Una sonrisa espléndida y renovada
Por Pati Peñaloza @patipenaloza
Qué concierto tan bello e intrigante, elegante y sorpresivo: un viaje alterno al sonido que le conocemos a Thom Yorke y Jonny Greenwood con Radiohead, es a donde nos lleva el escuchar en vivo a The Smile, trío que ambos integran al lado del baterista Tom Skinner, a su vez miembro del grupazo de Jazz, también británico, Sons of Kemet.
De las cenizas de tristeza por años cosechadas, es de donde surge esa sonrisa espléndida y renovada, en vivo mucho más asombrosa que en grabación, aunque Thom diga que no se refiere a una sonrisa de alegría, sino a la sonrisa falsa y cruel de quien te engaña: no podía faltar su mirada sardónica y terrible.
Si bien suena inevitablemente a las semillas creativas, tonales, rítmicas y tímbricas que han hecho célebre a esta maravillosa dupla de compositores y ejecutantes de Oxford, en The Smile la música se deja sentir con gran ligereza y muchísima libertad, como para poder sonar lo complejos que quieran, sin la presión de los hits, ni del gran aparataje mercadotécnico, tocando al desnudo, sin nada que perder; sin el peso de ser “la gran última banda de Rock” en escenario, sino tan sólo unos amigos que se reúnen a echarse unas rolas en un íntimo gran cuarto de ensayo. Porque de hecho así nació el proyecto, como una iniciativa del brillante guitarrista, compositor y productor Jonny Greenwood durante el encerrón de la pandemia, para ponerse a hacer algo y no morir de ansiedad; compartir algunas canciones con Thom, completarlas a distancia, invitar a Mike Skinner, quien ha colaborado en varios proyectos personales del primero, para estrenarse en vivo, aunque aún sin público físico, en el Glastonbury virtual que se llevó a cabo el 22 de mayo de 2021.
A diferencia de la mayoría de los conciertos de bandas integradas por músicos míticos, fue extraño, inusual, pero reconfortante, que aunque el recinto estuviera a toda su capacidad, no hubiera coros masivos cantando cada sílaba; que durante cada tema el silencio de un público atónito reinara en aras de escuchar con atención cada retruécano musical, en un Auditorio Nacional bien ecualizado, por fin haciendo justicia al dúo que pone tanto énfasis a los detalles sonoros (en contraste con lo terrible que fue su último concierto como Radiohead en México, en 2016, en el Palacio de los Deportes).
Algo extraordinario y hermoso fue ver a Thom y a Jonny tocando diferentes instrumentos indistintamente, pero sobre todo, ver a Thom tocando bastante bien el bajo, en casi todo el concierto, una cosa rarísima a lo que no nos tiene acostumbrados, porque lograba mantener una gran base rítmica, ponchada, al lado de Skinner, con agraciada inventiva. Realmente fue una muy grata sorpresa verlo tras aquel instrumento, pero también detrás de la guitarra y los teclados, ya fueran sintetizadores o piano magro, mientras Jonny le daba al bajo de igual forma. Y claro, qué decir de éste, con su virtuosismo acostumbrado en la de seis cuerdas la mayor parte del tiempo, aunque también clavado con los modulares, el piano, atrás por su ya clásico fleco largo tapándole la cara, encorvado genio.
Y claro, no se puede pasar por alto lo impecable de la voz de Yorke, la cual está emitiendo mejor que nunca, madurada con el tiempo, con una afinación y colocación perfectas, y un sentimiento extremo a flor de piel; tranquilo, macerado, sin el frenetismo que suele extrapolar con su bandota de marras, pero sin dejar de conmover hasta la médula.
El concierto me recordó bastante la experiencia de ver a King Crimson, en el sentido de la atención y concentración que exige fijarse estrictamente en la música. Suena casi ridículo decir esto sobre un concierto, pero es ya casi la excepción en tiempos de banalidad, en que importan más el look, la parafernalia, los visuales, los bailes, los chistes, la foto que me tomo para decir que fui. Nada de eso está mal, pero para The Smile todo eso es basura. Con algo de solemnidad, no se niega, con pocos elementos y con unos escasos “gracias” de Thom en todo el concierto, el trío genera una fuerza concéntrica tremenda, que exige del público un esfuerzo cerebral particular, sin dejar de ser placentero. Para ser sinceros, es fundamental ser muy fan y tener interés estricto en la creación exigente de estos muchachos, o en general de la música toda; de lo contrario, para alguien ajeno puede resultar algo cansado o “difícil”.
Con sencillos juegos de luces detrás, no sólo tocaron todos los temas de su único disco, A Light Of Attracting Attention (2022), sino que sorprendieron con canciones inéditas (salvo el reciente sencillo “Bending Hectic“), que suenan diferente, con un poco más de empuje asertivo, más luminosas y definidas, menos claustrofóbicas. Porque… ¿a qué suena The Smile? Más allá de géneros y definiciones, aunque siguen derivando del rock y sus alrededores, en su mayoría son “baladas” intensas de guitarras sutiles, poco estridentes, más generadoras de texturas y ambientes, que de riffs; muchas atmósferas sintéticas, tristes pero esperanzadoras, ya sea constantes en un solo plano o in crescendo sobre ritmos minimalistas, repetitivos, hipnóticos, con melodías muy parecidas a lo que le conocemos a Yorke, pero con un giro distinto, difícil de describir, pero fácil de sentir. Hay una evidente búsqueda, unas ganas de andar por otra senda y las rolas nuevas prometen más que su debut, con melodías dulcísimas y rítmicas más macizas de ascendencia progresiva.
