del directo. Para un público tan exigente como el que tienen el concierto pareció no tener espacio para la queja.