Por Alonso R @Rockmero25
Fotos Claudia Valenzuela
El pasado 3 de junio se publicó la última producción de Pedropiedra en las plataformas digitales. Ocho, título del disco, mezcla ritmos andinos, New Wave, mariachi y Pop generando una amalgama de sonidos que funcionan muy bien para la canción idealizada por Pedropiedra. Con el motivo de promocionar esta nuevo trabajo, visitó México, y tuvimos la oportunidad de entrevistarlo.
Ahora ya tienes cuatro discos, ¿cómo ves al Pedropiedra del primer disco?
Cuando uno empieza una carrera como solista no tienes nada que perder, uno cae parado. En el primer disco el tapete estaba nuevo, uno nada más pisa y deja unas huellas marcadas, con el segundo ya hay huellas en el tapete, tienes que pisar en otro lugar. El primer disco lo hice un poco de manera libre, súper catártica, es un disco que habla en exceso de mí, es como la narración de un personaje que cayó bien simpático, y me dio impulso para seguir trabajando, pero me di cuenta que este personaje no se podía sobre explotar, por lo que, en cada disco he tratado de no pisar los mismos pasos y creo que ahora con este disco, lo he logrado más que con los anteriores. Este es un disco más trabajado y me parece que es un trabajo mejor logrado, tiene muchos menos adornos innecesarios, Emanuel se iba en muchos paisajes sonoros que a mí me dan ganas de adelantar y que nunca los toque en vivo, no aportaban más que teñir de un concepto al disco.
El hecho de prescindir de estos adornos innecesarios ¿fue lo que originó un nombre simple para el disco?
Si, el motivo de ponerle Ocho al disco y ponerle una carátula tan genérica de fondo, que no dijera mucho, tiene que ver con decir que este es un álbum súper sencillo de ocho canciones, que incluso pensé en ponerle “cuadros”, “ocho canciones nuevas” o “nuevas canciones”.
Por la duración del disco me da la sensación de un EP
Por la duración no lo es, dura más de 35 min, pero originalmente fue pensado como dos EPs: uno el año pasado y otro en este. Uno cuando salió “La Balada de J. González” y el otro ahora, pero finalmente me fui atrasando y con las rolas que junte dije: “¡Mejor hagamos un disco!” y saqué las canciones que sobraban, dejando solo las que me tenían más contento, esto al final es un intento de seguir perfeccionándome como disque autor.
Pero claro que eres un autor, Emanuel se notaba como más integral a comparación de los dos primeros discos, el hilo conductor fue el misticismo, para Ocho ¿cuál fue el hilo conductor? ¿qué fue lo que unió las canciones que terminaron quedándose?
La melancolía de las melodías y que las canciones hablan más o menos de los mismo, así como lo aterrorizante que resulta la vida en la ciudad y como uno se aferra a los afectos para poder sobrevivir en ella. Son cosas que me di cuenta ya entrando a mi adultez definitiva, tengo 38 años ya, tengo esposa, tengo un hijo, y también cambiaron mis hábitos.
Cambian completamente los hábitos cuando tienes hijos, ¿cómo pudiste mediar tu trabajo como músico, la vida familiar y producir música?
Uno ya no se va de fiesta, te quedas mejor en la casa. Ya no juego Playstation, este disco lo tuve que hacer en mis ratos libres y no hay nada que hacer pues la familia esta primero, me gusta que sea así, me gusta estar ahí y si la música sufre una merma en la cantidad de tiempo que puedo dedicarle, bueno pues será. De a poco me voy readaptando y nos demoramos exactamente un año con dos días en hacer este disco desde que entramos a grabar hasta que termino, quede súper contento.
Es increíble como uno optimiza sus tiempos cuando tiene hijos, 7:30AM uno está ya sentado ahí, te llevas al niño a la guardería y aprovechas hasta que vuelva el lobo, es genial. Estas relaciones nuevas y este amor nuevo te dan hartas ideas para hacer canciones y te produce también nuevos temores y nuevas cosas que son buenas para ponerlas ahí.
Ya que lo mencionas, se nota ese temor de que eres responsable de una vida en algunos de las letras de Ocho
De eso se trata exactamente la canción “Era tu vida”, es como imaginar que tu hijo va a quedarse huérfano y no vas a estar ahí para hacer que su vida sea, pues sabes que no puede estar mejor que con sus padres.
