Por Diego Álvarez Rex
Foto Ray Marmolejo (Bestia Festival)
Si bien el cartel fue originalmente recibido con mucha apatía (como ya es costumbre de cualquier festival que se jacte de serlo) al final la cantidad de personas abarrotadas en el Lunario del Auditorio Nacional, así como las familias enteras la Biblioteca Vasconcelos y en el “Coloso de Reforma”, es lo único que el encuentro artístico necesita para seguir creciendo dentro de la saturada oferta nacional.
Realmente no nos consta que los cientos de personas que llenaron el Lunario (en el que posiblemente la organización se tomó libertades con el aforo guiñándole al sobrecupo), realmente hayan sido con boleto pagado y no con cortesías o invitaciones, lo que sí podemos testificar sin tapujos fue que la recepción en escena para cada uno de los actos esa noche fue un unánime alarido de aprobación, misma para la presentación del órgano monumental un día después, que como dupla enfocada en la obra de John Zorn dejan ver un festival exitoso y que pasará a la historia con un cartel tal vez irrepetible pero sobre todo impresionante para los sentidos.
Originalmente concebido a suceder el mes pasado cayendo peligrosamente en las mismas fechas del Corona Capital, el encuentro se recorrió a inicios de diciembre para ahora caer al mismo tiempo que el Knotfest y Trópico, pero intencionalmente o no, la alineación del evento dispensó de las “bandas” locales como Monogatari, Annapura y (SIC) como en años pasados, enfocándose más en los “proyectos” y “ensambles” que jamás pudieron ver como competencia a los otros dos eventos mencionados para tomar el evento de los haberes “metaleros” que llenaron el año pasado la Estación Indianilla hacia territorios de “intelectuales” con lentes de pasta y camisa a cuadros.
La Bestia continúa y caminando y creciendo, pero vale también la pena resaltar que parece que no se termina de definir o cuajar el concepto del evento, ya que mientras que mientras sus distintas ramificaciones como los ciclos de cine en Cineteca Nacional y Cine Tonalá, así como Clínicas de Música y Sesiones parecen ir y venir, sus cambios de sede esporádicos y la naturaleza del talento que lo llega a componer no dejan ver un evento que logre cosechar un público o se muestre bien definido, aunque nadie ponga en duda su valor cultural, musical y de entretenimiento.
Klezmerson
Si bien muchos de nosotros los ubicamos como ligas menores dentro de la música balcánica local a comparación de la exposición y convocatoria de Paté de Fuá o Triciclo Circus Band, la realidad es que el ensamble de música judía tradicional en vivo siempre ha sido memorable, recordando presentaciones en Balagán Balcán de El Plaza Condesa o el Vive Latino de hace unos ayeres.
Presentando selecciones del álbum que la banda editó para el sello de Zorn a principios de este año que comprende composiciones de la serie Masada: Book of Angels, aunque no demostraron realmente los arreglos que en el álbum se escuchan como su distintivo sonido fusión, las ejecuciones de “Samchia” y “Zikiel” entre otras, que no rebasaron la media hora de repertorio, sonaron de modo extraordinario y fueron recibidos con un aplauso envidiable.
Abraxas
Liderados por Shanir Ezra Blumenkranz, Abraxas subió inmediatamente al escenario tras los capitalinos para presentar su álbum, Psychomagia, que bien se podría describir como un “despliegue de virtuosismo” e intensidad musical similar a Russian Circles o Pelican, es decir, la faceta más disonante de la música instrumental moderna, pero en el caso de Abraxas, su ejecución parecía ser precisamente eso, dejar sonar una escandalera como sí de lucirse se tratara.
A veces pudieron sonar a Jazz Rock y otras inclusive a la vieja escuela del Progresivo, pero aunque indiscutiblemente fueron acogidos por el público con gritos y hasta improvisado moshpit en la zona preferencial del recito, de modo objetivo su desplante musical pudo sentirse monótono por muy ruidoso que fuera ya que su saturación musical a veces también recordó a virtuosos como Satriani o Vai cuyo sonido a veces parece más autocomplacencia que incursión sónica.
Secret Chiefs 3
Una de las cartas fuertes del festival y sin duda uno de los mejores actos que ha visto desfilar en su corta existencia; presentando selecciones de la última instalación de los libros Masada, el ensamble también cambió de alineación para esta especial aparición, teniendo a dos de sus colaboradores originales, el violinista Eyvind Kang y el percusionista William Winant en escena para volver su actuación prácticamente histórica.
Aunque carecieron de su célebre atuendo encapuchado, la presentación del célebre ensamble liderado por un ex-Faith No More dio un perfecto ejemplo de lo que busca el festival, que es una mezcla entre la disonancia de la música alternativa y la escolaridad e intelectualidad de los músicos de escuela, en una selección que se caracterizó también por ser la primera vez que ese libro se presentaba fuera de EUA, y lo mejor fue que el público los recibió como si no hubiera un mañana, cosa que las enormes sonrisas en cada uno de los músicos bastó como agradecimiento.
Bladerunner Trio
El acto más esperado e indudablemente el más aplaudido, y es que por fin tras aquella lejana visita del compositor con su ensamble Painkiller hace más de diez años, tocaría el instrumento que lo hizo famoso: el saxofón.
Independiente a que la banda incluyera al productor y bajista Bill Laswell o al baterista fundador de Slayer (más Fantómas, PHILM, etc.), Zorn fue quien se llevó la noche y quien se encargó de liderar y llevar el no tan logrado ensamble a terrenos de la divinidad y el nirvana sonoro, ya que por un lado las contribuciones de Laswell a las piezas eran mínimas y prácticamente inaudibles, Lombardo se encargó de sencillamente tocar a altas velocidades sin dirección, sentido o forma, recordando aquellas horribles improvisaciones que caracterizaban a The Mars Volta en vivo con golpazos, guitarrazos y maromas que no llevaban a ningún lado.
El desgarrador alarido del saxofón de Zorn por momentos parecía querer cederle la batuta a Lombardo o a Laswell para que demostraran su magisterio pero al final más pareció querer dejarlos a su suerte para hacer valer su presencia y, efectivamente, lo mejor fue que Zorn encimara a los otros dos instrumentos para dos piezas contundentes y un encore con integrantes de Secret Chiefs 3 que disipó cualquier duda en porqué un festival entero habría de dedicarle no una sino dos ediciones a su trabajo.
John Zorn
Como concierto de clausura de un fin de semana inolvidable y rico en música, el debut en América Latina de la versión restaurada de El Gabinete del Dr Caligari sin duda fue un agasajo audiovisual ya que no solo el material quedó impresionante tras su labor de rescate digital dándole nueva vida al clásico del cine mundial, sino la musicalización de Zorn con el célebre Órgano Monumental quedó como anillo al dedo a tan escalofriante filme.
A pesar de que cerraron el segundo piso, la sección preferente y los balcones laterales para concentrarse en las zonas del lugar que permitieran una vista frontal y de calidad a la pantalla instalada en el escenario, muchos comentarios de aquellos en la zona más alta del primer piso fueron de rotunda frustración al no alcanzar a leer los subtítulos que traducían el filme alemán a español.
Faltó tal vez una despedida en voz propia del músico o un agradecimiento de la organización, pero reiterando la calidad y valor de la velada, el festival cerró con broche de oro y no queda más que especular e imaginar con qué sorpresa nos deleitarán el año entrante.
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