A walk in the park:
25 años de Modern Life Is Rubbish de Blur
Por Ernesto Acosta Sandoval @erniesandoval_
Después de una gira desastrosa por Estados Unidos que casi los acaba como banda, un álbum debut recibido con tibieza que rayaba en lo mediocre, hartazgo con el rumbo que la música estaba tomando en el mundo, Damon Albarn, Graham Coxon, Alex James y Dave Rowntree casi se desintegran. En lugar de eso, decidieron voltear a lo mundano de la vida cotidiana, a las influencias en lo temporal más lejanas y a las más inmediatas pero que fueran exclusivamente británicas: desde los personajes creados por Ray Davies de The Kinks, hasta las melodías tintineantes de la guitarra de Johnny Marr en las canciones más alegres de los Smiths. En un giro por completo inexplicable, como siempre sucede en la música Pop, casi las mismas razones por las que fueron ignorados dos años antes (“Son demasiado británicos”, observó un crítico norteamericano en su reseña a Leisure), fueron las que terminaron por establecerlos en el panorama de 1993. Quizá ayudo que las letras de Albarn se alejaron de la superficialidad de, digamos, “She’s So High”, y se acercaron a la burla y la socarronería de “Chemical World”. La música de la banda se alejó de querer sonar a Madchester a fuerza, a crear un sonido por completo londinense como no se veía desde los Small Faces. Es decir, algo con una identidad propia a la que no le daba vergüenza gritar a los cuatro vientos de dónde venían.
Modern Life Is Rubbish fue la verdadera declaración de principios de Blur, sembró las semillas para un movimiento que se basaría en ignorar lo que venía del otro lado del Atlántico para producir algo plenamente original pero con un dejo de familiaridad suficiente para no sentirse esnob o inflado. Es el primer álbum de la banda en la que se sienten como una banda trabajando juntos y siendo felices con ello, y al mismo tiempo, destapó la creatividad de su frontman, que resultaría imparable desde entonces. “For Tomorrow” abre el álbum con un cuento de una pareja caminando por Londres, preguntándose qué sigue mañana. La canción es directa heredera de “Waterloo Sunset” de los Kinks, en su afán de retratar el aburrimiento cotidiano de lo urbano y el anhelo por sobrevivir un día más en espera de algo más grande. Lo mismo se puede decir de otras canciones del álbum como “Sunday Sunday”, “Pressure on Julian”, “Colin Zeal”, u “Oily Water”, retratos de personajes con nombre, o simples observaciones del pasar de la gente por las calles de la capital británica.
Modern Life Is Rubbish reveló, hace 25 años, a Albarn como un bardo con un ojo y un oído perfectos para retratar lo que era ser joven y ansioso en la Inglaterra post Margaret Thatcher. No es poca cosa si consideramos lo que sucedería dos años después cuando la banda lanzara Parklife y, entonces sí, la dominación de Blur sería total.
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