RPM: 15 años de Third de Portishead

April 29, 2023

portishead third

The taste of life I can’t describe:
15 años de Third de Portishead

Por Ernesto Acosta Sandoval

Once años después de su segundo álbum, con el Trip Hop, que a regañadientes capitanearon, muerto y enterrado, después de una crisis creativa, una mudanza a Australia, y sin mucho que perder, Geoff Barrow y Portishead regresaron para poner los puntos sobre las íes. Los fans de la banda especulábamos qué era lo que había evitado que lanzaran un nuevo álbum en todo ese tiempo. Yo creo que incluso ellos mismos especulaban al respecto. Barrow mencionó que el empujón final para volver a componer y entrar al estudio lo dio The Coral, cuando él y Adrian Utley les produjeron The Invisible Invasion en 2005. Unos chavales gustosos de hacer música, sin temor a equivocarse, fue lo que les dio la señal que necesitaban. Unos meses después, regresaron a Bristol, y Barrow, Utley y Beth Gibbons se encerraron en el estudio.



Third, a fuerza tenía que sonar a otra cosa que no fueran Dummy y el homónimo de 1997. El mundo a su alrededor había cambiado desde entonces. Ellos habían cambiado. La música tenía que reflejarlo. Con poco o nada en común con el contenido de sus álbumes previos, Third mostró a un Portishead que, en esencia, no dejaban de ser ellos mismos, pero había algo que no cuadraba. Algo más ¿orgánico? Algo menos ¿ensayado y calculado? “Silence”, la canción abridora, suena como un homenaje a Neu!, o a alguna banda de Krautrock que quizá nunca existió. “Hunter” es delicada y perturbadora, suena al Portishead clásico, pero al mismo tiempo, no. En general, Third suena a una banda que de algún modo fue influenciada por Portishead, pero que justo antes de entrar al estudio, encontraron su propia voz y su propio sonido. “Nylon Smile” pone a la voz de Gibbons al frente para que no olvidemos el gran rango que tiene. Este es el sonido de una banda que no tiene miedo a nada. “The Rip” y “We Carry On” son canciones que podrían crear carreras enteras. “Plastic” es angustiante, te toma por el cuello, para dejarte respirar un poco y luego volverte a apretar. “Deep Water” es un sacudidón, hecho con un ukulele y la voz de Gibbons, que por lo simple resulta desconcertante. “Machine Gun” es lo opuesto a su predecesora, hace honor a su nombre y acribilla con su ritmo machacante. “Small” es la canción más larga en el disco y es meditativa y angustiante. Paradójica, en una sola palabra. “Magic Doors” es lo más cercano al Rock que Portishead jamás hizo, y ni tan cercano, ya que se le escucha con cuidado. “Threads” no podía terminar el álbum de forma más apropiada, una mezcla de jazz acompasado, distorsión mínima y una batería que parece venir de otra dimensión.

Third no fue un punto y seguido. Fue un punto y a parte, hecho a propósito para que la carrera entera de Portishead se viera desde otra óptica. Para que Portishead no fuera recordada como una reliquia de otra época si no más bien como una fuerza creativa imparable, imposible de categorizar. Aunque su legado sean sólo tres discos de estudio, son tres discos de estudio perfectos, cada uno por sus propios méritos. Son discos que te sientes orgulloso de poseer en tu colección, como Geoff Barrow siempre dijo que era su intención al hacer música.

 

Post escrito por: Ernesto Acosta

Post Relacionados