RPM: 20 años de Pinkerton de Weezer

September 8, 2016

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This is beginning to hurt:
20 años de Pinkerton de Weezer

Por Ernesto Acosta Sandoval @erniesandoval_

Pinkerton huele a desesperación. Huele a hartazgo y a no querer saber nada del mundo. Rivers Cuomo y compañía habían experimentado frontalmente el trancazo de la fama dos años antes siendo todavía muy jóvenes. Y no sabían ni qué hacer. Y eso es Pinkerton. Es escapar a un lugar sólo de ellos en el que nadie más es bienvenido.

Por momentos, Pinkerton suena más Grunge que lo más Grunge del momento. Es la antítesis total del primer disco. Como si quisieran bajarse de la ola y sonar lo menos amigable posible a propósito. Pinkerton es Cuomo asqueado de la vida de rock star (“Tired Of Sex”) inscribiéndose a la universidad y caminando por el campus preguntándose si lo reconocerían (“The Good Life”), pero a la vez despreciando eso y confrontándose con su soledad mientras se pregunta si tiene el valor de invitar a una chica que conoció a un concierto de Green Day que le confiesa que jamás los ha escuchado (“El Scorcho”). Es el sonido de Cuomo enamorándose de una fan japonesa que le escribió una carta y dándose cuenta que nunca la conocería (“Across The Sea”), todo para volver a verse a sí mismo como este ente solitario en medio del torbellino de la fama. El tipo de dolor que resuena en las diez canciones que lo componen difícilmente es explorado por ninguna banda. La disección que el grupo hace de la fama pocas veces se menciona y se exhibe así. No es un álbum de fácil escucha ni tiene ganchos pegajosos, ni melodías memorables, ni es digerible. Cuando yo pienso en él, la sensación es más bien amarga. Es desesperanzador y oscuro. No hubieras querido tener a Rivers Cuomo cerca de ti en 1996.

El álbum resulta tan duro y confesional que, a la fecha, Weezer rara vez regresa a él en vivo. Los demonios que Cuomo traía adentro fueron exorcizados con tal volumen y tal honestidad que no es necesario, quizá es mejor dejarlo por la paz. Lo que sí es que fue el disco que los estableció como una banda mucho más seria de lo que pintaba su debut homónimo y los sacó del lugar de posibles one-hit wonders.

Pinkerton es el equivalente sonoro a una novela de crecimiento. Puedes ver cómo Cuomo se va desprendiendo de capas de inseguridad y frustración conforme el álbum avanza para terminar en una nota un tanto más ligera con “Butterfly”. De la misma manera en la que el tiempo ha ido poniendo cada cosa en su lugar, y de ser duramente criticado en su lanzamiento, se ha convertido en una obra maestra por su propio mérito: por la fuerza de su interpretación, por su honestidad y por su naturaleza salvaje que raya en la ebriedad. Pinkerton queda, pues, como un cuento cautelar para todos aquellos que aspiren a la fama y a la vida del rock star.

Post escrito por: Ernesto Acosta

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