Por Diego Álvarez Rex
Como muchos sabrán, y como hemos podido comprobar las veces que este sitio le ha hecho cobertura a los conciertos de Apocalyptica, es realmente el público quien hace del concierto algo memorable, desde la atmósfera de éxtasis y felicidad que inundan en el teatro, hasta sus gritos y manera de entonar por encima de los amplificadores; ahora que este icónico ensamble finlandés regresó a nuestra ciudad y no fue la excepción.
Un concierto especial que se anunció con todo un año de anticipación, pues es que con motivo del 20 aniversario de su debut Plays Metallica By Four Cellos, el una vez más cuarteto de Helsinki dio el festín musical que muchos de sus acólitos siempre soñaron. Un conciertos donde no solo ejecutarían su primer álbum, sino ambos bloques del recital se dedicaron al canon de trabajo del icono del Thrash Metal de la bahía de San Francisco: dos horas y media de puro Metallica interpretado por Apocalyptica con todo y uno de sus miembros originales, Antero Manninen, tras más de una década de haber abandonado al conjunto.
Por fin la banda regresó a esos lúgubres paisajes donde el Metal más bestial se vuelve una gélida oda escandinava donde clásicos como “Harvester of Sorrow”, “The Unforgiven”, y “Wherever I May Roam” parecen haber sido escritos desde un principio para este instrumento de cuerdas, perdiendo totalmente sus características tradicionalistas para volverse ese suceso sonoro que les puso en el mapa desde un principio. Sin vocalistas invitados, sin batería, ni otro distractor más que los movimientos de los músicos… claro, hasta el segundo bloque.
El segundo bloque bien podría catalogarse como todavía aún más complaciente, pues que dieron una segunda parte mucho más salvaje de la que uno esperaría. Cuatro temas del segundo álbum de Metallica, Ride the Lightning, tronaron como el fin del mundo con histéricas reversiones a “Escape”, “Fight Fire with Fire” y “For Whom the Bells Toll”. De los pocos conciertos en el Teatro Metropolitan donde toda la audiencia permanece de pie durante todo el concierto.
Eicca, Paavo, Perttu y compañía aseguran que México ha sido, es y siempre será su lugar favorito para tocar ya que siempre superan la visita anterior en cuanto a gritos se refiere, y después de escuchar como la gente entrega todos sus pulmones a una banda que no trae vocalista, no es tan difícil creer palabras que bien podría repetir noche tras noche en cualquier rincón del mundo.