Speak the rhythm on your own:
Superunknown de Soundgarden
Por Ernesto Acosta Sandoval
Soundgarden siempre fue el lado más extremo del Grunge. Es más, creo que les pusieron esa etiqueta más por comodidad que otra cosa. Desde el inicio de su carrera, en 1988, con Ultramega OK, la banda estaba claramente enclavada en el Metal y Hardcore que en cualquier otro sonido. Acaso, lo que más les emparentaba con sus congéneres era su origen, Seattle, la capital mundial de lo alternativo. Louder Than Love, de 1989, no los movió mucho de su postura. Cuando en 1991 apareció Badmotorfinger, su ciudad ya había visto florecer a las primeras y más prominentes bandas del sonido imperante de los siguientes años. Pero Soundgarden seguían de necios con guitarras machacantes y baterías sólidas y espesas. Esto estaba más emparentado con la New Wave Of British Heavy Metal que con el Punk al que, por lo general, se asociaba al Grunge. Y qué bueno que siguieran así de necios porque eso les dio su propia identidad dentro de la oleada de grupos que se dejó venir durante aquellos años.
En 1994, Chris Cornell, Kim Thayil, Ben Shepherd y Matt Cameron, entraron al estudio con la idea de moverse un poco de lo que venían haciendo para ver qué salía. Tampoco se movieron mucho. Insisto, eso siempre fue algo bueno para la banda. Si la fórmula te ha funcionado, ¿para qué cambiarla? En Superunknown, su cuarto álbum, Soundgarden hizo los ajustes mínimos para subirse a la ola Grunge y surfearla a gusto, sin necesidad de comprometer su visión artística. Las guitarras masivas de Thayil siguen en primer plano desde que esto arranca con “Let Me Drown” y “My Wave”, la voz de Cornell está en su mejor momento, y quizá brilla más que en sus discos anteriores porque la deja respirar como en “Black Hole Sun”. La banda se permite experimentar hasta con la Psicodelia y un poco de Stoner Rock en “Fell On Black Days”. No es que Superunknown sea un álbum más brillante que los anteriores, sus letras demuestran que no es así, simplemente la banda paró las orejas a muchas cosas que estaban sucediendo a su alrededor (Shepherd ha dicho que hasta Aphex Twin fue parte de sus influencias) y lo tradujo a un sonido y una cadencia mucho más heterogénea que los bloques monolíticos que fueron sus álbumes anteriores.
Con Superunknown, Soundgarden le dio un golpe al Grunge que le hizo cambiar de dirección en un momento en el que el género parecía ya haber dado de sí e iba de salida. Soundgarden, además, se develó como la banda menos temerosa dentro de su generación y echó a andar la segunda mitad de la década, inyectándole vida al movimiento y, además, por un breve instante coronándose como sus reyes indiscutibles.