BLACKPINK @ Foro Sol: BLACKPINK IN YOUR AREA (Iztacalco)

Foto twitter.com/BLACKPINKMX1

BLACKPINK IN YOUR AREA (Iztacalco)

Por Eduardo Lara @lalolarete

La verdad es que no puedo acabar de comprender el movimiento, hype, la pasión de cada fan, pero aún más importante la figura y todo lo que representa un idol que despertó empatía, pasión en los más de 60 mil asistentes del Foro Sol este pasado 26 de abril con BLACKPINK haciendo su primera fecha en México.

Sé que el K-pop se remonta a la década del noventa, una especie de respuesta o música fuertemente inspirada por el R&B estadounidense que vivía su boom con figuras como Michael Jackson o Prince, pero también con cierto ADN muy marcado en el Rap y Hip Hop. El tiempo ha pasado, el K-pop ahora es una industria que factura una cantidad ridícula de dinero tanto en ventas de boletos como en mercancía, reproducciones, y todo un culto por los idols. Y la verdad es que, aunque no lo comprendo, lo admiro. Porque creo que una gran parte del génesis de este género recae en el multiculturalismo y el admitir abiertamente el inspirarse en muchos sonidos. Por eso me parece muy interesante y cooooool que los miembros de la banda en vivo de BLACKPINK todos sean negros. Admitir, aunque sea indirectamente, el origen racializado de la música.

Pero, en fin, volvamos al concierto. El primero de sus dos sold outs en el Foro Sol para su primera visita. BLACKPINK llegó solo a consolidar de que su peso en la cultura ya está más que asentado. Presentando básicamente sus dos álbumes, THE ALBUM y BORN PINK, también se dieron chance de irse a sus dos EPs que fueron los que las consolidarían como las grandes estrellas pop actuales que han trabajado con figuras como Lady Gaga, Cardi B o Dua Lipa. Y para continuar esta mitología de las idols en medio del concierto cada integrante, las ya conocidas: Jisoo, Rosé, Jennie y nuestra querida Lisa, dio un pequeño set de sus canciones como solitas con ellas en sólo acompañadas de sus bailarines. Cada una con su propio color, iluminó el Foro Sol de ese color a través de esos martillos llenos de luces LED que las han hecho tan indistinguibles.

Pero más allá de las coreografías, sus intentos de hablar español, el convivir con las fans respondiendo gestos, creo que en general nunca me había sentido tan cómodo y a gusto en un concierto en el Foro Sol como ayer con BLACKPINK. No sé como explicarlo, creo que irme por el camino fácil es que el ambiente ameno y familiar hizo que la sensación de tensión en un concierto no estuviera, pero verdaderamente prefiero irme por la ruta mística mágico-musical en la que el amor a la música de BLACKPINK crea una hermandad hermosa que quisiera que mis bandas favoritas tuvieran. Entre madres y padres de familia abrazando a sus pequeños mientras los veían con ojos orgullosos al verlos recrear una coreografía completa de su integrante favorita, tomando fotos por ellas, cargando a sus hijas y el demás público entendiendo que era la única forma de que pudieran ver el concierto, y a la par los padres bajando a sus hijas de sus hombros de rato en rato para que todos pudieran ver. El juego de luces, el “me encanta como baila”, “que hermosa es”, “no puedo creer que estoy viendo esto”, las demás entre sí chuleándose sus outfits y maquillajes. Esta admiración por estas cuatro personas sobre un escenario bailando y cantando sacan lo mejor de ellas en un ambiente compartir el momento, y no luchar por quien lo vive mejor.

BLACKPINK es algo así como un testimonio viviente de que, al menos en sus shows (porque hay mucho que criticar a la industria del K-pop en sí pero ese es otro tema), la música en vivo es un cúmulo de personas que se reúnen para pasarla bien de forma colectiva. Esto es algo que he estado ensayando bastante en cuanto a lo político de la música: ¿cómo es política si solo se pasa bien, si solo se puede sentir como un calmante? Bueno pues como lo hizo anoche BLACKPINK y sus miles de seguidoras: reconociendo sus influencias populares y dando crédito a ellas, y compartiendo los mejores momentos dejando atrás la competencia por sacar mayor “rendimiento” a un momento de diversión. La diversión compartida es por sí sola política.