Jay-Z + Kanye West
Watch the Throne
Roc-A-Fella Records
6.9
Por: Luis Arce (@lsfarce)
Álbumes como The College Dropout, Late Registration y el multiaclamado My Beautiful Dark Twisted Fantasy por un lado; por el otro; Reasonable Doubt o The Blueprint, producciones musicales que no pueden más que facilitar el énfasis en las expectativas que giran en torno a nuestra aproximación hacía Watch the Throne, expectativas dignas de los tamaños de estos dos gigantes del hip-hop. Encima de todo, Jay-Z y Kanye West ya gozan de un reconocimiento internacional desmedido, no sólo como músicos, sino que la crítica y el público también los reconoce como excelentes productores musicales. ¿Qué podríamos esperar de un disco en conjunto por parte de estos dos pesos pesados de la industria musical?
Bueno, en primera instancia: espectacularidad. La producción del álbum de hecho, si es majestuosa, cada pista es tratada con severo cuidado y presentada como una pieza única de albor y magnificencia, pulida hasta en sus más ínfimos detalles –hecho que también justifica la extraña vivacidad de la portada, que, al parecer trata de exhibir el disco como una pieza de oro sólido, literal. Este tratamiento tan cuidado de la producción, sin lugar a dudas es bien recibido, pues resulta difícil no sorprenderse ante trabajos de tan alta categoría como la pista inaugural “No Church in the Wild”. Tanto West como Carter –acompañados de un ejército de colaboradores, han puesto en este disco gran parte de los recursos musicales que, bueno, podrían haber puesto en un disco.
Durante el álbum lo único que se puede apreciar firmemente es un desfile ostentoso de técnicas de producción; pero la sustancia misma de la comunicación que podría esperarse de un álbum de colaboración simplemente se ahoga detrás de tanto ornamento. Son contadas las canciones en las cuales podemos hablar de seria colaboración, pocos los momentos donde Kanye y Jay-Z parecen hablar el mismo discurso; algunas pistas incluso nos orillan a pensar que para los dos músicos, conferir un álbum consiste en una acumulación deliberada de procedimientos musicales que ya han probado ser efectivos –como utiliza a Beyoncé. Es casi una estrategia de marketing, pero profundamente mal realizada; basta con darse cuenta de que el primer gran tropiezo del álbum ocurre en la pista número dos, con “Lift Off“, canción que sólo puede dejarte con una duda en la cabeza: ¿cómo se les ocurrió incluir esto? –ah, claro, Beyoncé.
Lo más lamentable, es que tal peripecia no sólo sucede una vez durante el desarrollo del álbum, “New Day”, o “Made in America” invierten más tiempo en refinamientos innecesarios, que en ejecutar todo su potencial. Lamentablemente son esta clase se cuestiones las que secuestran nuestro convencimiento para aventurarnos en un álbum con tan buenas credenciales.
La rapidez con la cual una pista se disuelve tras otra, no es siquiera un beneficio, en ciertos momentos atendemos a una definición estricta y tremendamente aburrida de lo que significa el hip hop mainstream, efecto que sólo consigue reflejar un cúmulo de ambiciones que se diluyen cada que la pista se reproduce nuevamente.
El disco está lo suficientemente trabajado, lo suficientemente decantado como para impresionar en una primera o segunda escuchada; pero cuando uno decide explorar severamente los estatutos y rincones explosivos de Watch the Throne, la impresión, es ciertamente otra; una mucha más decepcionante.
Aún así, el disco tiene momentos deslumbrantes, particularmente “That’s my B**ch”, “Murder to Excellence” o el primero sencillo “Otis”; pistas donde realmente podríamos asegurar que existe cierta comunión musical y sensitiva entre Kanye y Jay-Z.
De alguna manera, los niveles de producción y la potencia lírica del dúo se corresponden inexactamente con el gusto por trabajar en conjunto, pero casi como una gradación, Jay-Z y Kanye hablan un lenguaje común, que se dispersa en ideas, pero que nunca alcanza la estima sensible de un diálogo apropiado para el trabajo en conjunto.
MP3: Kanye West + Jay-Z + La Roux /// Thats My Bitch
Video: Kanye West + Jay-Z /// Otis
A consecuencia de la suculenta sobre exposición de los dos personajes, Watch The Throne puede pecar de cualquier cosa si se le ve con ciertos ojos. Cuando Nas edito Illmatic le tomaría años sacarse a los críticos de encima; Black Bastards nunca vio la luz del día hasta diez años después de su creación. Venga, hablamos de hip hop, un genero que esta en sus años de adolescencia y aun así replica los cimientos de la música negra; si en la actualidad nos apuntamos a revolcarnos en un expendio de lujo, violencia y estilo imaginario, ¿Por que no nuestra musica deberia reflejar lo mismo?
Si es que no estamos ante un disco de la cintura de, por ejemplo Daniel Dumille o Otis Jackson (o en si en cualquiera de la firma de Chris Manak) se habla de hip hop insuficiente, pero curiosamente hablamos ahora de dos personajes que se han emparentado de alguna manera, los dos con piedras angulares que detienen los últimos años y cuya influencia se extiende por demás. Watch The Throne fácilmente es la herejía que representa el Illmatic de nuestra generación.
Pingback: Reseña: Migos /// Culture II - Me hace ruido