El reggaetón nació político
Por Samara Vizuet @samvizuet
A mediados de septiembre Bad Bunny lanzó el videoclip de su éxito “El Apagón”. Como anteriormente les comenté en la reseña de Un Verano Sin Ti, esta canción hace referencia a las múltiples fallas en el sistema eléctrico de Puerto Rico poco después de su polémica privatización. Intencionalmente, el video musical se transforma en un documental que narra la resistencia del pueblo puertorriqueño dejándonos un sabor de familiaridad en la boca. Lxs puertorriqueñxs y lxs latinoamericanxs entendemos cuando se trata de ser representadxs por pseudopolíticxs que poniéndose falsamente a nuestra disposición, no tienen reparo en hacernos la vida más complicada de lo que ya es por sí sola. “Aquí vive gente”. Aquí, allí y en todos lados y es por eso que los reclamos de lxs boricuas se sienten tan personales.
Pero no es la primera vez que el perreo es utilizado como reclamo colectivo de una comunidad harta y desesperada.
El reggaetón nació político
En 2019 también en la isla, vimos las fotos de Benito con Ricky Martin y Residente encabezando la ola de protestas en contra del gobernador Ricardo Roselló, tras destaparse una serie de conversaciones en las que Roselló hizo chistes racistas, machistas y clasistas sobre la comunidad isleña. Un montón de medios cubrieron la escena: Bad Bunny sujetando la bandera oleante de Puerto Rico y René y Martín sentados a sus pies, platicando mientras en las calles sonaba “Ricky, te boté”. Perseguido y señalado al ritmo del género que años atrás, su mismo padre trató de censurar, el representante renunció entre perreoconsignas. “El papel protagónico del Reggaetón en la Revolución de Puerto Rico” y similares se publicaron a finales de julio del 2019.
Pero el Reggaetón siempre tuvo un papel protagónico en la difusión de discursos subversivos en Puerto Rico. Antes de ser desvalorizado, menospreciado y rápidamente redimido y popularizado, el Reggaetón tenía un modo de ser político muy directo y frontal, era real. Las crónicas callejeras impresas en el Reggaetón hacían referencia directa a las condiciones sociales de ese momento en la isla: altísimas tasas de desempleo, escuelas rotas y llenas de violencia, corrupción gubernamental y narcotráfico (otra vez la familiaridad). Aunque en la actualidad puede señalarse como un género musical superficial y vacío, inicialmente fue producido por y para juventudes urbanas de las clases más pobres. Cuando el Reggaetón explícitamente sexual y violento llegó a oídos de la clase media, no tardó en ser atacado, llamándolo un atentado al orden social y debido a que se asociaba a lxs ciudadanos más pobres y negros aunado a la supuesta predisposición hacia la violencia y depravación sexual, fue tratado como un vehículo militar, por lo que en 1995, el padre de Ricky Roselló, Pedro Roselló, prohibió la música underground en la isla de Puerto Rico y se confiscaron grabaciones de tiendas de música, alegando que el género musical promovía el uso de drogas y fomentaba el crimen. Y de repente, para el 2003, en las campañas electorales de PR, los cuerpos políticos hicieron las paces con el perreo. La popularidad de este fue tal que se quedó sin enemigos.
Daddy Yankee en 1997 presenta el “Chamaco’s corner” en el intro de uno de sus álbumes más completos, poema del intérprete Gallego en el que se narra y se sufre la tristeza de haber nacido en barrio pobre, de lamentarse por la repentina muerte de un pana inocente y de tener que correr de los tiros:
“Los chamacos se amanecían en la esquina,
Celebrando la ocasión de aún estar vivo
Hablan de sus viejas, de las raíz que tienen anoche
De los que han matao’
Y quisieran volver a revivir y volver a matar
Que ojo por ojo se paga en la calle
Que cada santo obligao tiene su misa”
El albúm es un material redondo con bases tan toscas y duras como sus líricas, que rápidamente y sin pausa, sueltan en un Raggamuffin y Dancehall, la motivación perfecta pa’ un perreito pegao’ bien rico sin dejar de lado la idea de que el destino en el arrabal es la muerte y estar vivo es cosa de suerte.
Un Tego Calderón dosmilero, en otro disco fundamental para la historia del género, El Abayarde, describe enojado pero orgulloso de su negritud, en “Loíza” como la discriminación y el racismo al que se enfrenta la raza negra deriva en injusticias y desigualdades sociales que dejan heridas colectivas difíciles de sanar.
Nunca va a haber justicia sin igualdad
Maldita maldad que destruye la humanidad
Porque protestar va a quitarme la libertad
Si yo no reconozco su autoridad
¿Perrear o no perrear?
¿Qué tan responsable es el Reggaetón de las olas de violencia sexual
que se viven en toda Latinoamérica?
Antes de que el Reggaetón se hipersexualizara ¿no lo hicieron otros géneros? La cosificación y sexualización de la mujer no es exclusiva del perrrrreo, es un reflejo de la misoginia de la sociedad. El argumento de que el Reggaetón introduce a una vida de “maleante machista” está basado en prejuicios que se pre-asumen desde una perspectiva ultra conservadora de una cultura misógina y consumista. Molotov y el concepto del ¿Dónde jugarán las niñas? es sexista y homofóbico claramente analizado desde los conocimientos de género que adquirimos al pasar de los años pero yo no le veo pedo a repensar sus letras desde una mirada crítica actual porque conforme pasa el tiempo, las rolas toman otros colores: leerlas desde acá, está chido, no me parece insensato. Y todavía los perros en plan de molestarse con la música de la chaviza, cumpliendo con su ciclo de rebeldes, se avientan una rola ahí dos-dos por no decir medio chafa, quejándose a lo boomer del Trap y el Reggaetón, bah. Quiten a Molotov y pongan perreo.
Puerta de Tierra, el lugar en el que se centra el badbunnydocumental presentado por Blanca Graulau describe la manera en la que se fue suscitando el abuso y el despojo hacia lxs boricuas pero también nos muestra la fuerza de una rabia colectiva organizada. Duérmete niño, duérmete ya que pronto te sacamos de tu comunidad canta uno de los afectados por el desplazamiento injusto, porque lo que no entienden lxs que ven todo en dólares es que al correr a la banda de sus hogares quebraron a la comunidad, destrozaron vínculos de años con el entorno y entre lxs habitantes. Y ps que perro ojete.
La Ciudad de México no se queda atrás y seguramente debido a nuestras diferencias socioculturales y geopolíticas, el fenómeno de transformación de las dinámicas del mercado de la vivienda urbana, se suscitará particularmente distinto pero está sucediendo.
El derecho a la vivienda pisoteado. Aquí y allá. Y de nuevo, la perra y triste familiaridad…