Festival Hipnosis 2017 @ Deportivo Lomas Altas

December 11, 2017

Black Rebel Motorcycle Club

Foto Héctor Paniaga @soyelpani

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The Black Angels

Foto Héctor Paniaga @soyelpani

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Ty Segall

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The Coathangers

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Death Valley Girls

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Por José Marr‏ @JR_Marr

Hipnosis, fue presentado como “El primer festival de Psicodelia, Garage y mucho Fuzz hecho en México”, razón, eslogan y motivo por el cual muchos tuvieran altas expectativas, muchos, cambiaran su destino respecto a Trópico o incluso (pude escuchar un par de veces entre la vox populi) prefirieron ahorrar el dinero previsto para Corona Capital, para asistir a la primera edición del festival organizado principalmente por Indie Rocks.

Tener el apócope de “Primer” también resultaba un riesgo, si bien durante los últimos años hemos viste un nacimiento de festivales por doquier en el país, ha habido algunos que no han llegado para quedarse y otros que, aunque con buena propuesta, sus nombres no consiguen acaparar al público necesario para que al final de todo y lo más importante, los números en ganancias sean positivos. Afortunadamente Hipnosis escogió a los actores adecuados, un lugar propio y agradable para la estancia durante las más de 12 horas de festival y varios elementos particulares que van desde la locación en el deportivo Lomas Altas, los alimentos, hasta la siempre necesaria cerveza.

Y había cierta incertidumbre al comienzo, muy poca gente durante los primeros actos era algo difícil de concebir para un certamen que presenta un único escenario. Pero Virtual Haze y Viv & The Sect hicieron lo propio para comenzar a enmarcar el dictamen del festival: comenzar a llenar de fuzz y guitarras desaliñadas el ambiente.

Las cosas empezaron a tomar más forma, a empezar los minutos cada ves más abductores y esto fue responsabilidad de Cascabel, esa psicodelia de antaño y su misticismo profanado de hace 60 años fueron embriagadores y causantes de la provinencia de humos sospechosos entre los asistentes frente al escenario.

Sin embargo era aún demasiado temprano para perder los estribos por la vía de la psicodelia, así que Cøggs y la “magia” de ver a Ty Segall se consumó rápido porque los mismos integrantes del grupo salieron a montar sus instrumentos. Mas, cuando comenzó la ejecución de la banda todos se dieron cuenta de la barrera que representa el estudio para todo su poder; en vivo, Cøggs fue una auténtica aplanadora con base en el Punk crudo y estridente de los 70s, Y si bien hay que analtecer las furtivas ejecuciones de la banda, del mismo Segall que igual le pegaba a la batería que raspaba la guitarra, lo de Chris Saw al canto es para ponerle un monumento en el campo mayor presidencial. Una bestia de voz descarnada que recorre el escenario colgada del micrófono contagiando su fiereza… no hace falta mencionar que fueron los únicos que causaron slam.

La vía paralela se retomaba con un acto sumamente especial desde el desierto de Sonora: The Mud Howlers. Una banda que llegaba ya con fans que se dieron más a notar, con gente mezclada entre el público, de avanzada edad que quizá encontraban en Hipnosis el rito que no pudo proseguir desde aquel legendario Festival de Rock y Ruedas de Avandaro. Así comenzaron unos Mud Howlers limpios impecables, que desprendían belleza por sus ejecuciones y hechizo por sus divagaciones instrumentales. Echando al ruedo sus adustos hits ya cosechados en Timeliness e impresionando a raudales por lo que viene en su futuro con dos canciones nuevas llamadas “Be The Same” y “Let’s Make Love“.

