Patti Smith en los XX años de MUTEK:
Poética correspondencia con la Tierra
Por Patricia Peñaloza @patipenaloza
“La radiación tardará miles de años en desaparecer, mil años tardará la naturaleza en tomarla entre sus brazos. Los primeros cantos de las palabras de la noche se han dormido. Todas las aves estaban gritando, no quedó nada (…). Hay una fruta que pende del árbol, que nadie puede comer: todos se irán a la cama hambrientos, hambrientos dormirán, por mil años, mil años…” replicó en tono solemne, angustiado, pero bañado de arte y belleza, la poeta, cantante y performer neoyorquina Patti Smith, en su quinta visita a México, la noche del pasado 1º de marzo en el Teatro de la Ciudad (traída a esta capital por la Secretaría de Cultura de la CDMX y el festival MUTEK en su XX aniversario), acompañada por el Soundwalk Collective (Estados Unidos-Francia), el cual entre violoncellos, Ambient electro-acústico, percusiones de concierto, grabaciones de campo y teclados digitales, todo ello ejecutado en vivo, envuelto en el video-arte generado por el mismo colectivo y el pietaje inédito, descartado, de filmes de Pier Paolo Pasolini (Medea) y Andrei Tarkovski (Andrei Rublev), ofreció el acto escénico Correspondences, una experiencia inmersiva, reconfortante, en contraposición con las preocupaciones que les aquejan: la destrucción del medio ambiente, el sentido vocacional del artista, la inmigración, la guerra.
La también apodada “madrina del Punk”, fiel a sí misma, puso al día lo que la ha caracterizado desde que saltó al ruedo el 10 de febrero de 1971, en la iglesia de San Marcos, Nueva York, noche en que el dramaturgo Sam Shepard le propuso agregar música a su lectura de poesía. Fue así que invitó en guitarra por primera vez a Lenny Kaye, su inseparable escudero, quien hasta la fecha sigue a su lado en escenario y justamente apareció al término del performance sónico-poético del viernes, tocando la de seis cuerdas, para que Patti Smith cantara su hit “Because The Night” (escrita para ella por Bruce Springsteen) y “People Have The Power“, tras comentar lo emocionada que estaba de haber visto por la tarde a mucha gente emocionada de hacer campaña por el voto: “¡Voten! ¡No dejen de usar su voz! ¡Ustedes tienen el poder!”, arengó elevando su puño izquierdo, antes de salir de escena ante la ovación de una audiencia conmovida.
Poesía y sonido
Y es que prácticamente todo el trabajo que en vida ha desarrollado como artista, con diferente dotación instrumental y composiciones más elaboradas, ha partido de un mismo principio: la poesía en voz alta, ya sea cantada o recitada (tal y como hizo en Correspondences), la expresión escénica, la transmisión de emociones y el escalofrío que provoca la palabra y su poder transformador.
Esta vez, como resultado de un trabajo que fue forjando durante una década, tras haber conocido en un avión al artista sonoro y visual Stephan Crasneanscki, también estadounidense, su poesía fue vistiendo un lenguaje más contemporáneo: “más siglo XXI”, en palabras de la misma autora. Para lograr esta amalgama, sonidos e imágenes fueron colectados por Crasneanscki (también editor) en lugares como Chernobyl y las montañas sagradas de la India, para al lado de la poesía de Smith confrontar al espectador con las consecuencias de la crisis climática.
En principio, Crasneanscki, quien tiene una trayectoria de 25 años y el prestigio de haber trabajado con el director Jean-Luc Godard, los músicos Philip Glass y Mulatu Astatke, entre otros, buscaba quién leyera los poemas de un trabajo sonoro en ciernes, que había dedicado a la finada cantante Nico (The Velvet Underground). Patti aceptó. Así fue que en 2016 montaron su primera pieza escénica en conjunto: Killer Road, en la que también participó su hija Jessie Paris Smith. Desde entonces han creado juntos las obras The Peyote Dance, Mummer Love (ambas en 2019); In The Time Of Night, con Charlotte Gainsbourg de invitada (mismo año), Peradam (2020) y ahora Correspondences (2023), pieza que ya se ha presentado en Grecia, Holanda, Portugal y Colombia.
En entrevistas varias, aunque se hallan involucradas varias disciplinas, Patti Smith ha resumido esta forma de expresión colaborativa llamada Correspondences en dos palabras: “poesía y sonido”. Stephan viaja por el mundo realizando grabaciones de la naturaleza y las ciudades; rumores animales y humanos, así como el mar, el viento. Después se las muestra a Patti y sobre esos sonidos ella se inspira: va escuchando y escribiendo.
Una sola pieza sensorial
“Lobos, lobos en la noche. Llorando una canción de amor. Cada hombre, conectado con la naturaleza. Cada flor, cada animal, tienen un alma. Y hay espíritus en el agua. Y danzas rituales (…). La Tierra gira suavemente. Hay venados y parvadas. Y celebramos la nieve que cae (…). Pero tú fuiste el príncipe de la anarquía. Llegaste del reino del invierno. El reino del invierno…” Susurra Patti Smith más adelante, entre visuales procesados que muestran manadas de lobos en la nieve, aves, ballenas, paisajes miles, sobre los cuales la voz de la poeta significan más de lo que enuncian: al lado de los sonidos hipnóticos y las imágenes, se transforman en una sola pieza sensorial, en la que la forma en que las enuncia, su timbre grave, confidente, es un instrumento sensible más, mientras Stephan aporrea o raspa un gran hielo, suenan campanas, chirría algo de estática, para generar una atmósfera única, que lleva a la calma y a la inquietud por igual.
Casi al final de la sanadora experiencia de Correspondences, Patti Smith recordó que en esa fecha, 1º de marzo, se casó con Fred “Sonic” Smith en 1980 (fallecido en 1994), y dijo sentirse contenta de estar compartiendo con el público mexicano tal fecha.
Tras haberse presentado Correspondences en Guadalajara el 28 de febrero, dentro de la Feria Internacional de la Música de la Universidad de Guadalajara (FIM GDL) 2024, antes de sus afamados hits del final del show, al lado de Lenny Kaye y de todo el equipo de trabajo de Soundwalk Collective, que se unió al escenario a hacer bulla y acompañarla con “People Have The Power“, hizo una pausa íntima, todos fuera del escenario, sólo ella a oscuras, con una sola luz sobre su cabeza, como si nos contara un secreto, nos cantara al oído, para a capella entonar unos versos de “Wing“, del disco Gone Again (1997): “I was a wing in heaven blue, on the ocean, soared in the rain. And I was free, I needed nobody, it was beautiful, it was beautiful. And if there’s one thing I could do for you: you’d be a wing in heaven blue” (“Yo era un ala en el cielo azul, en el océano, volando bajo la lluvia. Y era libre, no necesitaba a nadie, era hermoso, era hermoso. Y si hay algo que pueda hacer por ti: serías un ala en el cielo azul”), como invitándonos a ser tan libres como ella lo es.