Ambiente general
Festival HERA HSBC:
Ya nada nos detiene
Por Patricia Peñaloza @patipenaloza
La lluvia de talento y energía femeninas, fresca y colorida, fue mucho más fuerte que el agua torrencial que cayó del cielo el sábado 24 en el Autódromo Hermanos Rodríguez, durante el debut del Festival Hera HSBC, primero en México y en su tipo, es decir, de grandes dimensiones, en reunir un elenco conformado por puras mujeres, en su mayoría compositoras y/o dueñas de su concepto musical, ya sea en la voz, ejecutando instrumentos, bailando, dialogando o ejerciendo de productoras,oriundas tanto de nuestro país como de otras latitudes, llamado al que acudieron unas 45 mil personas.
Desde el inicio, el ambiente era notoriamente peculiar, ligero y amoroso. En su mayoría, un público veinteañero, curiosamente integrado mucho más por grupitos de mujeres, pocos hombres cis al inicio (fueron llegando más hacia la noche, sobre todo con Evanescence), y una alta asistencia de comunidad LGBT+. Curioso, este perfil de audiencia, quizá porque el cartel tenía una carga más hacia el Pop que al Rock. O quizá porque de entrada el concepto gritaba: “inclusión”. Aunque igual quien escribe también se preguntó si un festival de puras mujeres genera que muchos hombres se sientan poco representados, o si les parece poco “masculino” asistir… Tantas preguntas.
Sin embargo, lo relevante fue la calidez y buena onda con que el público recibió a cada artista. Se trataba de una fiesta, de una gran primera vez, y esa empatía, ese festejo, se sentía en todo el ambiente. No había cabida para separatismos por géneros musicales o por identidades de género.
Con muy buena organización y producción, a la par de la mayoría de los festivales que monta la misma operadora de conciertos (OCESA), la movilidad entre sus tres escenarios resultó cómoda y ágil; prácticamente no se presentaron fallas de audio, y por el contrario, la sonorización resultó impecable en la mayoría de los actos. Los desorbitados precios en bebidas y alimentos, como siempre nomás, es el terrible prietito en el arroz.
De la suavidad a la explosión
El día comenzó suavecito con Juliana y Las Villa, aunque inevitablemente el primer acto más atractivo fue el de las oaxaqueñas de la Orquesta Femenil Mujeres del Viento Florido, con sus múltiples metales y su belleza tradicional: uno de los actos más entrañables del encuentro.
El Pop fue subiendo de tono con la mexicana Mia Rubín, quien invitó a Ely Guerra a un tema, y con la española Natalia Lacunza y su Electro Pop delicado y guapo. El público, feliz de conocer caras nuevas, siempre respetuoso y atento.
La excentricidad arribó con el canto alucinante de la gran Lido Pimienta, colombiana avecindada en Canadá, derrochadora de una Electrónica mínima y una voz espacial, y con la chilena Fran Straube, mejor conocida como Rubio, acompañada de secuencias por ella producidas; pads, teclados y un baterista, ella en la voz, haciendo una electrónica entre mística y bailable, ambiental y ligeramente experimental. Chile siguió en el mapa con la pianista y cantante Francisca Valenzuela, quien lució hermosa pancita de embarazo, manifestando que aun en estado de gravidez se puede ser sexy; cantó sus chulísimos temas, más al frente de lo acostumbrado, menos a bordo del teclado, con Ximena Sariñana acompañándola en un tema.
En la carpa techada, la trans puertorriqueña Villano Antillano recibió muy buena respuesta, con su canto/rapeo urbano de letras afiladas, cuya aplaudible inclusión en el cartel promueve la claridad de que una trans es mujer.
Uno de los momentos más altos, con una carga emocional súper fuerte, fue la actuación de la cantautora estadunidense Linda Perry, conocida sobre todo por el sencillo “What’s Going On”, al frente del noventero grupo 4 Non Blondes. En escenario demostró ser muchísimo más que eso, interpretando temas propios, tanto para ella como para otras cantantes, como la bellísima “Beautiful”, más conocida en la voz de Christina Aguilera. En vivo, Perry trae mucho swing, mucho Soul, acompañada por una potente banda, aunque nada tan potente como su personalidad y su alma entregada. Apasionadísima para cantar y expresar sentimientos hondos, rompió en llanto en cierto momento al recordar a su madre fallecida, a quien le dedicó una de sus canciones. Una cantante con el espíritu a flor de piel, que contagia y te parte el cora sin dejar de lado la alegría de vivir, las ganas de salirse de la depre. Gran presentación.
