I’m driving my car down to Geneva:
10 años de Push The Sky Away de Nick Cave & The Bad Seeds
Por Ernesto Acosta Sandoval
No me parece exagerado decir que Nick Cave & The Bad Seeds forman parte de un puñado de artistas, a lo largo de la historia de la música popular, que no tienen un disco malo, o un paso en falso. Cave ha sido lo suficientemente cuidadoso para, durante más o menos 40 años de carrera, no repetirse. Ha sabido crear una imagen que permea su obra, no así un sonido homogéneo. Sin temor a experimentar, pero con la sabiduría para no llevar esa experimentación demasiado lejos, el cantante explora un género en un disco, lo exprime hasta sus últimas consecuencias y para el siguiente le da la vuelta, o se mueve apenas centímetros para que no suene igual a lo anterior.
Para 2013, los Bad Seeds venían de su época de guitarras distorsionadas y un sonido más crudo, que había empezado a dibujarse en Abattoir Blues/The Lyre Of Orpheus (2004), se cimentó en Dig, Lazarus, Dig!!! (2008), y que Cave exploró a profundidad con Grinderman. Esos álbumes, casi al parejo que el sonido, tenían letras directas, algo confrontacionales, y la voz del cantante haciéndole competencia al ruidal que las dos bandas soltaban. Push The Sky Away, el reencuentro de los Bad Seeds después de cinco años, fue un respiro de aquella época. Igual de orgánico y guitarrero que los anteriores, pero con el volumen muy disminuido y la voz de Cave en primer plano. He aquí la muestra absoluta del genio emanado de la mancuerna con Warren Ellis. Push The Sky Away fue también el primer álbum sin Mick Harvey y el regreso de Barry Adamson, desde los días de Your Funeral… My Trial (1986). Es, entonces, un punto de quiebre en la carrera del cantante y una especie de reconciliación con su pasado, pero sin remordimientos. Aquí hay un Cave mundano y profundo al mismo tiempo (“We Real Cool” con su mención a Wikipedia y cuestionamientos sobre su lugar en el universo, “Higgs Boson Blues” que pasa lista a Robert Johnson y a Hannah Montana), oscuro, como antaño, pero con la profundidad y la perspectiva que le podían dar su edad y sus vivencias (“Jubilee Street”, “We No Who U R”). Es un Cave vulnerable, hasta tierno, pero filoso (“Wide Lovely Eyes”, “Mermaids”, “Push The Sky Away”).
Parte de la grabación y el proceso creativo del álbum aparecen documentados en 20,000 Days on Earth. En la película, aparece un Nick Cave enamorado de su esposa, feliz con su vida personal, reflexionando qué es lo que ha llevado hasta ahí, qué es lo que le dispara la creatividad, conversando con Kylie Minogue, Blixa Bargeld y miembros actuales de su banda. El tono del documental y de Push The Sky Away coinciden. Éste es un Nick Cave haciendo un alto en el camino, meditabundo pero certero, sin temor a dar los pasos que siguen en su carrera y orgulloso de lo que ha hecho hasta el momento.
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