Brillaron de más, “The Opposite“, la flotante “Speech Bubbles“, la elíptica “A Hardryer“, que recuerda en mood al In Rainbows (2007); la dinámica y noventerona “We don’t know what tomorrow brings“, la sutil y bella “Free in the knowledge“, la funky-triste “The Smoke“, y quizá la mejor del álbum, la magnífica e intrigante, de a piano disonante y circular, “Pana-Vision“, con Thom haciendo llorar las teclas, con el saxofonista Robert Stillman de invitado en ése y otros temas, dándole un toque especialmente dramático (músico que por cierto, ejecutó un breve acto abridor, escuchado prácticamente sólo por los fans del área V.I.P. hasta adelante, de pie). Un buen detalle para ultra-seguidores fue “Feeling pulled apart by horses“, sencillo editado de forma aislada en 2009 por Yorke, al que toca en vivo con The Smile y ha tocado con su otro grupo Atoms for Peace.
De las nuevas, destacaron la oscura y arabesca “Colours Fly“; la hermosísima, dulce y jazzy “People on Balconies“, muy ligada en sonido a la volátil “Under our pillows“, llena de loops y free-noise al final; la sensual y extraordinaria “Read the room“, para cerrar con la apacible pero explosiva en su parte postrera, “Bending Hectic“, que en vivo suena espectacular, deslumbrante, y recuerda los momentos más altos de Radiohead.
Los conciertos del miércoles 21 y jueves 22 de junio pasados, fueron inusitadamente una ola de frescura, respecto de lo que esperamos los seguidores de Thom Yorke y Jonny Greenwood, en vista de que sus discos como quinteto han ido a menos gradualmente, en creatividad y novedad (con la pregunta inquietante sobre si el grupo como tal volverá o ya no). Con The Smile, la creación sincera fluye sin pretensiones pero con la maestría natural que dan los años. Se trató de finísimas noches, que prometen un camino aun más sonriente y soleado. Una indudable promesa de que volveremos a ver este acto en México, ya con nuevo disco, más adelante. Qué felicidad. Larga vida a “La Sonrisa”.
Por moonman
Desde inicios del 2022 se dieron nuevas señales de vida por parte de Thom Yorke luego de que la pandemia sepultara el impulso que traía con su álbum ANIMA, solo que en esta ocasión no se escudaría bajo su nombre como lo ha hecho desde The Eraser en 2006, sino que incluiría a Jonny Greenwood para crear el alter ego The Smile para crear algo nuevo, algo paralelo (o perpendicular, como se quiera ver), que reflejara su experiencia y gusto por hacer la música. Todo esto se englobó en el magnífico álbum A Light for Attracting Attention.
Todo el año pasado giraron por el mundo para que las canciones fueran creciendo y evolucionando. Así llegamos a mediados del 2023, con su visita a México. La verdad una parte de mí se alegra que haya sido hasta ahora, porque se notó de inmediato que esto ya no solamente es un proyecto, sino que podría ser una nueva era para los músicos, ya que han declarado que tienen suficiente material para sacar varios discos más. De hecho, hace unos días estrenaron la versión de estudio de “Bending Hectic” que será el faro de su siguiente producción.
Con esa sensación extraña de ver a artistas con un gran legado tocar su primer material, The Smile logró dejar a todos los asistentes cautivados, no extasiados como lo sería un concierto de Radiohead al escuchar sus hits, más bien todos atentos a ellos como músicos al demostrar su gran nivel de interpretación. De hecho, el tener un disco en vivo de su presentación en Montreux Jazz Festival demuestra la aceptación en otros ámbitos de la música sobre su gran calidad.
Hablando de su primer concierto en el Auditorio Nacional, tocaron en su totalidad su disco debut y aparte canciones nuevas que ya han venido tocando en sus últimas presentaciones: “Colours Fly“, “People on Balconies“, “Read the Room“, “Under Our Pillows” y la recién estrenada “Bending Hectic“. De la discografía solista de Thom, sólo tocó “Feeling Pulled Apart by Horses“, un sencillo aislado que quedó huérfano de disco.
… Somos unos groseros a estas alturas de la reseña debemos de mencionar a quien complementa esta trilogía: Tom Skinner, simplemente maravillosa forma de subir y bajar la intensidad de su instrumento y la forma en como complementa la maquinaria Yorke/Greenwood. La cereza del pastel fue el saxofonista Robert Stillman, quien abrió el show e hizo algunas apariciones en el concierto.
Mis momentos favoritos: el bloque “Pana-Vision“, “The Smoke“, “You Will Never Work On Television Again” y “Under Our Pillows“. Así que los que vayan a la segunda fecha (que supongo estará mucho mejor por ser la primer fecha anunciada) esperen algo sorprendente que los dejará en shock horas después del concierto.
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