Kurt Cobain: 30 años después

Still del video “Heart Shaped Box”

Por Rodrigo FdelaG “Fo”

Hace 30 años, el electricista Gary Smith tuvo una de las visiones más desagradables que su trabajo le ha permitido tener: encontró a un hombre con una escopeta y que chorreaba sangre por el oído; segundos después del impacto por la imagen, comprendió que ese hombre estaba muerto. Smith debía instalar un sistema de seguridad para una casa en Lake Washington, EUA.

Así fue como inició el “eterno descanso” Kurt Donald Cobain. Más allá de avocarnos en halagos a la persona que marcó un hito en la cultura popular, ésta es una pequeña rendición que desmitifica al rockstar y que honra al ser humano.

El ex líder de Nirvana encontró el final a sus días en los primeros días de aquel mes de abril en 1994. Aunque encontraron su cuerpo un 8 de abril, el dictamen forense determinó que el cadáver llevaba tres días sin vida. A partir de esas investigaciones, siguieron una serie de teorías sobre suicido y asesinato que hasta la fecha no encuentran certeza; sin embargo, su propia muerte lo condenó al estatus de deidad que toda su vida rechazó.

La historia de Kurt Cobain se desarrolló en medio del abandono, la confusión y la rabia que sufrió a los ocho años tras el divorcio de sus padres; era un hombre común cuya mayor pasión era componer música. Contrario a lo que muchos pudimos pensar, su adicción a las drogas se debía al fuerte cuadro gastrointestinal que le aquejaba –por lo tanto, se inyectaba para lidiar menos con su dolor-. Pese a escribir frases célebres como “I Hate Myself and I Want to Die (me odio y quiero morir)”, Kurt Cobain no parecía odiar la vida, tanto como odiaba lo rutinario y convencional.

En sus días de juventud inadaptada, Kurt Cobain renunció a la práctica de deportes en la escuela –como lucha o béisbol- por el desprecio que le causaron los abusos de sus compañeros de clase. Durante esa época, recibió maltratos por ser amigo de un homosexual –misma situación le fomentó un espíritu de empatía hacia la comunidad gay-. Abandonó la escuela un par de semanas previas a su graduación por no cubrir todos los créditos; esa razón influyó en que su madre le pusiera como ultimátum conseguir un trabajo o irse… Cobain prefirió colarse ocasionalmente al sótano de su casa que seguir las reglas. Esos acontecimientos le desarrollaron baja autoestima y la constante sensación de rebelión contra el resto del universo.

Kurdt (como se hacía llamar en ocasiones) era la personificación de la angustia juvenil a principios de los noventa. Desde el instante en que la disquera Geffen Records lanzó el afamado “Smells Like Teen Spirit”, la banda recibió notoriedad hasta ser nombrados como voceros de una generación; su vocalista –como en la mayoría de los casos- fue quien recibió el mayor seguimiento. Esa etiqueta, más que un honor, pareció convertirse en la carga que le aquejó hasta su último día. Era alabado por la prensa, la crítica y sus fans, pero Cobain era un tipo sencillo que gozaba de pasar tiempo con sus amigos y componer música; sin embargo y tal vez a causa de situaciones de su infancia, él amaba a su familia.

Es conocido que Kurt tenía problemas con Courtney Love desde que iniciaron su relación, ya que sólo podían estar juntos cuando estaban drogados. Aunque sentían atracción mutua, la personalidad dominante de Courtney causaba conflicto en la necesidad destructiva de Kurt. La relación no parecía estar destinada al éxito, pese a incluir una tercera pieza de nombre Frances Bean –su hija-. Al momento de la muerte de Cobain, se rumoraba que iniciarían los trámites del divorcio además de que “renunciaría” a su lugar en el mainstream musical. A causa de estas situaciones, surgió la polémica en torno a su deceso: ¿suicidio o asesinato?

Amigos suyos afirman que él no se suicidó; los reportes del forense dictaminan lo contrario. Hay toda una teoría en torno al homicidio del músico y que no parece sustentarse en bases sólidas. La realidad sigue sin ser conocimiento del dominio popular como tantas otras muertes misteriosas de figuras públicas.

El resto del mundo lamentó su pérdida como si esta marcara el fin de una época llena de bonanza y heroísmo. La verdad es que Kurt Cobain heredó música de catarsis donde sus letras y su música no gozaban de virtuosismo, pero su interpretación resultaba liberadora; mientras su poder vocal se fundía en la misma frecuencia que su angustia, su rabia y desesperación explotaban en los acordes de su estruendosa guitarra y sus frustraciones criticaban con crudeza los prejuicios de la sociedad.

La gran ironía que gira en torno a su pérdida es que lo consolidó con el estigma que tanto buscó combatir: la idolatría. Al momento de su muerte, Kurt Cobain estaba en el punto más alto de su carrera; era la figura más importante del movimiento musical en boga y su cara aparecía en las portadas de publicaciones importantes. Aunque siempre detestó que le tuvieran en semejante pedestal, Kurt Cobain se vio condenado a permanecer en dicho estatus para la posteridad. Murió a los 27 años y por eso se unió a los nombres de Hendrix, Joplin, Winehouse y Morrison en el grupo de leyendas musicales que fallecieron para ser inmortalizadas.

Aunque esta memoria lo perseguirá por la eternidad, se fue antes de ver a sus compañeros de banda separados, a su hija haciendo fiestas cuyo leitmotiv es el suicidio y ver a Courtney Love en su mejor rol como… Courtney Love.

Nota del editor: Este texto fue publicado en 2009 y ha sido editado para publicarlo y que tenga sentido hoy en día.