Por Diego Álvarez Rex
La racha de buena suerte para los sobrevivientes de MTV y el Punk Rock de los 90s llegó a un momento cúspide anoche, y es que tras The Offspring, Rancid, y hasta las promesas de Green Day y un Warped Tour en nuestro país, el debut de At the Drive-In en México fue algo para recordar y llevar en el corazón.
La relación de la dupla Omar Rodríguez/Cedric Bixler con México no data realmente de los tiempos de At the Drive-In, sino hace un poco más de diez años el fenómeno de The Mars Volta tuvo a muchos pubertos con pantalones entubados y chinos casi al mismo nivel de idolatría que otro sector del consumidor musical alternativo nacional se disfrazaba de Julian Casablancas. Desde su debut con ese proyecto pasando por Antemasque, Vato Negro y el horrible proyecto llamado Bosnian Rainbows, el nombre del primer grupo que pusiera a la dupla en el mapa siempre fue creciendo y volviéndose un deseo de visita a nuestro país que en general todos sentían imposible. Muchos creían no ser una cantidad suficiente de fanáticos que atrapara el interés de promotores locales, o siquiera un tipo de banda que es común ver por acá, pero después de Glassjaw, Bane y hasta Dashboard Confessional era cuestión de tiempo que un promotor se armara de valor.
En su ahora “tercer advenimiento” que, lastimosamente carece de su guitarrista original, Jim Ward y que curiosamente nos llegara a visitar dos ocasiones con su proyecto Sparta, el conjunto de El Paso de menos trajo un material totalmente nuevo bajo el brazo que el público pareció aprenderse de manera rigurosa a tan solo unos días de ser estrenado y poder cantarlo a todo pulmón dentro del Pepsi Center WTC. Al inicio del show la calidad del sonido dejó mucho que desear, inclusive la guitarra de Omar pareció hacer corto circuito durante la primer tirada de canciones porque tuvo que reemplazar tanto cable como instrumento una vez tras otra, pero la batería de Tony Hajjar se encargó de no romper el momento de tensión creando puentes entre canción en canción que jamás dejaron caer el momento tan épico en que sonaron casi pegadas “Arcarsenal”, “Pattern Against User” y “Sleepwalk Capsules” en un set preparado especialmente para la noche.
A pesar de la gran energía que desbordó la banda con todo y la pronunciada papada de Cedric y por supuesto, los años encima de girar constantemente en una banda u otra, es de reconocer que de los grandes momentos del concierto que a pesar de no haber sido de una convocatoria que se pudiera decir “medio lleno” pero tampoco “medio vacío”, las piezas lentas como “Invalid Litter Dept.” y “198d” fueron de las más desgarradoras para muchos. Gritos y cervezas voladoras durante cada nota dejando ver que para muchos treintones que seguramente si siguieron a At the Drive-In en sus años de vídeos en MTV y Much Music, si era el sueño hecho realidad.
Casi una hora y media que logró abarcar gran parte del Relationship of Command y al menos un tema tanto de In/Casino/Out y Vaya, la banda fue de pocas palabras como de costumbre, pero los gritos y votitoreos del público fueron quienes realmente hicieron todo el ruido. De esos grandes conciertos que ya cada vez son menos fáciles de presenciar ya que a lo largo de los años las promesas se cumplen y los sueños musicales se van logrando, pero sin duda este debut fue de esos parte-aguas en las vidas de muchos.
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