Por Josuelo
El ganador del Grammy en 2012 a la categoría de Nuevo Artista y Álbum Alternativo, Bon Iver, finalmente nos visitó, luego de la cancelación del festival llamado Days Have No Numbers pensado para la Riviera Maya.
Lo mejor de esta gran actuación es que tuvimos la oportunidad de ver su ensamble completo, cinco músicos detrás de los instrumentos de vientos, dos baterías a diferente tempo (Matthew McCaughan y Sean Carey), aunado a dos grandes multinstrumentistas (Michael Lewis y Andrew Fitzpatrick) que acompañaban a Justin Vernon la mente detrás de Bon Iver.
Parece que el clima de nuestra hermosa ciudad y sus bajas temperaturas se tomaron muy enserio la visita de este proyecto que se deriva de la frase francesa “Bon Hiver” y que se pronuncia “Bon Iver”, (Buen Invierno), pero como lo dijo el mismo Justin: “Ustedes díganlo como quieran ya sea con acento gringo o francés”.
Bon Iver al estar frente al escenario lo primero que hizo fue colocarse sus audífonos para así tener el control y reconocer cada una de las capas y distorsiones que ensamblan su voz, Justin también vino a compartir su mensaje de expandir el amor, a dejar de tener miedo, que todos somos una misma familia de personas en el mundo, dejó claro que esta en desacuerdo en como se maneja la política de su país en referencia a la frontera y los muros, declarando que esta lejos de casa, pero aquí en México lo ha hecho sentir como en casa, todas las personas con las que ha platicado y convivido.
El set de la noche estuvo fuertemente cargado a la presentación de temas de su disco de 2016, 22, A Million un álbum muy celebrado en donde las secuencias y la experimentación con texturas, sampleos y beats más electrónicos, como lo pudimos disfrutar al momento que interpretó temas como “10 d E A T h b R E a s T”, la impactante “22 (OVER soon)” o “33 GOD”.
En vivo también pudimos volver a constatar que canciones como “Flume”, “Skinny Love”, “Holocene” y “Perth” de sus discos previos sonaron más robustas y ponchadas por las capas sonoras que se van creando al momento. Por momentos en el concierto podíamos disfrutar la voz de James casi a capella, con ese falsete tan distintivo o apreciamos su voz solo junto al compás de batería o con una notas del saxofón, no importaba tan poco que nos diera la espalda para tocar el piano en un par de ocasiones, La iluminación del show es otro punto a destacar, sobre el escenario estuvo rodeado de bombillas de luz que parecía iban al ritmo, en secuencias marcadas en zig zag detrás los músicos.
Una emoción colectiva fue lo que vivimos en el primer show de Bon Iver en México, cada que prendían la luz Vernon sorprendido por el cálido y eufórico recibimiento volteaba a cada punto donde se encontraba distribuida la audiencia para agradecer la energía, un show que entrego felicidad a todos los entusiastas de este originario de Wisconsin.
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