Like a pinch in the neck by Mr Spock:
25 años de Hello Nasty de Beastie Boys
Por Ernesto Acosta Sandoval
Los Beastie Boys nunca perdieron su esencia. Se volvieron más disciplinados en lo musical, más conscientes en lo social, más entregados a su arte, pero siguieron siendo la banda divertida y desmadrosa de toda la vida hasta el fin. Y eso les jugó a su favor en 1998 cuando lanzaron su quinto álbum de estudio en medio de la angustia pre milenaria que invadía a sus contemporáneos.
Cuatro años después de Ill Communication, algunos proyectos laterales, los primeros conciertos por la libertad del Tibet, y con los tres miembros de la banda a mitad de sus treintas, uno pensaría que habría algo de madurez en Hello Nasty. Y sí la hay, pero no de la manera en la que se esperaría. La madurez aquí va más por el lado en que esto suena que por los temas contenidos y tratados en las canciones. Este es el álbum más alejado del sonido DIY y el Punk que todavía permeaba los álbumes previos inmediatos de la banda, con todo y que regresaron a su Nueva York natal para grabar una buena parte del contenido. Aquí hay 22 canciones impecablemente producidas, con invitados de lujo (Miho Hattori de Cibo Matto, Lee “Scratch” Perry) y la adición de Mix Master Mike como miembro de planta en las tornamesas. Hay una mezcla de géneros todavía más profunda que la que hicieron en Check Your Head. Desde Hip-Hop clásico (“Just a Test”), pasando por algo de Funk (“Song for the Man”), Bossa Nova (“I Don’t Know”), experimental (“Electrify”) y Dub (“Dr Lee, PhD”). Y claro, dos de los que quizá sean sus hits más grandes (“Intergalactic”, “Body Movin’” remezclado por Fatboy Slim). Las letras y los rapeos, sin embargo, siguen hablando de pasarla chido, de Star Trek, de fiestear hasta el amanecer.
Hello Nasty se podría colocar en el extremo opuesto de otros álbumes de la época. No podría estar más alejado de, digamos, un This Is Hardcore de Pulp, o incluso de un OK Computer. Y sin embargo, están en el mismo nivel de inventiva, de creatividad desbordada. Los Beastie Boys, en 1998, mostraron que estar deprimidos o preocupados por lo que fuera a suceder no era la única manera de reaccionar ante el cambio que se avecinaba.
