Agosto 23: El Jubileo del Rey
Natanael Cano @ Estadio GNP
Por Alejandro Ramírez @le_fraktal
Nissan Sentra SV año 2021, tarifa dinámica, lluvia y tráfico en avenida Viaducto, El Panda Show como sonido de fondo, un largo camino de bromas crueles por teléfono. Afortunadamente se detuvo la tormenta, es viernes de concierto en CDMX, pero a diferencia de los shows de Bruno Mars para inaugurar el recientemente remodelado Foro Sol, esta es una noche especial e histórica para la música mexicana.
La primera vez que Natanael Cano se presentó en CDMX agotó por dos noches el Auditorio BB, después regresó para llenar el Auditorio Nacional, luego para ser headliner del Festival Arre, y ahora es el primer artista local que se presenta de forma estelar en el Estadio GNP habiendo logrado el sold out en menos de una semana.
Y como corresponde en las actuaciones del Tumbado Tour que lo han llevado por gran parte de todo México este 2024, como un tiro arriba para anunciar su llegada, “El F” inicia con el delirio: las cuerdas de las docerolas cual ráfagas de R-15, los metales emulando el toque clásico de banda, el bajo imponiendo el ritmo tumbado, el traqueteo demencial del contrabajo, y la letra en honor al Jefe de Jefes de la vida mafiosa, y haciendo referencia a Tony Montana: “Le he da’o la vuelta al mundo, no me canso porque él es mío”. Natanael Cano es un fenómeno musical y “no cualquiera eso comprende, entenderlo está cabrón”.
“Selfies”, porque muchos de los presentes que no bajan el teléfono quisieran una foto con El Nata para presumir en Instagram. Enfundado completamente en Adidas, “El de la Codeina” canta y bebe de su doble vaso, “Mi Nuevo Yo”, y que no les digan que no pueden es el mensaje y la identificación, porque en el Corrido Tumbado también hay empoderamiento e inspiración positiva.
Quien iba a pensar que a El Nata todo un día se le iba a dar, parafraseando las primeras líneas de “Carlitos”, la evolución de las historias de pistoleros famosos de Los Cadetes de Linares, de los corridos donde se cuenta la pura verdad como Los Tigres del Norte, y “El Diablo” a modo de relato y para recordar los inicios de este sonido tumbado que amas u odias, pero no puedes ignorar.
“Y con esta nos vamos hasta el cielo”, dice Natanael y la bandona se arranca con “El Toro Encartado” y una cadena de cóvers en honor al gran Ariel Camacho: “El Karma”, “Entre Pláticas y Dudas”, de esos temas que aparecían en los primeros compilados de Corridos alterados que se pirateaban en línea o que se adquirían en el tianguis, y luego “El Rey de Corazones”, “Por No Perderte Te Perdí”, porque los maleantes también sufren de amor, porque tanto duele el abandono como una bala en la pechera, pero también un clásico como “Te Metiste” para saber que el sentimiento al cantar nos salva, y comprender que el regional mexicano siempre ha estado presente en la memoria y estima de mucha gente, y hasta ahora está obteniendo la atención y el reconocimiento que siempre mereció.
“Soy El Alto Mando” de Alfredo Olivas en honor a las leyendas recientes del género, “O Me Voy o te Vas” y el reconocimiento a otro de los enormes nombres de la música grupera, Marco Antonio Solís, de esas canciones que emanaba el radio de la tienda sintonizando La Z, o el trayecto a casa en el microbus con la Ke-Buena. “Ya Te Olvidé”, porque tanto el dolor como la música son atemporales, y estos himnos de antaño encuentran su camino a la inmortalidad gracias a la experimentación musical, ahora es curioso hasta hacer cierto headbanging al ritmo del tumbado.
“Mi Bello Ángel” y el canto del público femenino domina el ambiente, “Amor Eterno”, y qué pensaría El Divo de Juárez al ver que su legado sigue intacto, quizá nadie llegará a su alteza, pero su obra vaya que es fundamental para la inventiva de la nueva música mexicana, esa que ahora domina los charts y las reproducciones en las nuevas formas digitales de consumo musical donde se acabaron los discos de “Diamantes”, esos que adornar la estirpe de El Nata, el fuego se enciende en las enormes pantallas dispuestas, la gente brinda y canta al unísono. “Disfruto Lo Malo” y la aparición de Jimmy Humilde, CEO y fundador de Rancho Humilde.