Ocho se ve simple pero se nota todo el trabajo que hay detrás. “Todos los días” se siente muy ochentera, tiene muchos guiños al pop de Michael Jackson
Son canciones, soy un músico simple, no soy un músico de concepto, lo mío son las canciones y melodías y tratar de darles un color sonoro parecido, pero no más que eso, me cuesta entrar ahí, a la onda del concepto. Para “Todos los días” pensé mucho en Talking Heads, en Remain In Light, también tiene algo de los 80s, como de Soda Stereo. Es muy 80s, sobre todo por los sintetizadores y porque desapareció el solo de guitarra, en este disco no hay Blues, algo que estaba muy presente en mis discos anteriores, eso lo saqué porque ya estaba sobre explotado y también ya era una flojera mía, pues siempre hacia verso coro y un solo de guitarra, que es la escuela de haber estado tocando en bandas de rock clásico de los 60s y 70s.
Te gusta mucho estar probando, ¿qué cosas nuevas probaste en este disco?
Puse aprueba mi registro vocal, en algunas canciones cante más agudo, lo hice porque algunas de las canciones son triste, cuando la voz es más aguda provoca un sentimiento más alegre, piensa en los Bee Gees, piensa en los coros, digo guardando la distancias, pero la voz aguda tiene algo que te levanta. También probé una composición tradicional en las canciones, Verso A, Coro, Verso B, Coro, y con las melodías trate de hacer canciones menos extrañas, canciones más amables, trate de hacerlas menos antojadizas, haciendo canciones que considero canciones de verdad, haciendo tributo como a las canciones de José José; por ejemplo, te podría cantar “Lluvia sobre el mar” como Bolero y pasaría. Esta estructura me exigía no desvariar, hacer canciones que se pudieran tocar con un solo instrumento, fácil , “Granos de arena” del disco pasado, no la puedo reproducir si no es con una banda de seis personas. Ahora fui donde Evaristo Corona “El Golfo” y me pidieron que tocará una canción y canté “Todos los días” pero en un plan Folk con la guitarra y funcionó.
Es muy interesante cuando exploras caminos distintos de las canciones y ves de que otra manera pudieron ser
¡Claro! Estas canciones pasaron por muchas versiones, esa es una de las razones por las que me tarde tanto, la diferencia de este disco con los otros es que le dediqué más tiempo para producirlo y también Felipe Castro, el productor que trabajo conmigo, fue súper exigente, me decía cosas como: “Ese verso está más o menos, le falta, hazte otro”… hacía otro y me decía: “Todavía le falta hazte otro”. En varias canciones pasó eso, en “Todos los días” y “Lluvia sobre el mar” fueron canciones donde di varias vueltas antes de terminarlas, no salieron de manera tan espontánea, las trabaje a conciencia.
¿Qué fue lo que más te gusto de hacer este disco y cuál es tu canción preferida?
Las letras fue lo que me dejaron más contento en este disco y “Matando el tiempo” es mi preferida, es la última canción porque esa canción expresa perfecto de que se trata el disco, es una cuestión del tedio de la vida. Esta buena como canción de cierre con un fade largo, haciéndose chiquita. También fue un logro lo de la guitarra, la guitarra eléctrica fue el último ingrediente que le pusimos a todos los temas que tienen guitarra. Era muy guitarrero, deje de escuchar guitarra por evolución propia, por la necesidad de ir escuchando cosas distintas y al final eso se refleja en el disco.
En cuanto a la parte técnica del disco, ¿qué fue lo nuevo que probaste?
Nos fuimos a grabar el disco en una casa en Valparaíso, el puerto más cercana de Santiago, despejamos toda la sala y la llenamos de instrumentos, de cables, de cosas, ahí hay un piano bien antiguo y ese piano lo grabamos, incluso aparece en varias rolas. Usamos una caja de ritmos como en “La Balada de J. González” que se llama Tempest, que suena súper bacán. Esa también la mezclamos con una batería real para dar una textura súper bacán, usamos muchos sintetizadores vintage para lograr sonidos más personalizados, pero técnicamente fue un proceso que se dio bastante natural y sin imponernos que sonara de cierta manera y contamos con un invitados súper bacán que es Fernando Samalea, él tocó la batería, esa es otra de las conexiones 80s que tiene el disco, porque fue baterista de Charly Garcia y Gustavo Cerati, de hecho él estaba con Cerati cuando le dio el infarto en Venezuela. También tocó el bandoneón en “Rayito/olita”. En el fondo yo quería que el disco no se pareciera a los anteriores y creo que se consiguió.
