Por Josuelo
En una noche bautizada bajo el nombre de Cult Night, por aquello de la disquera fundada por el propio Julian Casablancas, presentó a tres talentos del sello. La noche arrancó con Promiseland y su sonido electrónico y guiños al Industrial. Nacido en Australia y ahora residente de Nueva York conectó rápidamente con los presentes en su breve pero contundente actuación.
La segunda banda, era la banda de casa Rey Pila cuya relación con la banda principal es muy cercana debido a que el propio Julian ha trabajo con ellos como su productor musical, al igual han compartido escenarios y giras por distintos puntos del continente americano.
Dentro de su set pudimos escuchar los nuevos clásicos compuestos por “Alexander“, “No Longer Fun“, “Ninjas” así como material inédito. Buen show y una grata entrega de los asistentes hacia la banda.
La tercer y banda principal de la noche fue The Voidz quienes regresaron al país, ya que en su pasada visita fue dentro del festival Ceremonia 2014, en esta ocasión vinieron a promocionar su segundo disco de estudio Virtue de 2018 que ha pasado un poco desapercibido, pero que cuenta con muy buenas y potentes rolas.
Para esta nueva etapa la banda ha dejado en segundo plano y protagonismo de Julian Casablancas + The Voidz a simplemente The Voidz. Sobre el escenario Julian estuvo acompañado por los guitarristas Jeramy Gritter y Amir Yaghmai; Alex Carapetis en la batería, en los teclados Jeff Kite y Jake Berkovici en el bajo, que juntos conseguían ese sonido crudo, algunos presentes hacían comentarios referentes al sonido, cuestionando al recinto, pero parte de la experiencia es que a la banda le gusta sonar así, ruidosos y esas partes donde se descuadran forma parte de la misma experiencia de crear una experiencia propia e irrepetible, borrosa e inconexa.
Los fans que se dieron cita del señor Casablancas le celebraron todo: bailaban y brincaban con los temas de su disco debut como lo fue con “M.utually A.ssured D.estruction”, “Where No Eagles Fly” o “Human Sadness”.
Disfrutando de este sonido perturbador y guitarras distorsionadas el show de la banda duro cerca de una hora, ya que la agrupación iba canción tras canción con muy breves espacios muertos, en canciones como “QYURRYUS” demuestra un nuevo sentido al descarnado sonido tan característico lo mismo vivido con “Black Hole” y su carga de sintetizadores, fuimos testigos de ese ruido desparpajado que ya no se escuchan en las bandas de Rock.
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