Rüfüs Du Sol @ Palacio de los Deportes:
Trance metálico
Por Eduardo Lara @lalolarete
La neta el estilo de Rüfüs Du Sol no es lo mío. Ese trip de mezclar entre House, Dance, y algo de Techno no es mi sonido preferido. Pero respeto mucho los contrastes. Como el que pasó en el Palacio de los Deportes el pasado 30 de abril.
Debemos admitir que la acústica en el Palacio de los Deportes ha sido mejorada a niveles exponenciales, y la verdad hoy en día ya es muy disfrutable un concierto ahí. Pero también hay que aceptar que la arquitectura del lugar es como entrar a una maquina del tiempo, otra época. Mucho cobre, mucho metal, la geometría racionalista impone de cierta forma y a veces puede sentirse imponente. Pero ahí estaba ese trío llamado Rüfüs Du Sol, con dos sintetizadores y una batería alineados al centro del escenario.
Sus beats que son el esqueleto de su música tienen de ADN el trance, sincronizando a todos los asistentes a su ritmo y gusto, como si colectivamente nos dieran la mano y nos guiaran por casi dos horas a su idea de comunidad. Tyrone Lindqvist y su voz también fue como el líder de esta casi ceremonia, mientras James Hunt, como lo mencioné antes, en su batería era el esqueleto, y finalmente Jon George adornaba con las vibras que salían de sus sintetizadores dando detalles finales. Como extra, el juego de luces sincronizado con lo que pasaba en sus instrumentos fue un detalle muy inmersivo que fue complementado con láseres que bailaban entre sí, y atravesaban toda la arena.
El estilo racional del Palacio de los Deportes de repente desapareció y se convirtió en algo que me gustaría llamar un blockbuster rave: en esencia es un rave, pero las dimensiones y presupuesto lo hace masivo. Y ahí el contraste. Lo geométrico y metálico con esquinas afiladas de la arquitectura, se volvió circular y cíclica mientras sonaban canciones de su disco Surrender. Y para cuando “In Bloom” sonó, poquito antes de que cerraran con un encore, todo cobró sentido y encajó en sí. La resistencia a lo metálico volviéndolo maleable, con esperanza de esperar a ese verdadero amor ante la brutalidad y metalicidad de la vida diaria.