Por moonman
Si esto fuera una película llamada Feist en México, llegamos a la segunda parte. Antes de narrarles cómo sigue la historia, les recordaremos la imagen final de la primera parte: Al final de las tres presentaciones que tuvo en el Teatro Fru Fru, gran parte del público subió al escenario compartiendo su alegría -y generando un poco de temor en ella por la exorbitante muestra de cariño-, dándole una experiencia inolvidable que originiaría un crush con México.
Como preludio, hubo un segundo acercamiento cuando se decidió que las tierras mexicanas serían el escenario ideal para el video de “The Bad In Each Other” de su álbum Metals, el cual no pudo traerlo en su gira pasada. Pero para arreglar eso, decidió que México sería el punto de arranque de su más reciente gira para promocionar Plaesure, un álbum que dos días antes estrenó mundialmente.
Este material fue tocado en su totalidad, en el mismo orden del disco, con la nueva banda que formó especialmente y que, como ella dijo, era la segunda ocasión que tocaban juntos en un escenario. Esas canciones recién nacidas tuvieron un nuevo nacimiento al ser tocadas sobre el escenario. Lejos de mostrar timidez o ingenuidad, proyectaron toda su personalidad mientras se escondían y mostraban entre las penumbras que hubo en el Teatro de la Ciudad, que combinadas con los tantos meses que tuvo Leslie Feist en el estudio de grabación y sus rincones favoritos, daba una sensación de querer sacudirse esa intimidad para darse cuenta de que las canciones estaban dejando de ser de ella. Desafortunadamente es muy pronto para pedirle a la audiencia que siga un coro, esto será cuestión de tiempo para que la gente las adopte y las proyecte de vuelta a su creadora.
Una de las canciones que me llamó más la atención, fue “Lost Dreams“, la cual refleja a la perfección esta nueva era: intimidad y sencillez, pero que no es dócil y no busca una caricia fácil en la frente, más bien quiere que la admires y te des cuenta de su fortaleza cuando quiere que lo haga.
Gran parte de este material es como ver una tormenta eléctrica en la noche: de repente los relámpagos te advierten que está ahí, lista para desatar su furia, pero nunca llega ese trueno que te levantará de tu asiento como un tic nervioso.
Feist nos mostró dos increíbles lados artísticos que posee: desde los cantos dulces que se iban encimando creando un remolino vocal, hasta esa-forma-de-hablar especial que tienen algunos guitarristas que parecen que están hablando su propio idioma. Esta dualidad encantó a todos los presentes, ya que pocas artistas femeninas (como St. Vincent) logran proyectar al decirnos “no todo es dulce, cariño”.
Pasado el nervio de tocar el álbum nuevo, Feist (ensayando su español) invitó a todos a bajar y acercarse a ella para mostrar algunas de sus clásicas de su discografía reversionadas. Tal fue el caso de “1234“, que lejos de poseer su esencia Pop que la catapultó al éxito, estuvo en las garras de Pleasure y la escuchamos bajo ese filtro. “A Commotion” fue brutal, “My Moon My Man” y “Sea Lion Woman” también fueron como ver a ese amigo de la escuela pero en versión más madura, mientras que “How Come You Never Go There” pro su parte era como ver a ese amigo que nunca va a cambiar.
Feist tiene la cualidad de hacer mucho con muy poco y Pleasure es muestra de ello. Si aún no tienen boleto, les recomendamos que vayan, vale mucho la pena vivir la experiencia.
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