Grasa, bujías y Motomamimotomami
Por moonman
Ningún concierto hasta ahora ha sido “tan 2022” como el Motomami Tour de Rosalía porque es EL disco que todos hablan, bailan, cantan e incluso hasta mientan madres (injustificadamente, por cierto). Lo que nadie debe negar es que da de que hablar por su innegable brillo, gracias a su cargada y meticulosa producción que va más allá de aquellos simplistas que lo meten en la categoría de Reggaeton, digo, estamos en el 2022, las cosas son tan complejas que ya todo es un pastiche de miles de cosas que juntas funcionan a la perfección.
Desde su lanzamiento en marzo, Motomami ha sido una bomba por su agresiva campaña que adornó billboards de todas las ciudades del mundo. Es muy sospechoso cuando pasa esto, ya que al mismo nivel de tratar de vender, maquilla ciertas imperfecciones que podría tener, en el caso de Motomami mas bien era mostrarle al mundo una nueva e innovadora de hacer música para divertirse, sin importar lo “inconexo” de las letras, digo, si ha habido poemas o piezas literarias que se hacen con sonidos fonéticos sin sentido, ¿por qué no hacer una canción sin sentido, pero que suena MUY bien?
Así llegamos a una noche de mediados de agosto en el Auditorio Nacional… ¿cómo llevar al escenario toda esta parafernalia de grasa, bujías y locura? Como siempre la simplicidad bien pensada fue la respuesta: dos pantallas verticales (lo horizontal se está volviendo vintage), extraordinarios bailarines que les cae gran parte del peso del show, un camarógrafo que sigue de manera íntima los pasos de Rosalía (muy del estilo del Sin Cantar Ni Afinar Tour de C. Tangana) y el talento de Rosalía porque sí, canta y disipa los rumores y dudas de su habilidad en el escenario.
Desde el inicio con la frase más legendaria del 2022: “Chica que diceeeees” de “Saoko“; el increíble momento en el que los bailarines se unieron para formar una moto que la indomable Rosalía montaba; un largo vestido elegante que contrastaba con las estridentes guitarras y la desgarradora voz de Rosalía; homenajes a La Factoría, Daddy Yankee y hasta The Weekend; sincronizados bailes con motopatines; momentos íntimos en donde solo un reflector mostraba una frágil Rosalía, que lejos de cubrirse con maquillaje o tratamientos estéticos, se muestra tal cual es (de hecho, me sorprendió el comentario de una amiga que me dijo que al verla así, con sus imperfecciones, le hizo sentirse mejor consigo misma).
En fin, creo que esta simplicidad (que shows como David Byrne ofrece) lograron que el Motomami Tour fuera simplemente el mejor show de lo que va del año. Parece que desde que grabó el cierre del disco con “SAKURA“, en donde una audiencia grabada e inexistente alababa su voz, fue una profecía que meses después se hizo realidad en el Auditorio Nacional.
Pingback: Dua Lipa: Future Nostalgia Tour @ Foro Sol - Me hace ruido
Pingback: Entrevista /// El cambio inminente de Santigold - Me hace ruido
Pingback: Entrevista /// Usted Señalemelo - Me hace ruido
Pingback: Entrevista /// Judeline: Camaleones culturales - Me hace ruido
Pingback: Reseña: Nathy Peluso /// Grasa - Me hace ruido
Pingback: Festival Hera: Un momento histórico - Me hace ruido