Foto Eduardo Lara @lalolarete
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Por moonman
Ya perdí la cuenta de cuántas veces he visto a Café Tacvba… fácil más de 15 desde que se presentaban en La Tirana o en el Hard Rock Live. Cada una de las veces que los he visto, han sido increíbles, es como ver a ese amigo que tiene tiempo que no se han puesto al corriente y ya en confianza sueltan las mejores anécdotas (las penosas y las buenas). Justo así sentí ayer al ver este (no tan) nuevo formato con orquesta que traen desde 2019.
La primera de cuatro noches en el Auditorio Nacional comenzó con “María“, canción que definió y dio sentido al proyecto al no hacer solo mímica de una Balada, sino crear una que se ha vuelto inmortal y que trascenderá el tiempo. Luego de un mini bajón con la olvidable “Diente de león“, vino un combo del fantástico del Re con “Trópico de Cáncer” (que se nos hizo raro que Rubén no metiera al tema de conversación el ecocidio que está pasando con el Tren Maya), “El metro” y “El ciclón“.
Una de las sorpresas de la noche fue cuando invitaron una banda oaxaqueña para darle gran color y forma a tres nuevos clásicos de Café Tacvba: la primera (y una de las que más me gustó) fue “La muerte chiquita” del disco Yo Soy, que hasta hoy en día es una joyita lista para que la redescubran y que sonó mucho mejor que su versión original; luego “Olita de altamar” que también tuvo un gran punch con la tuba, la cual marcó el beat inicial de “Futuro“, una de las canciones más fuera de lo común que tenemos del catálogo tacvbo, pero que ha ido creciendo con los años.
Ya luego dieron paso a la gran orquesta para recrear lo que hicieron con su último disco en vivo Un Segundo Concierto Acústico, que por cierto acaban de reeditar en formato vinilo. Particularmente me gustan muchísimo las versiones de “El aparato“, del cual Rubén dijo que fue como hacer un “encuentro cercano del tercer tipo” con la audiencia, también “La locomotora” con las cuerdas le da una nueva y grandiosa vida. Creo que meter a un organillero con “Mediodía” ha sido una de sus mejores ideas porque comparten ese aire melancólico de disfrutar la vida, aunque sea solo.
Luego de subes-y-bajas con nuevas canciones como “Volcán” y “El outsider” (que aún no les agarro la onda del todo) con momentos súper arriba como “Volver a comenzar” acompañado de la orquesta y el baile clásico de Mambo de “El puñal y el corazón“, Café Tacvba demuestran que su catálogo sobrepasará sus propias vidas y que ya son parte del ideario colectivo no solo de los chilangos, sino de los mexicanos y latinos. Nunca me cansaré de verlos de nuevo.