Un par de nuevos temas con Nueva H y después la aparición del maestro Dan Sanchez “El Fucking Diablo” dijo el mismo Nata, otro de los fundadores del movimiento CT, como el tatuaje en su cuello que también adorna la piratería que se vendía en el perímetro del estadio, un nuevo símbolo de identificación entre una generación que encuentra en los corridos tumbados lo que ya no ofrece el Rock o lo que nunca ha ofrecido el Pop: el ánimo de rebeldía que combina el look and feel inspirado por la cultura Hip Hop, la eliminación de el prejuicio por escuchar música creada en el norte del país que actualmente domina todo el territorio, y este lleno en el estadio, y esa emoción genuina de los fans como prueba de ello.
Niños que bailan a la vista de sus papás, parejas de novios escépticos, algunos que quizá terminaron yendo solos al show porque su círculo de amigos no comparten el gusto por el tumbado, pero están ahí, escuchando y analizando, grabando el video para TikTok, o también tal vez soportando algo que no pueden comprender, pero que a su amigo del alma le encanta. “Compa Bladi” para continuar con el extenso pero preciso repertorio musical.
Tito Double P en escena para interpretar “Primo” y después el delirio al compás de “CH y La Pizza”, esos mensajes crípticos difíciles de entender, la nueva ortografía de los emoticons, la bandononona que parece avivar el fuego en escena, los combos de amigos que se mojan con su propio trago al aire, un par de temas para presentar a Alejandro Buelna, y después la emoción esperada, el coro descarnado, el alma saliendo del cuerpo, las lágrimas y risas, “Amor Tumbado” como himno de este género estigmatizado, pero también celebrado.
Después el cenit de la noche con la presencia de Gabito Ballesteros al ritmo de lo más nuevo: “Lou Lou” y “El Boss”, y cuando pensamos que eso sería todo, Nata anuncia la llegada de las dos letras, La Doble P y el convoy está completo, los carteles se han unido, el Estadio GNP es testigo de la historia, y seguro varios que siguen el show por stream en Disney+ desde sus casas quisieran estar ahí, “Vino Tinto” para aventar al aire, nubes de humo aún ilegal flotan entre la gente, de diversas variantes, cepas y calidades.
Mercedes AMG Clase G 63, general B, luna llena, este himno como sonido de fondo, el baile frenético, el nuevo slam es el círculo de amigos que se abrazan y giran sobre su propio eje, la genuina catársis que ya no ofrece la música que huele a viejo, lo que nunca evocará la estrategia de marketing musical que termina con un product placement de una gran disquera. “Un aplauso para el rey tumbado”, dice Peso Pluma reconociendo la alteza de Natanael Cano, el compañerismo antes que el recelo, “Pancake” para elevarnos aún más. “PRC”, y si se la saben la cantan, y la multitud obedece pero no se rinde, no hay pendiente no puedo fallar, “Carnal” para dar fin a un momento inolvidable para los fans del tumbado.
“Pacas de Billetes”, “Entre las de 20“, “Giza”, “Madonna”, y 45 canciones después la más pedida, la prohibida, la que se bajó de plataformas pero encontró su subsistencia en la extraña clandestinidad que ofrece YouTube, el grito constante de “cuerno cuerno” hizo que El Nata al fin cediera, y al pendiente y a la orden, los músicos hicieron sonar las notas, se activó el “Cuerno Azulado”, total, como se dice en TikTok, Disney paga la multa. Gran momento para los reales presentes.
“Así Tocó Mi Vida”, recordando los inicios al final de la velada, y para bien o para mal, como los grandes cantantes del Regional Mexicano, Nata se despide después de tantos tragos de tequila, ya con la voz cansada, pero después de haber dejado toda su energía en el escenario con casi 50 canciones en total.
Wolkswagen Vento 2021 Starline, después de librar el enorme estacionamiento en el que se convirtió Avenida Churubusco con los padres que esperaban por sus hijos en días previos al regreso a clases, porque es lo que ahora se escucha aunque no lo aprueban del todo, lluvia intensa de nuevo, el cansancio y el desvelo, pero la satisfacción por haber presenciado historia, porque Natanael Cano acaba de poner la vara muy alta, y porque demostró quién es el rey sin tener que gritarlo como Joffrey Baratheon en Game of Thrones: “Cualquier hombre que tiene que decir, yo soy el rey, no es un verdadero rey”.