Por Jorge Vigueras /// Fotos Salvador Bonilla (OCESA)
La presentación de Steve Vai se puede describir desde dos puntos de vista: Uno es el técnico y “clavado”, tratando de analizar cada nota en las composiciones del guitarrista; y el otro es el emocional, compartiendo esa experiencia de haber podido presenciar a un gran músico de increíble trayectoria, que no sólo demuestra virtuosismo en el instrumento sino también que da la oportunidad a la audiencia de experimentar a través de sonidos una sensación de viajar en el tiempo.
La calidez con la que la gente recibió a Vai es indescriptible. Tiene un fuerte grupo de seguidores que no dejaron de elevar los brazos y hacer movimientos de adulación al artista por la forma tan impresionante de tocar la guitarra.
El escenario fue extremadamente simple mostrando sólo una manta en la parte de atrás de la banda en el que resaltaba el dibujo de un ojo que parecía mirar a cada uno de los asistentes de anoche.
El carisma de Vai es ejemplar viendo cómo acentuaba las melodías de sus canciones con movimientos de cuerpo o gesticulaciones contagiando de una enorme emoción a la gente. Vai tomó pocas veces el micrófono para dirigirse al público para agradecerles, hacer bromas e incluso para invitar a un par de espectadores a “componer” una nueva canción junto con él y su banda.
Los músicos que lo acompañan en The Story Of Light Tour son el muy amigo de Nuno Bettencourt de la banda Extreme, Philip Bynoe en el bajo, quien se distingue por su gran tamaño de cuerpo y sonrisa, así como también por sus movimientos fuertes tocando acompañamientos de todo tipo pero principalmente funk; Dave Weiner en la guitarra de acompañamiento haciendo armonías junto con Steve, quien sobresalió por un solo en guitarra acústica mostrando una pequeña parte de su proyecto como solista; y finalmente en la batería estuvo Jeremy Colson, que sacó una batería improvisada al frente del escenario que parecía estar integrada por cubetas, haciendo asombrosos sonidos africanos y orientales.
El concepto general del show fue totalmente sicodélico con una duración de tres horas. De las canciones más aclamadas durante la noche fueron “The Audience is Listening” y “For the Love of God”, así como también “Rescue Me or Bury Me”, ésta última tocada con guitarra acústica e introducida por Vai como una canción de amor presumiendo que podía hacerlo habiendo sostenido un matrimonio de muchos años con Pia Maiocco, integrante de la chicas glam Vixen.
La intensidad del concierto se concentró a las primeras dos horas y después fue suavizándose e incluso en momentos “cansando” un poco a la gente haciéndola sentarse en sus butacas para recobrar energía.
Entre broma y broma, Steve Vai mencionó regresar a México junto con Joe Satriani como parte del G3 Tour 2014, esperemos sea cierto esto ya que siempre valdrá la pena ver al maestro y alumno tocar juntos en el mismo escenario.