La estruendosa despreocupación ante la vida
de The Vaccines en el Pepsi Center
Por Aarón Cortés
Tras el lanzamiento de Combat Sports, su cuarto álbum, The Vaccines comenzó un gran tour que incluyó un pequeño concierto en el Festival Pulso GNP de Querétaro en junio. Aunque parece que éste no fue suficiente, anunciaron su regreso este mismo año con tres fechas más, entre los que no podía faltar la Ciudad de México.
Fue así como, con unos cuantos minutos de retraso (luego de que el staff cortara la presentación de Los Blenders por exceder su tiempo), cuando la iluminación del Pepsi Center se centró en el escenario mientras comenzaba a sonar Tocata y fuga en Re menor de Sebastian Bach (también conocida como el famosísimo tema de Drácula), seguida por “Dancing Queen” de ABBA. Una combinación perfecta para disparar el hype entre el público, antes de la aparición de The Vaccines.
Luego de este peculiar intro, la banda británica nos golpeó de inmediato con el estallido de “Nightclub”, disparando gritos por todo el lugar al utilizar uno de los bangers del nuevo disco como apertura.
Y es que una de las cosas que debemos destacar de este show es la forma en la que acomodaron las canciones en el setlist, aprovechando al máximo la energía que poseen en vivo y la actitud de Justin Young como un verdadero frontman. Así que durante los 21 temas encontramos mezclas ganadoras como “Teenage Icon” seguida de “20/20” y “Post Break-Up Sex” con “Norgaard” que nos hicieron saltar hasta el cansancio.
Curiosamente en esta ocasión, English Graffiti fue hecho de lado con únicamente tres piezas (“20/20”, “Dream Lover” y “Handsome”) , pues el resto del concierto consistió de hits y lo mejor de Combat Sports. Claro que también hubo tiempo de mostrarnos algo nuevo, con una canción estilo Rock ochentero llamada “All My Friends Are Falling in Love”.
A diferencia de otros actos con sus ostentosas escenografías, The Vaccines únicamente utiliza el nombre de la banda decorado con muchos papeles plateados colocado al fondo, cuya finalidad es reflejar el color de la iluminación de una forma natural y atractiva, jugando un papel fundamental y camaleónico. Esta atmósfera de simplicidad se puede apreciar en otros elementos como vestuario e instrumentos, puesto que no fue necesario realizar cambio de guitarras en cada tema. Otro punto a su favor al mantener al público entretenido, sin hacerlos esperar de más.
No es un secreto que México es sus países consentidos y a pesar de que ya han dado más cinco shows aquí, es imposible que no caigan rendidos ante el canto del clásico “olé olé” del público, a quienes Justin Young juró amar sin importar que “fuera demasiado pronto”. Dejando al aire la promesa de que volverán mientras la gente siga asistiendo a sus shows.
The Vaccines no dejó caer el ánimo en ningún momento, con espacios en las percusiones para aplausos y las guitarras chillantes de Freddie Cowan que nos hicieron bailar sus historias sobre la confusión de la post adolescencia, rupturas amorosas, enamoramiento y rebeldía egocéntrica ante la vida misma.
La recta final fue un espléndido conjunto de hits integrado por “Handsome”, “No Hope”, “I Always Knew”, “If You Wanna” y “I Can’t Quit”; que nos hizo pensar (durante unos minutos) que lo habíamos visto todo al escuchar como nunca sus canciones más conocidas. Nos robaron el aliento y presumieron esa gran condición física al aguantar 18 números como si nada hubiese pasado.
Por otra parte el encore consistió en construir un puente entre los nuevos Vaccines y esos jóvenes imprudentes, que se dieron a conocer al mundo con su debut, lanzado hace ya siete largos años. Esto fue posible al poner “Put It on a T-Shirt” junto a “A Lack of Understanding” y “All In White”, dos canciones que requieren de paciencia antes de llegar a su clímax con ese sentimiento que eriza la piel, cortesía de la voz de Young.
En este concierto The Vaccines nos demostró que no es necesario colgarse la etiqueta de sold out para darnos una noche inolvidable, y que las nuevas canciones que traen en manos tienen la calidad necesaria que los mantendrá vigentes, al estar al mismo nivel de sus trabajos anteriores. Un día dedicado especialmente a los fans y todos aquellos que quisieran pasar un buen rato, desquitando el estrés de una caótica noche de lluvia.
Después de esto, sólo nos queda claro que un cuarto álbum y algunos cambios en la alineación son el principio de una nueva etapa en su carrera, que promete bastante. Con la ropa llena de sudor, gotas de cerveza y la garganta seca, es momento de regresar a casa exhaustos por esta aventura de indie rock.