Por su parte, aunque muchos pensaron que quizá no le iría bien o no la respaldarían, Yahritza y su Esencia fue bastante bien cobijada en la gran carpa techada. La jovencita de ascendencia mexicana llegó desde Washington a cantar en buen español y dar lo suyo, con gran dignidad y aplomo, y con bastante sentimiento, como amerita el género norteño-mexicano que interpreta, con toques de sierreña e incluso algo de corrido tumbado, mezclado con melodías un tanto Pop y sentimientos adoloridos de desamor. Sus hermanos en bajo y guitarra docerola, más otros tres instrumentistas de buena factura, demostraron que tienen más madera musical de lo que muchos quieren denostar.
El Pop fresón pero bastante exitoso llegó tanto con la cantautora y actriz mexicana Ximena Sariñana como con la argentina Daniela Spalla, ambas con voces amables y composiciones dulces, ligeras, enamoradas. Ambas poseedoras de buena voz y un público fiel y sólido, les tocó ser la transición entre lo ligero de la tarde a lo alocado de la noche, poco antes de que cayera una tormenta atronadora.
Después de la tormenta
🌧
Por un lado, la estadounidense Kesha, seductora total, deleitó con su Electro Pop entretenido y bailador, jocoso, animado, acompañada de bailarines y coreografías mil. Por el otro, la regiomontana/tapatía/chilanga Ely Guerra ofrecía un show que a pesar de tener unas 10 mil almas enfrente, se tornó íntimo gracias al montaje instrumental que ofreció esta vez (cada temporada cambia su forma de presentarse, y se celebra), en el que interpretó sus éxitos en versiones lentas, oscuras, plenas de atmósferas armónicas, sin una sola percusión, ella al centro en guitarra, acompañada por un pianista y otro guitarrista. Con ella siempre hay garantía de calidad.
Otro de los momentos musicales más altos y bellos fue el acto multi-instrumental de la australiana Tash Sultana, quien a punta de loops generados por guitarras eléctricas, pads de percusiones, secuencias, teclados, saxofón y encima su bella y versátil voz, elabora temas que van poco a poco deslumbrando a la audiencia. Acompañada por dos músicos más de respaldo, aunque con ella se bastaba, va construyendo de menos a más sus piezas. Con una música muy propia, fuera de modas, con toques de jazz, en vivo suena contemporánea, original, misteriosa.
Al mismo tiempo, la argentina María Becerra se dejaba ir con toda su mezcla de Reggaetón y Trap, sucio y bailador. Los actos fuertes de damas cantantes se impuso primero con la estadunidense Demi Lovato, quien sorprendió con su canto soul de notas altas extremas y el R&B pop de letras sensibles sobre sus conflictos internos, que tanto gusta a sus seguidores millennials. La respuesta del público fue apabullante y llena de amor.
En el otro extremo, la mexicana Danna Paola (o ya sólo Danna) ofreció un acto más coreográfico que vocal, aunque intercalaba temas en los que sí cantaba y otros donde notoriamente hacía playback, sobre todo en los que tenía que hacer ciertas contorsiones complicadas al lado de sus decenas de bailarines. Cantando sobre pistas que desafortunadamente sonaban opacas, la también actriz deleitó pupilas luciendo harto sexy, con danzas seductoras de gran espectacularidad y ritmos de electrónica de club.
Otra de las joyas de la velada fue la presentación de Ladytron, cuarteto de Liverpool mucho más que ver con New Order que con los Beatles, con su Synth Pop espectacular, oscuro y atronador, de 25 años de trayectoria y gran fidelidad a su concepto sonoro. Las magníficas Helen Marnie y Mira Arroyo, líderes del grupo, cantautoras y productoras, ofrecieron 40 minutos de excelente fusión Electro Pop, Post Punk e incluso algo de New Wave, con visuales detonantes, y una constante visión futurista-distópica, a la vez sobria y lúdica. Atascando la carpa techada, pusieron a bailar de forma emotiva a la concurrencia y dotaron al festival de una de las dosis más finas de música electrónica.
Gran momento vivió también el trío mexicano Hello Seahorse! con la carismática Denise Gutiérrez en la voz. El grupo ahora se ha decantado más hacia la Electrónica que antes; se ha reducido de cinco a tres integrantes, y Denise ha madurado bastante escénicamente: más bailadora, más relajada, desplegando su excelente voz a bordo de una lírica siempre intrigante, enamorada aunque algo triste, sin por ello dejar de bailar. El público se volcó hacia ellos de forma desaforada.
