RPM: Re de Café Tacvba

July 22, 2024

re cafe tavba

Por moonman

La gente dice que el baile,
sólo es una diversión,
y artistas extranjeros,
se lleva la comisión,
hoy quitaré el miedo,
a sentirme en la vanguardia,
sin tener que ir a New York,
para ver allá que pasa.

El Fin de la Infancia
Café Tacvba
Re

Alejémonos por unos momentos de los memes, el contacto digital y de la facilidad de tener el mundo en tu mano con un teléfono más inteligente que tú. Es el año 1994, un año rojo para México, un año desgarradoramente honesto en el que se dejó atrás -por un momento- la hipocresía latente para exponer a una nación harta, llena de odio e injusticias. Esto se vio reflejado en la economía, la cual parecía llevarnos al primer mundo para finales de ese año caer una fuerte recesión; incluso el Popocatépetl hizo lo suyo al hacer erupción violentamente, queriendo desahogarse y liberar toda la tensión interna que tenía por años.



Colosio, EZLN, Massieu y descalificación por penales fueron algunos de los tags de ese año. México no necesitaba gritarle al mundo que estaba cambiando, mas bien internamente estaba enardecido y con ganas de querer quitarse de encima años de inmovilidad e incómodo conformismo, así como buscar formas de auto expresión.

En medio de todo este huracán de hechos surgió un icono, una cajita, algo netamente representativo que encapsuló todo el sentir de una forma tridimensional, con varios caminos y olores, versátil e incluyente que no dejó a nada y nadie fuera de la foto.

Re, la segunda nota musical y que (según Wikipedia) “deriva del inicio del segundo verso del himno religioso Ut queant laxis: exaltar a pleno pulmón“, fue el nombre del álbum de Café Tacvba que no sólo marcaría una etapa inmejorable en su carrera, sino que se convirtió en una especie de documento histórico que narraba cómo las tradiciones, lejos de ser nostálgicas, podían arraigarse en el presente para crear una identidad y originalidad palpable.

Con jaranas y tololoches que se comunicaban con cajas de ritmos y melodiones, se unieron dos momentos históricos, yuxtaponiéndose como un experimento de física cuántica en donde vivencias urbanas se convertían en cantos de juglares, sólo que en vez de códices y pictogramas tenemos unidades llamadas canciones.

Dentro de este complejo código encontramos cánticos tradicionales del pueblo cucapá y referencias al pueblo náhuatl que contrastan con problemas citadinos cotidianos que nos remiten de inmediato a la ambivalencia de tener un alma dividida entre lo indígena y español, entre lo moderno y lo actual, entre la contemplación y estar actualizados a todo momento. Ese lidiar con el yin y yang es el meollo de ser latino, por un lado queremos bailar y festejar, pero por otro estamos concientes de que el mundo se mueve velozmente y que debemos cuadrarnos para pertenecer a él.

Justo las 20 canciones de este álbum tratan de explicarnos estas contradicciones. Una de las más evidente es “Trópico de Cáncer“, cuya historia trata sobre dejar atrás la modernidad y el progreso al ser conscientes (ah, la honesta, sincera y desgarradora conciencia) del lado nihilista y destructor del ser humano contra la naturaleza.

También para explicar este blanco y negro, lo hacen por medio de “El Ciclón” en donde ponen en evidencia la interconexión y equilibrio de todo, como el efecto mariposa, en donde uno no podría vivir sin el otro.

Un momento clave del disco surge por medio de un homenaje. Pocas veces una inspiración termina en algo trascendental y no en un insípido cover o referencia efímera, como un tweet. “Esa Noche” no sólo es una oda a Chavela Vargas, es una canción cuya naturaleza le pega tanto a adolescentes como a los antiguos sabios de la familia por lo simple y cruel que resultan los desencuentros del amor.

Es así como entre flores, bailes, la venganza a ritmo de tambora y cha cha chá, la vista desde un balcón, las pintas en Chapultepec, el origen del hijo del Tlatoani, el subirse al aperrado subterráneo tren, la búsqueda de identidad al pertenecer al TT de moda, lo vertiginoso del tiempo, la caca de paloma a ritmo de trío, un coqueto pez enfrentando su muerte, una negrita vendiendo pescado frito con limón en su pueblo natal y el grito desesperado de una nación por tener su propia voz… todos estos momentos marcan poderosas postales de un México no sólo de hace 20 años, sino que hoy en día permanece vigente.

Esa inmortalidad hace que Re sea un producto cultural necesario para el que quiera entender la compleja identidad de un mexicano (e incluso lo latino).

UPDATE: En la columna de Joselo del Excélsior, dice que en unas semanas se anunciarán sorpresas para celebrar el aniversario. Consúltalo aquí.

Post escrito por: moonman

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