Cortesía Secretaría de Cultura de la Ciudad de México
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Por Diego Álvarez Rex
Durante el segundo semestre de este año, la caravana Zorn 70 se ha presentado en selectas ciudades del mundo celebrando las siete décadas de vida del prolífico saxofonista y compositor de vanguardia John Zorn, reuniendo algunos de sus más representativos ensambles además de músicos invitados interpretando composiciones de su extenso canon de trabajo en EUA, Italia, Francia, Holanda y si, México.
Algo curioso y que pocos parecen percatarse, es que las últimas dos visitas de John Zorn a nuestra ciudad fueron como parte del desaparecido Bestia Festival, fundado por Claudia Curiel, quien posteriormente se dedicara a dirigir Casa del Lago y ahora es ni más ni menos que la directora de la Secretaría de Cultura, así que uniendo los puntos podemos concluir que no es coincidencia que esta monstruosa puesta en escena llegase a nuestro país por la puerta grande y además, con ambas fechas totalmente agotadas. Fue un suceso que llevó años de trabajo.
Sobre los ensambles, el primer día fue inaugurado por el mismo John Zorn detrás de Masada en formato cuarteto, dejando boquiabierto a todo el inmueble con una suerte de Jazz que pasó del Acid al cool y al Post Bop en cuestión de minutos, explotando las capacidades de cada músico no en virtuosismo sino en estilo propio, llevándolos de la mano como líder de banda, hasta un éxtasis musical que tuvo a todo el teatro pegando de gritos; casi de inmediato los integrantes del siguiente ensamble, Suite For Piano tomaron sus lugares y se conectaron sin permitir que el público siquiera agarrara aire y arremeter igualmente con un Jazz épico liderado por el piano de Brian Marsella.
Para cerrar el primer día, el coloso conocido como Simulacrum hizo acto de presencia teniendo a uno de los organistas consentidos de nuestros escenarios, John Medeski, arremetiendo con un Rock experimental pesado, estridente y preciso como una bala. Este trío en especial es el favorito de muchos de los seguidores de John Zorn puesto que recuerda en momentos a bandas como King Crimson, Mr Bungle y Primus, pero con su muy particular manera de acercarse al Rock “de vanguardia”.
La segunda noche de Zorn 70 fue inaugurada por Chaos Magick, quienes interpretaron música del álbum del mismo título que toma inspiración del pintor ocultista Austin Osman Spare y cuyas piezas son mucho más contemplativas a comparación del resto del cartel de ambas noches; sin importar la configuración en escena, el público capitalino tuvo un festín musical tras otro ya que es cierto, noches como esas son pocas en nuestro país y no por nada los boletos se agotaron tan rápido; seguidos por Incierto, el ensamble también evocó un Jazz mucho más cercano al Jazz moderno que a la experimentación, creando una atmósfera muy diferente al frenesí de la noche anterior, pero no menos eufórico.
A modo de cerrar el ciclo, las festividades las clausuró el mismo John Zorn con todos los músicos invitados, nueve personas en escena, en un formato masivo de Masada dando uno de los mejores recitales que ha visto el teatro en mucho tiempo. Una fuerza sonora dirigida por John Zorn dando pauta a cada músico, así como diciendo cuando entrar y cuando salir, como guiando una multitud hacia la luz. No hay realmente palabras para describir la grandiosidad en tanto ejecución como intensidad de la música, inclasificable como irrepetible, dando para muchos de los presentes el concierto de sus vidas.
Tal vez algo como Zorn 70 nunca se repita en nuestra ciudad, pero el hecho de que haya sido de localidades agotadas y un evento organizado por el Gobierno de nuestra ciudad, da esperanzas a que este tipo de sucesos sean más comunes que raros en un futuro, o tal vez no, pero lo importante es que sucedieron al menos una vez.