Si, lo lograste, el primero y segundo disco se parecen mucho pero los dos últimos son muy diferentes
Sé que todos dicen: “Éste es mi mejor disco”, pero en verdad este es el que más me gusta y mirando los otros está más redondo, mejor logrado, sin nada innecesario. No dije nada que no quisiera decir, directo pero enigmático en las letras y musicalmente más fácil de escuchar, contradice estos tiempos de la inmediatez con sus 30 minutos de duración, ya que prestar atención a algo durante treinta minutos es difícil en estos tiempos, bueno al menos a mí me cuesta, soy súper disperso.
Mencionabas “La balada de J. González”, ¿qué sentiste cuando te enteraste que estaba nominada a Mejor Canción del Año en los premios Pulsar?
Medio una cosquillita cuando me enteré que estaba nominada, pero un premio no hace mejor una canción.
¿Qué pasa cuando una canción que es muy personal se vuelve importante para la gente?
Es que esa canción tiene una importancia especial para la gente que ama a Jorge, porque es un retrato de él. Traté de hacer un retrato de él con esa canción, de la persona que es y de lo que yo he llegado a conocer de él, creo que al fan de Jorge González le cayó bien, porque también viene el dato de que esto está contado por alguien muy cercano, de un fan infiltrado, yo creo que fue un acierto vestir la canción con arreglos latinoamericanos y medio ciencia ficción , porque el alcance de él es Sudamérica, como todo el cono sur, Perú , Bolivia, Colombia, Ecuador, Uruguay, todos los países que recorrimos con él tocando. El sonido de Sudamérica para el mundo es un poco el charango y la quena, la cuestión andina, más que lo amazónico o lo brasileño. Una anécdota que me contó Jorge fue que cuando estaba grabando “Tren al sur” con Gustavo Santaolalla en Los Ángeles, Gustavo dijo: “Pongamos un charango”, y Jorge dijo: “No, pero si el charango es del norte de Chile”, y Gustavo le dijo: “Para ti es del norte pero para el resto del mundo el charango es del sur”, entonces por eso los ritmos andinos en la canción y creo está súper lograda, de las canciones que he hecho es la que mejor suena.
Viendo la portada del sencillo “Todos los días”, me surge una duda, ¿qué prefieres más gatos o perros?
Prefiero gatos porque no los tienes que sacar a pasear, son independientes, pero los perros me parecen mucho más simpáticos, a los gatos los amo y los odio, son súper aprovechados. En la sesión del sencillo, se apareció el gato y empezamos a usarlo, también el gato es como un ocho cuando lo dibujas, por cierto, tuve un gato que se llamaba Ocho, que era negro y le pusimos así por la bola ocho del billar.
Entonces a pesar de que Ocho fue un nombre sencillo, tampoco fue tan fortuito
Exacto, también tiene que ver con el número 8 que cuando lo giras simboliza el infinito, que es una idea que también me a fascinado y aterrado por igual.
En Ocho se nota un ingrediente de protesta.
Ocho tiene algo de eso porque hay harta queja, al hecho de que estemos todos detrás de la pantalla y tan fascinados con esta cuestión tecnológica, fascinante y patética, la facilidad de las comunicaciones, todo se hace súper exigente también. Cuando éramos chicos había un teléfono en la casa, te llamaban y te decían: Nos vemos mañana a las 4 en esta esquina”, y listo eso era, ahora te la pasas cambiando los planes, se está moviendo todo y se hace todo un vértigo del que quizá no gusto porque ya me estoy haciendo viejo, pero tampoco quiero ser como el que se está quejando de que antes todo era mejor, pero sí creo que el mundo va encaminado al desastre ecológico y eso es de lo que trata la canción “Rayito/olita“. En el primera estrofa, habla del ser humano en general, de cómo va arrasando, la canción dice: “He pasado por la selva con el machete en la mano y la petaca llena”, y luego: “Subí por el cerro a la piscina cochina cerca del yacimiento”.
Chile es un país minero hay muchos tranques de relaves, que son estas albercas donde echan toda la basura y cuando el terremoto, una de esas se rompió y arruino todo un valle, son esas cosas que realmente duelen de solo escucharlas, de eso habla este tema y al final me imagino que cuando todo se vaya al demonio, todo quedara cubierto de agua con mucho sol, como en la película Waterworld.
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