Dos vertientes cerraron los actos de mayor convocatoria de la noche: el lado extremadamente Pop y electrónico de la cubana-estadounidense Camila Cabello, con sus coreografías y bailarines múltiples y una escenografía que emulaba un parque público con todo y acróbatas en bicicleta, para hacer delirar a los Gen-Z, y por el otro la veterana agrupación de Arkansas, Evanescence, con la bella Amy Lee, de imponente voz, al frente de sus guerreros de Goth Metal, para hacer recordar la adolescencia de miles de chavorrucos presentes. Cada una por su lado hizo las delicias de sus seguidores, ya sea mediante canto bonito y electrónica pop buena onda y sexy, o a través de guitarrazos distorsionados pero llenos de corazón y cantos melodiosos.
Para los aferrados y el after, cerraron por su parte, de Monterrey, las diyéis Sorry Papi, con una selección Urbana para el bajón festivalero, y por el otro los colombianos de Bomba Estéreo, con la estrafalaria y divertida Li Saumet al frente, bullangueros para el baile y la fusión afroantillana (Champeta, Cumbia) con Rock, Funk y algo de Electrónica.
Conclusión: Se cumplió el cometido
En balance, podría decirse que el Festival Hera HSBC cumplió un cometido primordial, esto es, visibilizar de forma masiva la posibilidad de integrar un cartel con puras mujeres, aun en contra de los pretextos de muchos promotores que durante años han argumentado que un elenco estrictamente femenino no lograría una posible convocatoria exitosa. El evento confirmó que no sólo es posible, sino que las expectativas en torno a esta iniciativa crecieron y se sobre-alimentaron, y es casi seguro que las mismas artistas lo sigan impulsando para que no deje de realizarse año con año.
Un acto como éste, no sólo contrasta con el nivel de violencia que existe en México hacia las mujeres, tanto física como de exclusión laboral, sino que va de la mano con las recientes luchas feministas en pro de los derechos de las mujeres, que en años recientes ha crecido a manera de movimiento social global.
Aunque en otros países este tipo de encuentros con sólo mujeres ya tiene años de suceder, como el Lilith Fair (Estados Unidos, 1997 a 1999 y en 2010), el Teta Fest (España, 2023), el Venus Fest (Canadá, 2017 a la fecha), el She Makes Noise (España, 2015 a la fecha), el Essence Festival of Culture (de 2001 a la fecha, para artistas afroamericanos, enfocados más a las mujeres), y en México hubo honrosos antecedentes (aquí pueden buscarlos), sin duda el Festival Hera HSBC sienta un importante precedente para la industria tanto nacional como internacional, sobre todo para Latinoamérica.
Si bien se extrañó muchísimo a Garbage (presente en el cartel de origen, pero tuvo que cancelar por una lesión de su líder, la cantante Shirley Manson), y quizá mucha gente habría esperado más variedad sonora, menos Pop, con un poco más de Rock, es comprensible que al ser una primera edición, era importante no fallar comercialmente, y ofrecer actos contundentemente taquilleros, para que pudiera sostenerse.
Y aunque quizá 45 mil no son los mismos números de un Corona Capital por ejemplo (con un promedio de 60 a 70 mil asistentes regularmente), es un buen inicio.
Lo deseable a futuro es que se vayan afinando diferentes detalles. Por ejemplo, que se incluya a más mexicanas en el cartel “grande” (igual se agradece que esta vez hubo actos alternos presentados por La Marketa, como Bloody Benders, Vondré, entre otras), y que sea más equilibrado el elenco respecto de otros géneros sonoros, pues de pronto se sintió muy similar la presencia de perfiles como Cabello, Kesha, Lovato o la misma Danna. No es queja precisamente, sino que se sintió menos variado. También estaría bueno ver a más mujeres instrumentistas, y no sólo cantantes.
Pero finalmente, el gozo y la libertad de expresión, el imponerse como entidades humanas llenas de fuerza, creatividad y cualidades musicales múltiples, fueron lo más importante. Lo lamentamos por todos los machines que siguen desacreditando el talento de las mujeres e incluso desdeñaron el asistir, porque se lo pierden. Poco a poco nos seguiremos imponiendo.