Travis Scott: Circus Maximus @ Explanada Estadio Azteca

September 23, 2024

travis scott circus maximus mexico city

Cortesía Luis Victoria Martinez @luisfye

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Cortesía Luis Victoria Martinez @luisfye

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Cortesía Luis Victoria Martinez @luisfye

Travis Scott: Circus Maximus
@ Explanada Estadio Azteca

Por Luis Arce @lsfarce

Travis Scott podría no hacer absolutamente nada sobre el escenario y aún así sería suficiente. Lo que el músico de Houston hace en vivo trasciende la idea de concierto. No es un frontman, tampoco un rapero o un maestro de ceremonias, sino todo eso en conjunto. Al verlo en vivo da la impresión de que entiende a tono lo que significa dar un espectáculo. Pertenece como Beyoncé, Kanye, A$AP, Kendrick o Drake (un espectáculo propio en ponerlos dentro de la misma oración) a la clase de entertainers que dominan todos los campos a través de los cuales transmiten su trabajo al público.



Los visuales, la escenografía, el montaje y la calidad de iluminación resultan apabullantes, aunque para este tipo de artistas que cuentan con todos los recursos, eso no debería ser sorprendente. Artistas así tienen el mundo a su disposición y lo saben: existe en su forma de encarar el espectáculo un control total de los momentos que ocurren. Nada se les escapa. Desde antes de subirse al escenario ya sabe que no dará paso en falso, que todo tiene que estar listo, que incluso el público tiene que tener un cierto grado de hartazgo para equiparar su ansias y sentir esa liberación extraña que conlleva mirar a tu ídolo tomar finalmente el escenario.

En fin que Travis Scott empieza. Lleva consigo a Stormy, su hija, en una videollamada y es lo primero que nos muestra: la razón por la cual se ha montado todo este personaje, toda esta conmoción tiene mucho que ver en última instancia con la necesidad humana de cuidar lo que más ama: su familia, su música, sus emociones. Aunque ya sabe, a calca, lo que va a hacer, igual le mete algunas ligeras variaciones, no cambia el guión si tiene que improvisar, ni se le enjabona el piso en caso de que la ocupación del recinto esté sólo a la mitad. Es dueño de su propia tierra. Y en este caso, aunque no haya sido el estadio (donde supuso que tocaría), Travis Scott entrega un performance que sólo los más talentosos y dedicados de la industria del entretenimiento pueden entregar. Hay unos visuales poco menos que icónicos, hay un trabajo de iluminación brutal y también una desquiciada atención por parte de un público compuesto tanto de madres que llevan a sus hijos menores de 15 años que de parejas de treintañeros y grupos de chicos en sus 20s que están aquí no porque les interese Travis Scott sino porque tienen que estar aquí. Igual me quedo con un tipo de audiencia: sus verdaderos fanáticos, que siempre lo escucharon pensando que verlo en vivo, por sí solo, en suelo mexicano, era poco menos que un imposible. En realidad son ellos quienes trajeron a Travis Scott más allá de la bocina.

Lo cierto es que artistas de este calibre están obligados a no decepcionar. Y no lo hace. Los grandes temas de ASTROWORLD, un par de Rodeo, un repaso profundo de lo que ocurre UTOPIA y covers de Future, Uzi y hasta un guiño a Playboi Carti salpimientan un setlist cuyo poder no cede incluso cuando el artista repite “FE!N” por sexta vez, así de grande es su dominio. El resultado es una presentación monumental. Es tan talentoso en vivo que hasta podríamos pensar que UTOPIA puede ser un álbum decente. No es. Pero sí es verdad que el concepto del álbum se completa con la presentación en vivo. Acá esa grandilocuencia adquiere un sentido más prístino, una transparencia que lo mismo revela al un artista que siempre tira a lo más alto que al ser humano que al final sabe que su trabajo es entretenernos.

Él vino al Azteca y le dieron el estacionamiento, eso, para Travis Scott, de ninguna forma es un problema, pues cuando toma el escenario, nosotros jugamos en su cancha.

Post escrito por: Luis Arce

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