¿Ya podemos decir que fue el mejor concierto del año?
Por Paos García
A finales del año pasado The Chemical Brothers visitó nuestro país como parte del Corona Capital; en aquella ocasión logró cautivar a todos con sus hipnóticos visuales y un adelanto de lo que -después de cuatro años de espera- sería su nuevo disco. Y funcionó, la fecha que anunciarían más adelante en el Pepsi Center lograría el sold out en cuestión de minutos.
Luego de su paso un día antes por Guadalajara dentro de la versión tapatía del Corona Capital, los ingleses visitaban de nuevo a los chilangos que parecían estar listos para entregarse sin importar que era domingo de Game of Thrones o que al día siguiente era lunes, cada dolor muscular o de pies valdría la pena porque claro, era The Chemical Brothers.
“Turn off your mind relax and float down stream, It is not dying, it is not dying…” el remix a “Tomorrow Never Knows” de The Beatles comenzó a sonar en medio de la bruma artificial como signo de advertencia de que era momento de soltarse a lo que estaba por comenzar. Tom Rowlands y Ed Simons salieron sonrientes al escenario y echaron la máquina a andar con “Go” del Born In The Echoes. Androides parecían correr por todos lados del escenario marcando el ritmo para después mezclarse con el acongojante visual de “Free Yourself” que incitaba a perder la cabeza entre despliegues de rayos láser y beats.
Aún cuando el No Geography salió el pasado 12 de abril los tracks han logrado mezclarse elegantemente en el set con clásicos como “Hey Boy Hey Girl” del Surrender de 1999 o “Star Guitar” del Come With Us del 2002.No es cosa fácil conquistar con un álbum nuevo, sobre todo a un público que espera bailar con la nostalgia, pero para The Chemical Brothers éste parece no ser un problema, ya que desde los pequeños destellos de “Golden Path” hasta la melancólica “Wide Open” y la desequilibrada “MAH“, los ingleses logran crear una experiencia redonda llena de momentos y sensaciones diferentes. No sólo son las luces, los robots disparando rayos láser desde el escenario o los impresionantes visuales que nos cuentan historias de superhéroes que combaten monstruos japoneses, sino que es la sutileza con la que es curada cada actuación, el setlist perfecto que de igual forma brinda momentos de respiro para después explotar nuevamente y tener la sensación de que todo está bien porque Tom Rowlands y Ed Simons sonríen, brincan con los mexicanos y se abrazan mientras suena su himno “C-H-E-M-I-C-A-L” en señal de que lo han logrado nuevamente, con esa misma complicidad con la que comenzaban a pinchar discos desde finales de los ochenta.
La noche avanzaba entre cuerpos sudorosos que parecían haber derramado la última gota de energía con “Galvanize” y “Got Glint?“, pero The Chemical Brothers no se detenían y hacían brillar sobre el escenario la frase Hold Tight, Mexico para advertir que aún faltaba el último respiro. Entre vitrales religiosos comenzaba suavemente “The Private Psychedelic Reel” que parecía envolver a todos en un alucinante sueño para después regresarlos suavemente a la terrible levedad del domingo por la noche.
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