Espacio para los actos femeninos con Death Valley Girls y The Coathangers, casi dos horas de pura estridencia donde hay que señalar, que las primeras causaban más risas no empáticas con lo mostrado. Si bien había fervientes seguidores de éstas, los ajenos no se identificaron o quedaron cautivados por la presentación. Caso contrario con The Coathangers que se puede afirmar, era de esos actos estelares para ya contados testigos. El trío de chicas Punk Garage proveniente de Atlanta llenó de diversión y locura a Hipnosis, que entre los cantos de Meredith, Julia y Stephani fue encontrando diferentes ángulos para su setlist, desde la irreverencia, hasta lo más desgarrador,

La curva más alta la noche la emprendió Ty Segall, un artista del que no sabíamos que setlist esperar con tantas y tantas canciones y discos en su haber, lo único seguro, sería la sobredosis de guitarras. Y así lo hizo, nunca fue menos, vestidos totalmente de blanco cual psiquiatras para atender en caso de que fuera necesario a quien perdiera el control de sí en el campo, fue que Segall y compañía emprendió una a una canciones que van desde “You’re The Doctor” hasta “Break A Guitar“. Interactuando poco, de hecho parado de perfil ante el público ¿Extraño? No, más bien, dejando todo el foco a su música que a final de cuentas es la imponderable.

Después de desbordante energía venía la cuarta dimensión de The Black Angels, su psicodelia sofocante que ya era necesaria ante el cada vez más insoportable clima, un frío que calaba hasta los huesos. Afortunadamente, una especie de anestesia apareció con The Black Angels, una que se llevaba a la mente a otra dimensión y nos desprendió de otras sensaciones. Los de Texas vinieron a venerar su más reciente Death Song -una de las mejores placas del año- (y ¿mejor portada?) y aunaron su magnifico ritual con unos visuales impresionantes, alusivos a enajenantes colores y geometrías. Todo el set de la banda fue un “viaje” absoluto, su parado estoico en el escenario y Alex Mass casi encubierto entre gorra y sudadera con el rostro dirigido al cielo dirigiendo la ceremonia era parte de la magia de su acto. Como ya lo he mencionado, la psicodelia de su más reciente producción fue la imperante, pero el equilibrio con sus trabajos más dirigidos al Rock equilibraron, sin olvidarse de uno que otro hit que simplemente no podía faltar como “Young Men Dead“.

Hipnosis llegaba casi a su fin, toda la gente habida y por haber estaba arribando al lugar y lógico para la salida de Black Rebel Motorcycle Club, Los de San Francisco se lucieron con un setlist robusto y extenso, que comenzó con toda la carrocería por delante incluso tratándose de abrir con una canción que sacaron hace poco como “Little Thing Gone Wild“. Como ya era justo y necesario, con BRMC fue que el público explotó, guardó esa energía para perder la etiqueta en este punto de la noche. Éxito tras éxito inundó a Hipnosis y desentumió las piernas de muchos que estaban a punto del congelamiento por la espera. “Beat The Devils Tattoo“, “Conscience Killer“, “Love Burns“, “Red Eyes and Tears“, es difícil señalar puntos más álgidos que otros, BRMC ha mantenido una linea uniforme, cambiante y que todavía mantiene particular a cada una de sus canciones. Pero… sería una mentira no decir que “Spread Your Love” no fue un manicomio. La actitud abrumadora de la banda permitió por ahí un saludo poco amigable a Donald Trump que causó celebración, pero si de algún modo se puede describir la presentación de BRMC es que “nos inyectó fuzz hasta por los poros”.

Quizá el acomodo de La Redada no fue lo mejor para la banda misma, pues muchos partieron del inmueble cuando BRMC terminó su set. Sin embargo, quedó como una muy adecuada coda al festival para recordarnos que en Latinoamérica, en México, se puede hacer música “psicodélica” en todos los sentidos, abrazando las verdaderas raíces de los pueblos prehispánicos.

Así es como concluyó la primera edición de Hipnosis, un festival que podemos tachar de ÚNICO en su especie, y del cual seguro muchos anhelan una próxima edición por tener una línea de la que muchos otros festivales de convocatoria se olvidan, y al parecer el público también, pero al estar ahí, descubrimos que esos instintos más salvajes que sólo despiertan cuando las guitarras son rasgadas con fuerza desmedida, los pedales distorsionan al extremo y las bocinas literalmente lloran de placer…. De ser así, seguramente estaremos sí o sí, presentes en el 2018, sólo rogamos que para esa próxima vez, los ingenieros de audio sean titulados y no pasantes.

Post escrito por: Jose Marr

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